Ochíos dulces, bollitos tiernos y esponjosos (de la abuela de Jaén)

Jaén y el aceite de oliva es el maridaje perfecto para una receta como esta. Dulces en la capital, salados en la provincia. El azúcar y el pimentón marcan la diferencia entre unos y otros. Los ochíos que te presento son los elegidos por los golosos y su elaboración es muy sencilla y auténtica

 Virginia Serrano
Virginia Serrano

Periodista especializada en gastronomía

Bochíos de Jaén
Virginia Serrano

Dice la cultura popular que estos bollitos se llaman Ochíos porque su nombre viene de ocho, y es que ocho son las partes en las que se debe dividir la bola de masa de su elaboración. Salados o dulces, ese es el debate que marca su origen entre los jienenses.

¿Dulces o salados?

En ciudades de la provincia de Jaén como Úbeda o Baeza reclaman el sabor salado de estos panecillos que ellos rellenan de morcilla o chorizo y que están marcados por el pimentón.

En Jaén capital se decantan por el dulce, bien espolvoreados de azúcar, algo que se demuestra con las jornadas de repostería de la "Gran Ochiada" y los más de 5000 ochíos repartidos entre los vecinos de la ciudad. Unos y otros son verdaderos delicatessen para deleitarte.

Nuestra receta es la de los ochíos capitalinos, es decir, la de los golosos. Uno de los ingredientes clave en su elaboración es la matalahúga, que en muchos lugares se conoce como anís verde.

Prepárate para convertir tu cocina en un obrador y cocinar estos bollitos esponjosos y tiernos que harán las delicias en desayunos y meriendas. ¡Y más si son con un buen chocolate a la taza o en tableta!

Ochíos dulces de Jaén
Para 4 personas
Ingredientes
  • 185 g de agua templada
  • 375g de harina de fuerza
  • 20 g de levadura fresca de panadero o 5g de levadura seca de panadero
  • 65 g de aceite de oliva
  • 65 g de azúcar
  • 1 cucharada sopera de matalahúga o anís verde
  • 1 huevo M
  • 1 cucharadita de sal
  • 1 yema
  • 1 cucharadita de leche
  • Azúcar para espolvorear
Paso a paso
  1. Prepara la matalahúga y la levadura

    En una sartén pon el aceite a calentar y antes de que hierva echa la matalahúga, retira del fuego y deja que se enfríe. En un vaso con agua templada diluye la levadura de panadero y reserva.

  2. Prepara la masa

    En un bol echa la harina de fuerza, una cucharadita de sal, el huevo y el azúcar. Empieza a batir y vete añadiendo poco a poco, primero el aceite frío con la matalahúga y luego la levadura diluida en agua. Tienes que amasar durante 10 minutos hasta que se forme una masa compacta y pegajosa. Tápala con un paño y déjala reposar durante 2 horas.

  3. Divide en porciones

    Al ser una mezcla pegajosa viene bien untarte las manos con aceite de girasol para poder trabajar sobre ella. Amasa durante unos minutos, haz una bola y pártela en cuatro trozos iguales. Con cada una de ellos haz bolitas pequeñas de unos 70 g. y ponlas en la bandeja de horno. Vuelve a tapar con un paño y déjalas reposar otras dos horas hasta que doblen su tamaño.

  4. Haz la cobertura y hornea

    Mezcla una cucharadita de leche con la yema de un huevo y remueve hasta que quede integrada. Precaliente el horno a 180º durante unos minutos. Con un pincel de cocina pinta los bollitos por encima. Espolvorea abundante azúcar en ellos y mételos en el horno a 180º con calor arriba y abajo durante 18 o 20 minutos. Cuando estén doraditos sácalos y déjalos enfriar.