La receta de rabo de toro se remonta a las primeras civilizaciones. Romanos, visigodos y modernos han coincidido en su exquisitez y también en su exclusividad. Tradicionalmente, es Córdoba quien suele llevarse los laureles, pero ahí está el recetario de Ronda (Málaga), por ejemplo, que bien certifica el buen hacer de cualquier enclave vinculado a la tauromaquia o a la ganadería. El chef guisandero Dani Carnero es conocedor de la riqueza y de las propiedades de esta carne criada en libertad, que contiene menos grasa que la porcina y que, desgraciadamente, suele ser más valorada en el extranjero que aquí. Esta es su versión del histórico plato, reconvertido en albóndigas . Como acompañamiento, defiende que nada puede superar una "una peshá de papas fritas". No le llevaremos la contraria...