La tarta de queso es uno de los postres que más alegrías nos dan. Hay montones de recetas y de maneras de elaborarla pero siempre se siguen unas pautas parecidas: base de galleta, relleno con algún tipo de queso (unas veces más fuerte, otras más suave) y algún tipo de mermelada de frutas o las propias frutas en la parte de arriba. La que te proponemos ahora responde a la perfección a ese esquema básico . La hacemos con una base de galletas machacadas con mantequilla, en este caso tipo digestive porque tienen más consistencia que otras. Para el relleno hemos optado por un queso de sabor suave como el mascarpone, de origen italiano, y lo hemos combinado con queso blanco de untar porque hace que la mezcla resulte más cremosa. Se cocina en el horno pero al baño María. Como colofón nosotras nos hemos decantado por los arándanos pero lo hemos puesto por partida doble: primero en forma de mermelada y luego en su forma de fruta fresca por encima . Lo cierto es que el color azulado de los arándanos queda precioso sobre la superficie de cualquier tarta pero más todavía cuando contrasta con el color clarito, casi blanco, del relleno y el tostado de las galletas. Para darle más contraste todavía, hemos añadido unas hojitas de menta fresca. Consejos: Cocinar tartas al baño María es sencillo pero hay que tener una serie de precauciones si usamos un molde desmoldable . Si recurrimos a uno de silicona no habrá problema de que el agua se nos cuele en el recipiente porque son completamente estancos, pero los otros no. En esos casos, conviene forrar el molde por dentro con papel sulfurizado y por fuera con papel de plata. Puedes sustituir la mermelada y la fruta fresca por el tipo que prefieras. Las de frutos rojos son las más típicas pero puedes atreverte con sabores más inesperados como la lima, el mango, el melocotón o los higos dependiendo de la temporada.