Todos estaremos de acuerdo en que una tortilla francesa es una cena fácil y rica que nos resuelve muchas situaciones "críticas". Sin embargo, eso no significa que tenga que ser una cena aburrida. Al contrario. Con tan solo un par de trucos podemos conseguir que un plato tan sencillo se transforme en un auténtico plato de lujo . ¿Cómo? Añadiendo tan solo tres ingredientes clave muy sencillos de encontrar: queso, jamón cocido y cebollino. Y es que, seguro que en tu nevera tienes por lo menos los dos primeros. El tercero, el cebollino, se encuentra actualmente en la mayoría de supermercados y grandes superficies. Incluso algunas fruterías cuentan con él entre su oferta habitual. Si no, siempre puedes sustituirlo por cualquier otra hierba aromática que te guste , ya sea fresca o seca (que de esas tenemos muchas en la despensa seguro). La otra peculiaridad de es que esta tortilla se sirve enrollada. Es una opción de presentación como otra cualquiera que no afecta al sabor pero si tenemos en cuenta que la comida entra por los ojos, resulta una solución ideal. El truco para conseguirlo es ponerla sobre un papel sulfurizado o de horno que te ayudará a plegarla fácilmente y sin que se rompa. Consejos: ¿Vas sin tiempo? Utiliza queso rallado, uno que funda bien como la mozzarella y trocea el jamón cocido y mézclalos junto con el huevo y el cebollino. Así no tendrás que enrollar la tortilla y podrás servirlo en un abrir y cerrar de ojos. Para que el queso se funda, si no quieres encender el horno, tienes otras dos opciones. Cuando des la vuelta a la tortilla ponlo directamente sobre la cara que ya se ha cocinado. Así mientras se cocina la otra cara, el queso se fundirá fácilmente . La otra opción es colocar la tortilla, ya enrollada, sobre una sartén y poner la tapa.