Mis mejores amigas no trabajan en la tele

Hablando del día a día, hace unos veinte años me uní a un grupo que se hizo llamar entonces ‘Las chicas de los jueves’. Este grupo de mujeres son mis amigas incondicionales en Madrid. En este grupo ha habido idas y venidas. Me explico: hay chicas que ya no están porque la amistad no era tan sólida y ya no pertenecen a este grupo. ‘Las chicas de los jueves’ es para mí una necesidad. No consiste en quedar, picar algo y tomar unas copas. Es algo vital en mi vida.

Aún recuerdo cuando convoqué a todas a través de un chat que tenemos y les dije: “Es importante vernos y necesito veros a todas”. No sabía cómo empezar, pero tenía que contarles algo respecto mi salud que era grave.

Nunca hubiera permitido que se enteraran por la prensa o por alguien que lo supiera. Antes de decirlo públicamente se lo dije a ellas y no fue fácil. Recuerdo un detalle de todas lleno de cariño y de sentido del humor. Me dijeron: “Si tú te vas a quedar sin pelo nos rapamos todas”. Os aseguro que fue hasta un momento divertido.

Mis amigas de los jueves somos una familia con el amor, los problemas y el apoyo que es una familia de amigas. Cuando una se cae, siempre estamos ahí para tenderle la mano y levantarla. En este grupo somos catorce mujeres: Mayi, Raquel, África, Belén, Carolina, Paloma, Inmaculada, Lupe, Marga, Toñi, Nuria, Ros y Rebeca. Nunca quedamos todas a la vez porque es difícil, pero todas intentamos tener cierta fidelidad a nuestro compromiso de los jueves.

Durante la pandemia solo podíamos quedar seis en una casa e íbamos las primeras seis en contestar el mensaje de la persona que convocaba. Antes de la pandemia tardábamos días en confirmar si íbamos a ir o no y ahora contestamos corriendo nada más recibir ese mensaje.

En estas reuniones nunca hay hombres. Durante años, nos reuníamos en el restaurante José Luis de La Moraleja. Si algún marido o novio se permitía el lujo de presentarse le hacíamos que pagara la cuenta de todas. Era tan gracioso que alguno se ha presentado porque le hacía gracia que le hiciéramos pagar. 

En esas quedadas hablamos de todo: de las parejas, de los hijos, de nuestros padres, del trabajo, de las vacaciones y, por supuesto, de sexo. Hay jueves más divertidos o más gamberros y otros son mas entrañables, más profundos y más necesarios para todas las que formamos parte de esta familia de amigas.