Volviendo a la casa… Os confieso que la primera vez que entré en ella me quedé muerta. Tengo una anécdota de mi hija que siempre recuerdo con una sonrisa. A pesar de que mi madre tenía ese pedazo de casa, llevo a mi hija al cumpleaños del padre de un íntimo amigo que no voy a decir quién es por respeto y que es dueño de uno de los grandes imperios de este país. Alejandra cuando llega a esa casa dice: “Mami, esto es un palacio”.