Cuando David Beckham jugaba en el Real Madrid y su mujer Victoria llegó a España, la ex Spice Girl se viralizó por decir que las calles le olían a ajo. Y es que, aunque parezca insignificante, este ingrediente es un básico en la cocina española, protagonista de muchos platos como el salmorejo, el alioli o el ajoblanco y la clave para impregnar otros con un aroma y una intensidad únicos, creando el fondo perfecto con el que triunfar en cualquier sofrito. Pero, ¿Cómo debemos incorporarlo en una receta para darle el protagonismo perfecto en cada plato? Cristina Alvarez, directora de Cocina Fácil, lo tiene claro.
Y es que, aunque la forma en la que cortemos el ajo afecta a la hora de conseguir uno u otro sabor en nuestros platos, el orden en el que lo cocinemos junto con el resto de ingredientes, será vital para conseguir que este ingrediente protagonice nuestras recetas o pase más desapercibido en ellas, con un sabor mucho más ligero. De añadir el ajo antes o después de la cebolla dependerá el fondo que creemos en nuestro sofrito. Te contamos cuáles son las claves para conseguir que el ajo protagonice (o no) tus platos. ¡Toma nota!
¿Cuándo debo cocinar el ajo en un sofrito?
No hay un buen sofrito que se precie, que no tenga ajo. Este pequeño ingrediente, procedente de Asia central, es tan intenso como básico en la cocina y tiene el poder de potenciar cualquier receta. Sin embargo, el ajo reacciona al calor de una forma completamente distinta a la cebolla y, por ello, debemos saber muy bien cuando cocinarlo. En función de la intensidad del sabor del ajo que queremos que se libere en cada uno de nuestros platos, debemos echarlo al fuego antes o después de la cebolla.

Si buscamos que nuestro sofrito tenga un sabor intenso, el ajo es el primer ingrediente que debemos cocinar.
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Si quiero un sabor intenso
Cristina Alvarez explica que, si queremos que nuestro plato tenga un sabor potente a ajo, debemos cocinarlo lo primero. El ajo es un ingrediente muy delicado y, al entrar en contacto con la grasa caliente del aceite o la mantequilla, libera sus aceites esenciales, creando una base característica que impregnará de sabor cada plato. A la hora de trabajarlo, debemos hacerlo con paciencia, en un fuego medio-bajo, para evitar que se queme y adquiera un sabor amargo. De esta forma, conseguiremos que el ajo quede doradito, creando una base aromática más intensa que, sin duda, protagonizará nuestras creaciones culinarias.
Si prefiero que pase desapercibido
Si lo que buscamos es que el ajo se integre como un elemento más de nuestro sofrito, sin destacar, debemos cocinar primero la cebolla. La experta explica que este ingrediente suelta humedad al comenzar a cocinarse, desprende sus azúcares, se va caramelizando lentamente y aporta un cierto toque dulce a nuestros platos. Un sabor que dominará en el sofrito y que hará que el ajo pase a un segundo plano.

Si buscamos un fondo dulce en nuestro sofrito, la cebolla debe ser el primer ingrediente que cocinemos.
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Por tanto, del orden en el que añadamos a nuestro sofrito la cebolla y el ajo, dependerá el sabor que consigamos en el mismo. Si empezamos por el ajo, lograremos un fondo más intenso, mientras que, si comenzamos por la cebolla, conseguiremos una base más suave y dulzona. No obstante, si queremos que ambos sabores se equilibren, podemos cocinarlos al mismo tiempo, logrando que ninguno destaque sobre el otro y consiguiendo un fondo más uniforme.
Por último, debemos tener en cuenta que el ajo doradito tiene un sabor caramelizado mucho más intenso y único que el de la cebolla y marcará la diferencia a la hora de conseguir que nuestros platos destaquen, aunque cocinarlo sin prisas es la clave para lograr que su sabor se libere en la medida perfecta.