Los bizcochos de soletilla son ligeros y tienen un sabor muy suave y es que, básicamente, se preparan tan solo con tres ingredientes: huevos, harina y azúcar . No tienen demasiada complicación salvo la de que hay que separar las yemas y las claras y montar estas últimas pero eso, con un robot de cocina o incluso unas varillas eléctricas, no lleva nada de tiempo. También hay que tener un poco de cuidado cuando mezclemos el resto de ingredientes con las claras a punto de nieve para que no se baje su volumen. Esto se consigue de manera sencilla haciendo movimientos envolventes con una lengua de cocina (y con algo de paciencia). El resto no tiene ningún misterio. Simplemente hay que introducir la masa en una manga pastelera para formar los bizcochitos y hornearlos espolvoreados de más azúcar. Estos bizcochos se pueden servir, por ejemplo, como merienda para tomarlos con café o té, pero si por algo son conocidos es por ser los bizcochitos con los que se prepara el tiramisú. Habitualmente los compramos ya preparados y luego los remojamos en café y los bañamos con la crema de mascarpone. Pues ahora también podrás hacerlos tú y darles la forma que desees para que el tiramisú te quede por fin perfecto . Consejos: En una preparación como esta en la que buscamos un resultado lo más fino posible en la masa es importante no saltarse el paso de tamizar la harina . Muchas veces lo ignoramos porque vamos con prisa (y en general tampoco es un drama si no lo hacemos) pero aquí no lo puedes ignorar. Usa un colador fino y ve dando toquecitos poco a poco. Vigila el horno para que los bizcochitos no se doren de más pero no lo abras o podrías cortar la cocción y el resultado no sería el esperado. Tienen que quedar con una costrita muy fina por arriba pero no dorados.