La reciente muerte de Víctor Manuel de Saboya, considerado por los monárquicos como heredero al trono de Italia, ha vuelto a traer a la actualidad a la familia Saboya. Hijo del último rey de Italia, Humberto II, y de la princesa María José de Bélgica, Víctor Manuel fue titulado príncipe de Nápoles a su nacimiento y heredero del trono desde mayo hasta junio de 1946, fecha en la que, instaurada la República italiana, su familia abandonó el país. En enero de 1970 se casó civilmente, sin el consentimiento de su padre, en Las Vegas con una deportista plebeya, Marina Ricolfi Doria, algo que contribuyó a su propio descrédito; la dinastía italiana tenía en ese momento dos normas vigentes: la ley Sálica y el consentimiento del rey o jefe de la casa real para los matrimonios principescos.
La pareja tuvo un único hijo, Manuel Filiberto, que creció en el exilio, como heredero a un trono que ya no existía, y se erigió en un rostro habitual en la televisión italiana. En 2003 se casó con la actriz francesa Clotilde Courau, a quien conoció mientras ambos practicaban esgrima en un evento organizado por su amigo el príncipe Alberto de Mónaco. En los últimos tiempos, tanto el matrimonio como sus dos hijas, Vittoria y Luisa, han vivido a caballo entre el Principado de Mónaco y Estados Unidos.
Según comentó hace unos días al diario Corriere della Sera, Manuel Filiberto se siente hoy, ante todo, "el nuevo cabeza de familia, al frente de una casa que, cuando murió el abuelo Humberto II, quedó reducida a treinta caballeros de nuestras órdenes dinásticas. Luego mi padre logró aumentar el número de caballeros a más de tres mil y revitalizar la actividad de las Órdenes dinásticas". Cabe señalar que, el pasado verano, el excéntrico aristócrata anunció su intención de renunciar a sus derechos dinásticos en favor de su hija mayor, Victoria, de 20 años —aunque hace solo unos días se desdijo de sus palabras—.
Un controvertido cambio de ley
Corría el año 2020 cuando el abuelo de Victoria, buscando "adecuarse al espíritu de los tiempos", decidió abolir la ley que hasta ese momento impedía que las mujeres pudieran reinar en Italia. "Era el mejor regalo que podía hacerme", comentó entonces Victoria, a quien también le fue otorgado el título de princesa de Carignano y marquesa de Ivrea. Quien no tiró fuegos artificiales por aquella noticia fue el líder de la rama rival del clan, Amadeo de Saboya, que calificó el cambio de las reglas de sucesión de "totalmente ilegítimo".
Nacida en una clínica de Ginebra (Suiza) a finales de diciembre de 2003, Victoria fue bautizada en la Basílica de San Francisco de Asís con un traje blanco de cristianar que ya había sido utilizado por su tatarabuelo, el rey Víctor Manuel III. La joven, que estudia Ciencias Políticas e Historia del Arte, es consciente de que parece poco probable que la monarquía regrese a Italia. Seguramente por eso esté centrando sus esfuerzos en abrirse paso en el mundo de la moda y la industria de influencers.
De momento no le va mal. Además de haber fichado por Karin Models, una agencia de modelos que representa a celebridades tan populares como la actriz italiana Monica Belluci o el actor francés Anthony Delon, Victoria ha ocupado la portada de varias revistas, ha protagonizado más de una campaña para firmas como Dior, y fantasea con montar su propia marca de moda.
Carácter optimista
“Italia no es un país demasiado progresista, pero aprenderá [a serlo]”, respondió la princesa cuando le preguntaron si consideraba que el país estaría preparado para tener a una mujer como reina. “Podría guiar hacia el futuro a una familia con mil años de historia, órdenes dinásticas y organizaciones benéficas", ha opinado su padre. "Luego están las relaciones con otras casas, desde el vínculo con el rey Felipe de España, la heredera del trono, la princesa Leonor, y la infanta Sofía tienen casi la misma edad que [mis hijas] Victoria y Luisa, y también están Bélgica, Suecia, Noruega, Alberto de Mónaco y por supuesto los Windsor”.