En la cocina clásica, la salsa bechamel es una de las recetas madres, la cual sirve como base para componer otras. Históricamente, además, es una de las salsas más sencillas de elaborar, de igual modo que sus derivadas. Te sugerimos unos cuantos ejemplos que elevarán tus platos y preparaciones, desde carnes asadas a lasañas, croquetas o gratinados.
1. Salsa soubise (con cebolla)
Antes de que tu bechamel casera empiece a espesar añádele un par de cebollas picadas finas, rehogadas previamente en mantequilla y trituradas con la batidora. Mezcla bien y prosigue la cocción de 10 a 15 minutos. Si le agregas un par de cucharadas de nata quedará aún más cremosa.
Esta bechamel con cebolla se llama salsa soubise y es un clásico de la cocina francesa. Ideal para acompañar carnes asadas (ternera, cerdo o pollo) así como para cubrir pasteles salados y pasta de todas clases. En algunas recetas se compone también de caldo de ternera.
2. Salsa mornay (con queso y yema)
Incorpora 100 gramos de queso rallado (gruyer y/o parmesano, sobre todo) a una bechamel clarita 5 minutos antes de terminar la cocción, remueve hasta que el queso se funda y agrega la yema sin dejar de integrar los ingredientes. De esta manera obtienes la famosa salsa mornay, con la que darás un toque especial a cualquier plato de carne o de pescado y a los gratinados: verduras, canelones, lasaña...
Muchos recetarios prescinden de layema de huevo y es correcto por igual, en todo caso ten en cuenta que se añade para lograr una textura más densa y un sabor más potente.
3. Salsa aurora (con tomate frito)
Enriquecida con unas cucharadas de tomate frito tu bechamel casera adquirirá un color anaranjado muy apetecible. Si la haces ligerita es ideal para salsear unos huevos poché o rellenos y si te queda espesa te servirá para bordar unas croquetas bien originales.
4. Salsa thermidor (con mostaza y yema de huevo)
Reservada a preparaciones clásicas de pescados y mariscos, sobre todo de langosta, la salsa thermidor parte de una bechamel a la que se le suma mostaza y yema de huevo, además de poder estar enriquecida de cayena, estragón, perifollo y vino blanco.
5. Salsa cardinal (con fumet y trufas)
La salsa cardinal es una salsa bechamel con fumet o caldo de pescado, trufas y jugo concentrado de langosta (o mantequilla de langosta), con una pizquita de pimienta de cayena. ¡Una delicatessen!
Bechamel vegana o sin lactosa
La salsa bechamel tiene fácil resolución si el comensal tiene intolerancia a la lactosa o es fiel a una dieta vegetariana o vegana.
La leche común, de origen animal, la sustituiremos por alguna de estas bebidas vegetales (siempre sin edulcorantes ni azúcares añadidos), según queramos que se note más o menos el sabor, así como el nivel de densidad que busquemos (no es lo mismo napar que hacer unas croquetas):
- Leche de arroz
- Leche de soja
- Leche de almendra
- Leche de avena
- Leche o crema de coco
- O bien, simplemente, leche sin lactosa
Asimismo, la mantequilla se sustituye por margarina vegetal (la mayoría de margarinas lo son) o aceite de oliva o de girasol.
Más ideas para personalizar tu propia salsa bechamel
- No creas que las posibilidades de la bechamel se agotan con estas tres salsas por mucho renombre que tengan, también puedes crear tu propia versión añadiéndole los ingredientes que quieras.
- Mezcla tu bechamel casera con unas espinacas picadas salteadas o con unos pimientos del piquillo triturados y sírvela con pescados al vapor, patatas o huevos al horno.
- No te pierdas nuestra musaka de lentejas con bechamel de calabacín o esta merluza gratinada que se presenta sobre un lecho de bechamel de puerro, dos recetas con las que seducirás a los paladares más exigentes.
- Completa tu salsa blanca con una cucharadita de mostaza de Dijon, un poco de tapenade (pasta de aceitunas negras o verdes) o unos trocitos de gamba, de mejillón o de anchoa y verás qué sabrosa queda.
- Añádele unas lonchas de jamón o de beicon cortadas en taquitos y salteadas en mantequilla, una idea estupenda que elevará el nivel de unas sencillas hortalizas al gratén.
- Y si quieres realzar tu menú con unos segundos de primera prueba estas crujientes pechugas de pollo rellenas con bechamel de paté y también los rollitos de secreto ibérico con bechamel de setas de temporada, dos apuestas seguras para cualquier ocasión.