La eterna confusión de Cuenca: así de fácil es saber si sus casas son colgadas o colgantes

La ciudad, Patrimonio de la Humanidad, esconde múltiples curiosidades, secretos y una pregunta fácil de responder

Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

Actualizado a 9 de junio de 2024, 13:24

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Cuenca fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1996 y a menudo ha sido puesta en el mapa por una frase que hasta ya forma parte del relato en los 'free tour', porque si hay algo que cabrea a los conquenses es que confundan uno de sus principales atractivos turísticos, así que nuestra guía nos ha dado un argumento con el que nadie más debería equivocarse entre "colgantes y colgadas" antes de viajar allí. 

En nuestra escapada, hemos descubierto que son muchas las curiosidades que podemos plasmar en este artículo y nos chivan, además, que les gustan demasiado las leyendas, así que también nos hemos traído alguna para seguir fantaseando con una ciudad llena de historias y con mucha Historia. 

¿Las casas colgadas o colgantes de Cuenca?

Ángela es nuestra guía en el tour que hemos realizado por las calles de Cuenca, una ciudad que nos ha enamorado completamente desde que llegamos y que esconde muchos misterios, pero hay una pregunta a la que es muy fácil responder y durante mucho tiempo ha generado un debate que allí consideran "innecesario". De las ocho casas colgadas que se mantuvieron 'en pie' hasta el año 1920 hoy, más de un siglo después, solo tres siguen "voladas" y son 'Las casas de los Reyes" y la conocida como 'Casa de la Sirena' y albergan dos de los cinco restaurantes con estrella Michelin de la provincia. 

"Colgantes es algo que está sobre el abismo y está en movimiento, como un péndulo, mientras colgada es algo que está sobre el abismo pero no se mueve", nos responde nuestra orientadora en este idílico paseo. Con esta frase ya no hay pérdida ni se puede dar lugar a dudas, porque las casas de Cuenca son colgadas y no colgantes, así que después de contestar correctamente, recibir su aprobación y regalarnos esta respuesta tan sencilla, nos explica que "para que salgan y vuelen, dos terceras partes tienen que estar en el interior de la calle, sobre el suelo". 

Muy cerca encontramos el puente de San Pablo, donde nos cuentan que un fallo de cálculo hizo que cediera y con la 'Exposición Universal de París' en 1889 y el ejemplo de la Torre Eiffel decidieron apostar por el hierro, un material más barato y que convirtió a Cuenca, con esta elección, en una de las ciudades más modernas de Europa. Además, hemos hecho una nueva parada observando los edificios y nos explica que la localidad castellano-manchega no podía crecer a lo ancho, así que lo hacía a lo alto, pero a veces con más plantas subterráneas que por encima de la calle principal. 

Los primeros rascacielos del continente, los de San Martín, llegaban a tener alrededor de una decena de plantas y se trata de unas construcciones impresionantes, que sobresalen aprovechando todo el espacio, algo que no era usual cuando se levantaron. En la actualidad solo uno de ellos tiene ascensor y a escasos metros, en nuestra ruta, también descansamos durante unos minutos en el primer museo de arte abstracto de España, que comenzó sus obras en 1963 y en esos primeros años no tenía mucho éxito "por lo subjetivo que era al transmitir diferentes sensaciones dependiendo de la persona que los miraba".  

Otras curiosidades e historias en nuestro viaje a Cuenca

Según los datos del Instituto Nacional de Estadística y tomando como referencia el dato de 2018, Cuenca tiene alrededor de 55.000 habitantes, pero lo que más llama la atención, nos dice Ángela, es que la provincia de la que es capital es de las menos pobladas de España con regiones que tienen entre 2 y 3 personas residiendo permanentemente en ellas por metro cuadrado, algo que también las coloca en esa posición a nivel internacional, en línea con algunas zonas de Escandinavia. 

Llegamos a la Plaza Mayor y nos quedamos maravillados con la primera catedral gótica del país, la de Santa María, que llegó a tener al "novio de la Giralda", una torre que se habría caído por la vibración de las campanas después de que un incendio provocado por un rayo y la explosión del puente de San Pablo la dañaran notablemente. Su fachada es ya la tercera que ha visto la ciudad y se parece a Notre Dame, con arcos apuntados y otros huecos, que indican que el edificio no está terminado porque Vicente Lampérez y Romea fallece y el arquitecto que se queda al cargo y le sustituye no termina con las labores pertinentes. Preguntamos por qué no abusa de elementos decorativos y parece ser que la razón es el miedo al peso, pero lo cierto es que las vidrieras son algo oscuras, nada coloridas y abstractas y "que simbolizan el 'Big Bang'".

En tiempos en los que primaba el arte gótico se apostaba por la altitud, por esto de "querer alcanzar a Dios", pero no es el caso de esta catedral, que en la misma plaza tiene la fachada teatralizada del Ayuntamiento y las casas inclinadas de colores, otro atractivo para nuestra mirada viajera. Allí nos responden también al origen del nombre, que respondería a la fundada Al Cunca, por los musulmanes, aunque siempre hay más teorías y cuando damos unos pasos dejando atrás el consistorio, cruzamos caminos "por los que corrieron ríos de sangre" y llegamos a un castillo que fue bombardeado por franceses e ingleses. 

Una frase mil veces repetida dentro y fuera de la ciudad de Cuenca

"Nos gusta también atribuirnos cosas tirando de historias y leyendas y como Fray Luis de León estuvo cinco años y llegó a estar encerrado en la cárcel de la Inquisición. Se cree que fue procesado, entre otras cosas, por haber traducido un libro para el que no tenía permiso y su famosa frase “Como decíamos ayer”, que probablemente jamás pronunció, también se ha quedado en parte aquí", nos cuentan mientras reposamos con un poco de agua en uno de los vanguardistas locales cercanos al centro del municipio, que también cuenta con su propia playa, en la que hemos podido bailar al ritmo de 'reguetón' y sobre arena de Valencia. 

Sobre nosotros, los cerros, esas hoces talladas por los ríos Huécar y Júcar y que se convirtieron en murallas naturales en las que también se intuyen los famosos 'ojos de la mora'. Nos hemos perdido varias veces en la belleza de sus calles, porque son muchas las leyendas e historias para contar y recordar, como esa batalla del Trabuco, en la que explotó todo en un minuto; también hemos descubierto una calle sin salida que se conoce como 'nevera', porque apenas daba el sol y se acumulaba la nieve sin derretirse, algo que los conquenses aprovechaban, como en otras ciudades, para conservar la comida y bebida. 

En el tour también ha salido a colación la frase "mirando pa' Cuenca", que hasta da nombre a una tienda de souvenirs y nuestra guía nos dice que en Madrid, en el Siglo X, no sabían dónde estaba La Meca, pero sí la ciudad más cercana orientada a ella, así que rezaban mirando hacia la ciudad de los cuatro ríos, aunque hay otras leyendas más subidas de tono, como la que tiene como protagonista a Enrique VIII, quien presuntamente utilizaba como excusa que iba a enseñarle a las doncellas las estrellas y sus intenciones eran otras observando el paisaje. Por cierto, otro dato que nos ha llamado la atención es que, precisamente, hay otro pequeño municipio en la provincia, de menos de 1.000 habitantes, que se llama Mira.

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