Esta receta es pura magia . Por un lado, los aromas de mar de los mejillones se funden con el dulzor frutal del azafrán y del vino blanco . Por el otro, la salinidad del marisco armoniza a la perfección con el sutil amargor de las hebras y la frescura del estragón. Además, se elabora en tan solo media hora y en pocos pasos. El azafrán da un color inconfundible y muy apetitoso a cualquier plato, de ahí que sea una de las especias más valoradas en la gastronomía. Sin embargo, hay que usarlo siempre en pequeñas cantidades porque su sabor es muy intenso. Si lo compras en hebras, tuéstalas ligeramente en una sartén sin aceite. En caso de no tener tiempo, úsalas sin tostar, pero machácalas un poco en el mortero para aprovechar todo su potencial. Si el marisco especiado es tu debilidad, prueba los mejillones con salsa de pimentón , las crepes rellenas de gambas y mejillones al azafrán y los mejillones con espuma de tomate . No te decepcionarán. Variantes de los mejillones con salsa de azafrán y vino blanco: A falta de estragón, puedes usar albahaca, mejorana o perejil. El sabor del plato cambiará sutilmente pero también estará delicioso. Para intensificar el sabor de la salsa, añade un par de hojas de laurel a la cazuela. Remata el plato con un chorrito de zumo de limón y una pizca de pimienta negra justo antes de servirlo.