La mujer detenida el pasado martes en Girona por ejercer sin permiso como veterinaria ha pasado a disposición del juzgado de Instrucción 4 de Santa Coloma de Farners el cual ha decretado la prisión provisional, comunicada y eludible bajo el pago de 6.000 euros de fianza. Además, según Europa Press, el juez también le prohíbe cualquier actividad relacionada con el “trato, profesión, oficio, protección o comercio que tenga por objeto los animales o su tenencia”. La mujer habría acabado, presuntamente, con la vida de varios animales domésticos.
La investigación del caso
La investigación sobre su caso se inició en 2012 gracias a la denuncia que uno de sus clientes interpuso por un servicio veterinario cobrado, pero no realizado. Desde entonces, la policía catalana le seguía la pista. En la querella se recogió que la mujer “podía estar actuando de forma negligente”. A partir de ese momento, la Policía recibió otras denuncias por maltrato animal, estafa, falsificaciones de documentos públicos e intrusismo profesional. Al parecer, la mujer de 50 años que se hacía pasar por veterinaria había sido inhabilitada por el Colegio de Veterinarios de Girona hasta tres veces en 2011, 2012 y 2014. Más tarde, en 2017, un juez suspendió por completo su actividad mediante una sentencia judicial, aunque la ley no consiguió parale los pies. De hecho, fue condenada a prisión por malas prácticas, pero aun así no terminó ingresando entre rejas. Aunque todo señala que la impostora cesó sus prácticas durante un tiempo, la mujer volvió a trabajar hace pocos meses como veterinaria en un servicio en el que ofrecía precios más económicos. Además, cobraba sus consultas solo en efectivo o a través de 'Bizum' para no levantar sospechas.
Su detención
La clínica veterinaria en la que ella trabajaba fue clausurada, aunque esto tampoco la detuvo. Poco después, los agentes de la Unidad de Investigación de la comisaría de Santa Coloma descubrieron que la mujer operaba a los animales en una de las habitaciones de su casa de forma clandestina. Tras intervenirla descubrieron que el lugar carecía de medidas higiénicas, donde los animales “cogían infecciones y algunos de ellos acababan muriendo”, tal y como recoge Europa Press. Además, los animales dentro de la vivienda ubicada en Tossa de Mar se encontraban retenidos bajo temperaturas muy altas según constataron los Mossos d’Esquadra. Por si fuera poco, la mujer también ofrecía consultas a domicilio en urbanizaciones hasta las que se desplazaba en busca de más clientes. Finalmente, la mujer fue detenida el pasado martes por los Mossos d’Esquadra y se le imputa un delito de intrusismo, varios de estafa y, también, de maltrato animal “por causar un sufrimiento grave y muchas veces la muerte de las mascotas”. Además, el juzgado de Instrucción 4 de Santa Coloma de Farners le ha impuesto una orden de alejamiento contra estos animales para impedir futuras prácticas ilícitas. Si, de igual forma, queda en libertad e incumple la orden de alejamiento mientras espera a que llegue su juicio será detenida de nuevo por un delito de incumplimiento de condena.
Otro caso similar con una detenida en Madrid
Este no es el único caso se ha producido en los últimos años. Otro muy similar en 2022 terminó con la detención de una mujer que ejercía como veterinaria sin titulación y utilizando números de otros colegiados. Los agentes de la Guardia Civil descubrieron que, al menos, en 36 ocasiones firmaba recetas con números de colegiados que no le pertenecían para recetar fármacos. Además, la detenida abrió un año antes de su detención una clínica en un barrio madrileño donde atendía a las mascotas. Fue gracias a una denuncia del Colegio de Veterinarios de Madrid que los Agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza detectaron el caso de intrusismo profesional. Tras las minuciosas labores de investigación, los agentes de la Guardia Civil terminaron destapando el negocio ilegal de esta mujer.