Que fabada viene de "fabes" (alubias) es una obviedad en la que no todo el mundo cae. Esta alubia vino de América y echó raíces en Asturias, y como el maíz, lo hizo con identidad propia, en una tierra que la recibió con los brazos abiertos y la lumbre encendida. Para el forastero es un potaje vinculado al ámbito rural, pero en realidad no es una elaboración diaria, sino un plato festivo y hospitalario que el viajero fácilmente encontrará en su mesa. La faba asturiana presume de indicación de origen, no solo por la variedad que se da en el Principado, también por su cultivo tradicional . Es una legumbre que pide mimos, a la que no le gusta crecer sola, por eso se intercala con el citado maíz o bien se emplean tutores de eucalipto, castaña o avellano para que no acabe reptando por el suelo. Su trilla, recolección y selección también precisan de esmero y manos veteranas. La faba forma parte de la artesanía agroalimentaria de Asturies y su recetario no se puede entender sin ella. En Casa Marcial , la fabada es heredera de la tradición, pero sobre todo es fiel al terruño, pues toda su materia prima es autóctona. Una novedad: su fabada también tiene alma viajera, como aquella faba original que cruzó el Atlántico, porque desde el restaurante envían los ingredientes a toda España para que puedas aproximarte al sabor de La Salgar . Gracias a la generosidad de Esther y Nacho Manzano , aquí tienes su apreciada fórmula . Después de cocinarla y probarla, solo podemos corroborar que, aunque no lo diga la receta , necesitarás pan... Consejos: El agua importa. Siempre. Cuanto más en aquellos guisos, sopas y potajes donde los sabores se transforman e integran. Si el agua local es buena, con poca cal e insabora, adelante; de lo contrario, es esencial que emplees agua mineral tanto en el remojo previo como durante su preparación. La morcilla asturiana es fundamental, debido a la cebolla que se emplea, dulce y con baja acidez. Es uno de los ingredientes que marcan la diferencia con otras fabadas que no tienen en cuenta ese punto dulce, valioso para contrarrestar la sal que aportan el resto del compango.