Los boletus son un regalo de la naturaleza pero tienen un tiempo de vida muy limitado. Por eso, cuando llega el otoño hay que aprovechar para comerlos frescos y disfrutar de su delicioso sabor. El resto del año habrá que conformarse con comerlos congelados o en conserva . Estas setas se pueden cocinar de múltiples maneras, en un simple salteado son una auténtica delicia, pero desde unas croquetas a un arroz lucen mucho más gracias a ellas. En esta ocasión lo que te proponemos es hacerlas en forma de crema. Para ello, te sirven tanto si las compras congeladas (y las descongelas adecuadamente) como si las compras frescas. Las hemos combinado con champiñones porque su sabor es más suave que el de otras setas y aunque aportan matices, dejan al boletus brillar. Para 'engordar' la crema hemos recurrido a la clásicas patatas y para cocerlo todo, a un buen caldo de carne. Te sugerimos que, si puedes, prepares previamente un caldo casero de buey, con una cocción muy larga y lenta para sacarle todo el partido y enriquecer tu crema aún más. Como en casi todo este tipo de elaboraciones , los lácteos cobran vital importancia. La leche corriente y la leche evaporada son la opción más ligera para las cremas de todos los días. Sin embargo, como lo que buscamos con esta es un sabor espectacular , nos hemos decantado por la nata líquida para cocinar. Por eso también el queso que hemos elegido es uno de los mejores del mundo, el parmesano. Aunque tampoco sería un problema cambiarlo por un buen queso curado. Consejos: ¿No encuentras boletus por ningún lado? Aunque sea temporada, si no ha llovido lo suficiente, a veces es difícil dar con esta seta. Lo que te proponemos es que los cambies por otro hongo con un sabor potente como pueden ser las shiitake o que busques uno de esos mix con distintas setas de otoño que suelen estar disponibles en los supermercados. No pasa nada si son congeladas. Otra opción es recurrir a setas desecadas. No es la más frecuente pero dado que vamos a hacerlas en crema no hay problema. Lo primero que habrá que hacer es rehidratarlas sumergiéndolas en agua durante unos minutos. Después, ya puedes saltearlas primero y cocerlas después igual que harías con unas setas frescas.