La baya más popular del mundo y una de las más dulces, la fresa , puede desplegar un abanico de sabores asombroso, que va de las notas especiadas, a las frutales pasando por las mantequillosas. Por eso, forma una pareja tan armónica con los lácteos. Con la nata tiene una afinidad muy especial y cuando se adereza con azúcar su jugosidad natural se multiplica por mil. Enmarcamos estos tres ingredientes en un esponjoso y ligero milhojas de bizcocho y nos transportamos directamente a los veranos de nuestra infancia. Nuestra receta no es complicada, pero para elaborarla necesitarás algo de tiempo y una espátula, una manga pastelera con boquilla estirada, una batidora eléctrica con varillas y papel sulfurizado. Si no dispones de tiempo, prueba esta sencillísima tarta de fresas con nata montada. Si te sobra mucha fruta y es verano, prepárate un refrescante gazpacho de fresas o estas sencillas galletas de fresas y queso de cabra como canapés. Variantes del milhojas de bizcocho con fresas y nata Extiende un poco de mermelada de fresa encima de la capa de bizcocho e intensificarás el sabor de las fresas. Como decoración final, puedes esparcir un poco de piel de limón rallada, unas pizcas de canela o moras, arándanos y frambuesas frescas por encima. Si no tienes azúcar avainillado, sustitúyelo por unas gotitas de extracto de vainilla o por semillas de una vaina.