Contrariamente a lo que muchas veces se puede pensar, no es necesario tener una máquina panificadora ni un horno industrial para hacer un pan de pueblo casero. Basta con tener un poco de tiempo, una olla con tapa que sea apta para el horno e ingredientes básicos que puedes encontrar en tu despensa o en cualquier colmado o supermercado. El pan de pueblo casero es uno de esos alimentos que no debería faltar en una buena mesa. Tanto si es un mero acompañamiento de otros platos como el soporte principal de bocadillos y tostas para desayunar, merendar o, incluso, comer y cenar, el pan casero va bien con todo. No en vano, el pan es uno de los pilares de la dieta mediterránea. Y pocas cosas hay tan entrañables y reconfortantes como el aroma de un pan de pueblo casero recién hecho. Nos conecta con la infancia, la tradición y una vida más auténtica y sosegada. ¿Y si pruebas a rellenar la hogaza de queso, ajo y perejil ? Trucos para sacar más partido al pan de pueblo casero También puedes usar levadura de panadero húmeda en lugar de la seca, o deshacerla en agua templada. Si quieres darle más sabor, puedes añadir a la masa o espolvorear por encima de la masa antes de hornearla un puñado de semillas (amapola, sésamo…), frutos secos como hemos hecho en nuestro pan con nueces, avellanas y pasas , o incluso embutidos y hortalizas como en el pan ‘preñao’ de puerro y chorizo .