¿Qué es la ludectrofobia? Genera ansiedad y miedo en quien la padece

Esta nueva afección como consecuencia de la aversión a los videojuegos comienza a ser ya un grave problema para muchos 'gamers'

Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Actualizado a 21 de julio de 2024, 10:30

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¿Fobia a los videojuegos? Pues sí, también existe, aunque sea de ‘nueva’ existencia. Pensemos que el primer videojuego del mundo fue el Pong, un sencillo juego virtual de ping pong y se creó en 1972. Así pues, puede decirse que la ludectrofobia -que así se llama en el argot médico- es una afección, cada vez más presente, nacida a finales del siglo pasado.

Puede parecerte una fobia menor o cuanto menos rara, pero lo cierto es que todo aquello que desencadene en un individuo cualquiera un rechazo o miedo irracionales es el gran sustento de todas las fobias. Así lo explican los psicólogos, quienes consideran que el ‘terror’ a las alturas puede ser, por ejemplo, tan serio como aquel que sufra si ve un videojuego, aunque sea de lejos.

Es una fobia que deriva normalmente en miedo, ansiedad o estrés

Desde los setenta han pasado solo unas décadas, pero su evolución ha sido brillante y, sobre todo, muy rápida. Y es que desde Crack a Resident Evil, el realismo se ha superado en creces. Esta es, según los expertos, la principal razón que hace emerger esta fobia en algunos jugadores de videojuegos. Escenarios tan reales, que casi se pueden tocar, o personajes que transmiten emociones hiperrealistas hacen que muchos de estos amantes de las videoconsolas sufran ansiedad, miedo o se hayan bloqueado en algunas de las partidas más tensas.

Mientras que a la mayoría de los aficionados a los videojuegos estos son simplemente una vía de escape a sus miedos, para los ludectrofóbicos esta forma de diversión tan habitual en la actualidad no ofrece el mismo consuelo. Sin darse casi cuenta, se exponen de una forma tan sútil y casi real a sus temores que la aparentemente divertida situación de ‘echar una partida’ se convierte en algo aterrador y muy estresante. Además, sus gráficos hiperrealistas ayudan en gran medida a generar ideas equivocadas que les provocan una ansiedad o incomodidad nada recomendables.

La adicción a los videojuegos también es un trastorno

Con los videojuegos hay que tener mucho cuidado, como tantas veces los expertos han alertado. Y es que, además de la ludectrofobia, los videojuegos pueden derivar en algo igual de malo o peor: en adicción o TOC (Trastorno obsesivo-compulsivo). En el corto plazo, tal enganche puede producir en los gamers una disminución de su productividad en el trabajo, en su calidad de vida así como en dificultades para realizar las sencillas tareas diarias. En el  largo plazo, las consecuencias son peores.

Si no se detecta a tiempo esta adicción de superar pantallas incansablemente, las repercusiones pueden llegar a alcanzar problemas serios de salud mental y física. Aquí es donde aparece un síntoma propio también de la ludectrofobia, la ansiedad, pero de una larga lista de afecciones. Los trastornos del sueño, la falta de concentración o las depresiones también pueden acompañarla en aquellos adictos a los videojuegos que no ponen límites a lo que simplemente tendría que ser una alternativa de ocio más.

Algunos adictos se endeudan para seguir jugando

En el peor de los casos, está clara desconexión de la realidad a razón de los videojuegos además de generar las consecuencias antes citadas también puede derivar en el distanciamiento de su círculo familiar y de amistades o, incluso, en problemas económicos. Hay que tener en cuenta que muchos de estos ‘adictos’ pueden verse abocados a las deudas por la compra de videojuegos o respectivas suscripciones a estos.

Los psicólogos, de la misma forma que han puesto nombre a la fobia a los videojuegos también se la han puesto a los casos más graves de adicción a estos. Le han denominado Trastorno de Juego Patológico (TJP), y aunque es difícil superarlo con ayuda psicológica se puede. Las terapias especializadas ayudan al adicto a profundizar en la raíz del problema y, sobre todo, a desarrollar habilidades para gestionarlo y solucionarlo.

Los psicólogos ya le han puesto nombre: Trastorno de Juego Patológico (TJP)

Pero además de un buen psicólogo, quienes padecen este trastorno pueden introducir, poco a poco, pequeñas medidas que les ayuden a controlar su adicción. Por ejemplo, establecer ciertos horarios límite o el apagado de dichos dispositivos para evitar la tentación son solo algunas claves para volver a una vida serena y confortable.

Si detectas en ti señales claras como una preocupación constante por el videojuego en el que estés inmerso, un aumento progresivo del tiempo que pasas frente a la pantalla o tienes dificultades para detenerte en el juego e incluso cancelas planes con amigos por estar a los mandos de tu consola, busca ayuda. Aunque todos sabemos que los adolescentes son el público más susceptible de ‘engancharse’, nadie nos salvamos de sufrir una patología como esta. Ponle freno lo antes posible.
 

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