¿A quién no le apetecen unos churros bien calentitos? Crujientes por fuera y jugosos por dentro son una auténtica delicia para el paladar. Si siempre los vas a comprar a la churrería porque nunca te has atrevido a hacerlos en casa, ahora es el momento de ponerte manos a la obra y elaborar tus propios churros caseros. Y si vienen invitados a tomar el café, no dudes en ofrecérselos. Seguro que los sorprenderás gratamente. Hacer churros en casa no tiene ninguna complicación. Realiza la masa tal y como te contamos en la receta y cuando esté espesa, suave y homogénea, ponla en una manga pastelera de boquilla estriada. Y para que la fritura sea un éxito, vierte abundante aceite en una sartén grande y honda y fríe los churros por tandas. Así la temperatura del aceite no bajará y los churros quedarán perfectos. Luego, cuando estén dorados, retíralos, colócalos sobre papel absorbente de cocina, espolvoréalos con un poco de azúcar y sírvelos enseguida. ¿A qué solo con pensar en ellos se te hace la boca agua? Si te ha gustado está receta, también te encantarán los churros de calabaza con chocolate a la taza y si buscas más ideas para la hora del desayuno, no te pierdas los minicruasanes bañados en almíbar o los dónuts caseros . Consejos y variantes para los churros clásicos con azúcar Para realizar esta fritura, utiliza un aceite de oliva suave . Tamiza la harina antes de añadirla a la mezcla de agua, sal y mantequilla. Así el churro no sabrá a harina cruda. Y para hacer la masa, utiliza siempre agua hirviendo. Si quieres que todavía estén más ricos, funde un poco de chocolate negro o con leche al baño María y sumerge el churro hasta la mitad. Quedarán buenísimos. Si has hecho muchos churros, los puedes congelar . Luego, solo tendrás que freírlos sin necesidad de descongelar.