El bizcocho borracho es uno de los productos más tradicionales de Guadalajara junto a la miel de Alcarria. Como su nombre indica, el bizcocho está emborrachado con un almíbar a base de vino dulce y se sirve en porciones individuales. Se remonta al siglo XIX cuando ya se elaboraban estos “ pastelitos borrachos ” y empezaron a tener difusión por todo el país, convirtiéndose en un producto turístico del compra obligada al visitar la zona. Normalmente cada porción va envuelta en su papel o cápsula tipo magdalena alargada y antiguamente se vendían en unas tradicionales cajas de hojalata. De bocado suave y dulce –el alcohol no molesta en absoluto– son una delicia perfecta para una merienda o acompañar un café. Tan fácil de hacer como un bizcocho y con el único secreto de preparar un buen almíbar para empaparlo bien. Si te gustan los dulces con licor, no dejes de probar las rosquillas de anís , los huesillos extremeños (también con ese licor) o el clásico tiramisú con amaretto . Consejos para tus 'borrachitos': El alcohol de este postre no se evapora como pasa con otras elaboraciones en la cocina. Por tanto hay que vigilar si los niños prueban el bizcocho. Deja los huevos a temperatura ambiente al menos media hora antes de utilizarlos para que sea más fácil montar las claras. Si no encuentras vino de Montilla o Moriles, puedes usar cualquier otro vino dulce como la mistela. Este bizcocho no lleva levadura porque la gracia es prepararlo en un molde rectangular y que no suba demasiado . Los movimientos al mezclar el merengue con las yemas tienen que ser suaves y envolventes para añadir aire a la masa y que el bizcocho crezca por sí solo al hornear.