Las calderetas de cordero son platos que están llenos de sabor allá donde se preparen y aunque se trata de un guiso que traspasa fronteras, hay ciertas peculiaridades entre unas y otras zonas. Esta receta en concreto es típicamente extremeña y nos gusta porque saca a relucir lo mejor de una gastronomía que a veces puede pasar desapercibida pero que tiene unas recetas espectaculares. La carne idónea para esta preparación es la que cuenta con la indicación Geográfica Protegida cordero de Extremadura, claro. Procede de ejemplares de la raza autóctona merina sacrificados antes de los 80 días con un peso entre 20 y 22 kilos. No obstante, si en tu zona no la encuentras, puedes optar por carnes autóctonas. El resultado será muy similar con la ventaja de ser productos de proximidad. ¿Y qué es lo que tiene de particular este guiso? Que además de carne de cordero también lleva hígado . Una peculiaridad que encantará a los amantes de la casquería pero que puede generar reticencias en los que no lo son tanto. Si este es tu caso, prescinde de él la primera vez que prepares este guiso y, si te enamora como estamos seguras que hará, la próxima vez que lo prepares atrévete a ponerle un poco de hígado. Consejos: Muchos guisos de carne tradicionales suelen tener un puntito picante . En este caso puedes conseguirlo agregando una guindilla en el momento que añadas el líquido para cocinarlo todo. Acuérdate de buscarla y extraerla en el momento de servir para que ningún despistado pase un mal rato. ¿Te ha quedado el caldo demasiado líquido? Para espesarlo un poco, se pueden añadir unas almendras fritas al majado . Así tendrá más consistencia y además cogerá un matiz muy interesante entre todos sus sabores. El guiso quedará más aromático si se agrega una pizca de comino. Puede ser en semillas, en ese caso lo pondremos en el majado para que desprenda bien todo su rico olor. Si solo tienes en polvo puedes incorporarlo al caldo directamente y remover bien o, del mismo modo, integrarlo en el majado.