Mientras todos los focos estaban puestos en el Baile de la Rosa, Charlene de Mónaco (45 años) reaparecía por sorpresa en una entrega de premios. La sudafricana no dudó en acompañar al príncipe Alberto a la entrega de los Premios del Foro de Mujeres del Principado, velada en la que la primera dama acaparó todo el protagonismo gracias a su estilismo de gala.
Para la ocasión, Charlene brilló (literalmente) con un elegante y sofisticado vestido de lentejuelas plateado que nos recordó de manera inevitable al look que escogió su cuñada Carolina para el Baile de la Rosa. Se trata de un diseño de corte recto hasta el suelo, sin mangas y con el cuello ligeramente subido que envolvía su silueta sin marcar absolutamente nada.
Al margen del vestido, si hay un detalle que tampoco ha pasado desapercibido es que Charlene rescató uno de sus anillos más especiales, concretamente el de su boda con Alberto de Mónaco, una alianza de diamantes en oro blanco que no lleva de manera habitual, de ahí la importancia que haya recurrido a ella en esta ocasión. Con este gesto y sin decir ni una sola palabra, la princesa de Mónaco zanja por completo los rumores de mala relación con su marido, y mucho menos que tenga planeado romper su matrimonio.
Esta reaparición conjunta en la que se han mostrado unidos y felices llega solo unos días después de que el Principado se viera en la obligación de desmentir las "maliciosas" informaciones que aseguraban que la pareja había decidido separarse después de más de 12 años de relación y dos hijos en común.
Pendiente de su mujer a lo largo de toda la ceremonia, Alberto se mostró especialmente cariñoso con la madre de sus hijos, gestos de complicidad a los que ella respondió cariñosa.
Charlene y Alberto, un matrimonio en entredicho
Los rumores de ruptura entre Charlene y Alberto de Mónaco no han cesado desde que se dieran el 'sí quiero' en 2011. Ya entonces se especuló con que la sudafricana quiso cancelar la boda, cosa que no pudo hacer para evitar un escándalo mundial. Esta situación justificaría la ya histórica imagen del rostro apenado, casi aterrado de la sudafricana en el mismo día de su boda, instantánea que dio la vuelta al mundo y la bautizó como la 'princesa triste'.
Lo cierto es que nunca ha dado la impresión de que el suyo sea un matrimonio feliz, ni siquiera cuando fueron padres de Jacques y Gabriella. De hecho se ha hablado de que la princesa vive lejos de palacio, sin embargo, la realidad es que siguen juntos pese a los rumores y hace solo unos días el propio Alberto le daba su lugar a su mujer al reconocer que el mayor logro de su vida había sido formar una familia junto a Charlene.