“Mi madre es mi vida, mi dios y mi referente”. Así comenzaba la última carta que Terelu Campos dedicaba a su madre en su blog de la revista Lecturas. Una misiva muy especial en un momento muy especial. La presentadora celebraba el Día de la madre y lo hacía pensando en la persona que lo ha dado todo por ella. Referente profesional y personal, las hijas de María Teresa velaban por su tranquilidad y su bienestar. Los últimos años no fueron sencillos para la familia. El delicado estado y el empeoramiento de la salud de la presentadora lo marcaron todo. Ahora, cuando todo el mundo llora la pérdida de María Teresa Campos, la recordamos de la mano de la persona que mejor puede hacerlo: su hija Terelu.
La carta de Terelu Campos a María Teresa Campos
Mi madre es mi vida, mi dios y mi referente. Ella no ha sido una madre fácil, pero sí ha sido muy permisiva con nosotras. Recuerdo que el mes de septiembre de 1981 mi hermana y yo nos vinimos a Madrid a vivir con ella. Nunca olvidaré la frase que nos dijo nada más llegar: “Podéis tener libertad. Si sabéis utilizarla la tendréis, y si no sabéis os la quitaré”. Mi hermana y yo supimos gestionar esa libertad muy bien, por eso mi madre nunca nos la quitó. Salíamos, entrábamos, hacíamos y deshacíamos, siempre respetándola a ella. María Teresa Campos ha sido una de las mujeres más progresistas de mi vida y en la vida de nuestro país. Sin embargo, como madre y de puertas para dentro, era la más carca del mundo. Al final, mi hermana y yo nos hemos educado a la manera de nuestra abuela, Concha, la madre de mi madre. Mi abuela era de todo menos antigua. Ella ayudaba a su marido con las cuentas de su negocio, pero luego era una madre y una abuela tradicional.
Carmen y yo hemos crecido y nos han educado dentro de un matriarcado, y con eso lo digo todo. Los hombres han sido una parte muy importante en nuestras vidas, pero mi madre, mi abuela y mis tías nos han marcado. Lely, la hermana pequeña de mi madre, y yo, nos llevábamos solo ocho años. Más que tía y sobrina éramos amigas. Vivir en ese matriarcado ha sido una gran fortuna para mí. Dentro de él, el hombre no era menos. En mi casa nunca se ha desfavorecido a un hombre. Por eso, muchas veces, cuando la gente utiliza la palabra ‘feminazi’ me horroriza. Me considero una feminista porque me he criado en el feminismo, pero nunca en el detrimento de un hombre. Todo lo contrario. Las mujeres luchamos porque tenemos una herencia histórica y necesitamos avanzar. Cuando me encuentro que en la sociedad actual hay mujeres que quieren demonizar a un hombre me escandaliza, porque yo no me he educado así.
Mi madre ha sido de las más progresistas del mundo. Ella ha abanderado el feminismo y ha luchado por las mujeres. Cuando decían que hacía un programa para marujas lo que realmente hacía era un programa para educar y concienciar que había que respetar a las mujeres que trabajaban en sus casas. Mi madre quería que se las reconociera, que estuvieran informadas y que tuvieran su opinión propia de las cosas.
Profesionalmente, esto es lo más grande que me ha pasado en la vida con mi madre. A ella se la pelaba ser ‘la reina de las mañanas’. A mi madre lo que le importaba es que mujeres y madres anónimas tuvieran un conocimiento social y político para que no fueran un cero a la izquierda.
Mi madre es el orgullo de mi vida. Yo soy lo que soy gracias a ella. No puedo decir lo mismo de mi padre, aunque algo tendré de él. Como sabéis, lo perdí cuando yo tenía solo 18 años. La que ha peleado y luchado por sus dos hijas ha sido mi madre. La que ha vivido momentos regulares y de desesperación económica ha sido ella. La que me duele y por la que sufro todos los días es mi madre. Me llena de orgullo cuando salgo a la calle o cada vez que entro por las puertas de Telecinco y los compañeros cámaras, de sonido o de iluminación me preguntan por ella y le mandan besos. Eso significa lo que ha sembrado en la vida, el respeto a todo ser humano. MI MADRE es mi mayor patrimonio. Se me llena la boca cuando lo digo: MI MADRE.