De José María Borrego a Bigote Arrocet: las historias de amor que marcaron la vida de María Teresa Campos

María Teresa Campos vivió varias historias de amor con hombres que, de una forma u otra, marcaron un antes y un después en su vida. Repasamos cuáles fueron

Helena Arriaza
Helena Arriaza

Redactora digital de Lecturas

Maria Teresa Campos y Bigote Arrocet
GTRES

Los últimos años de su vida, María Teresa Campos los pasó sin pareja. Centrada primero en su trabajo, y después en su familia, la presentadora no quiso saber nada de relaciones sentimentales después de que su historia con el humorista Edmundo Arrocet terminara de forma un tanto tormentosa. El que tuvo con Bigote Arrocet fue el noviazgo de María Teresa más sonado. Pero antes de que él llegara a su vida, fueron otros hombres los que ocuparon su corazón. Tras la triste noticia de su fallecimiento, repasamos quiénes fueron los hombres que en algún momento fueron pareja de la presentadora y que, de alguna forma u otra, marcaron en ella un antes y un después.

José María Borrego, el padre de las hijas de María Teresa Campos

No se puede hablar de los amores de María Teresa Campos sin hablar de José María Borrego, con quien tuvo a sus dos hijas. La presentadora comenzó su relación con el padre de sus hijas Carmen Borrego y Terelu Campos cuando tenía 16 años, y después de un largo tiempo como novios, cuando ella tenía 23 decidieron celebrar su boda. Después, llegaron las dos personas más importantes de la vida de la presentadora, de ahí que se pueda decir que José María fue el hombre que más le marcó. Durante su relación vivieron tiempo separados puesto que él vivía en Málaga y ella en Madrid, donde trabajaba. Una distancia que hizo que María Teresa Campos incluso dijera que al final tenían una relación más de amigos que de matrimonio. Una relación que terminó de la peor forma. Después de 24 años juntos, llegó la triste noticia del fallecimiento de José María.

Félix Arechavaleta, la relación más sólida y discreta de María Teresa Campos

El otro nombre destacado del currículum amoroso de María Teresa Campos es el de Félix Arechavaleta. El arquitecto vasco y la presentadora fueron pareja durante 12 años. Se conocieron de la forma más curiosa. María Teresa sufrió la avería de un vehículo, y un desconocido se paró a ayudarla.

Desde entonces no perdieron el contacto y terminaron viviendo un noviazgo discreto pero muy especial para ella. De nuevo la distancia marcó su relación. Félix vivía en Vitoria y ella en Madrid, así que era los fines de semana cuando se veían. Arechavaleta fue como un segundo padre para Terelu Campos y Carmen Borrego. Finalmente, y tras más de una década juntos, decidieron separarse de forma cordial. Cinco años después, la noticia del fallecimiento de Félix sorprendió a la presentadora, que siempre habló de él con mucho cariño.

Bigote Arrocet, el último novio de María Teresa con polémico final

En último amor de María Teresa Campos fue Bigote Arrocet. Junto al humorista vivió unos años divertidos, en los que recuperó la ilusión por hacer planes fuera de casa, pro viajar, por reírse… Edmundo se trasladó a vivir a casa de la presentadora, participó en ‘Supervivientes’ y desde allí lanzó algunos mensajes de amor para ella, incluso llevaron a cabo algún proyecto juntos. Pero finalmente, en el año 2019 y tras cinco años de amor, la relación terminó. Y no de la mejor forma.

Bigote habría dejado a María Teresa Campos mediante un mensaje de texto. Un comportamiento que desde entonces no ha dejado de levantar polémica y por el que ella, aunque siempre intentó ser discreta, llegó a mostrarse enfadada públicamente. Después del final de su noviazgo con Bigote, decidió cerrar las puertas al amor y vivir centrada en ella y en su familia.

Las parejas menos sonadas de María Teresa Campos

Otros de los nombres que formaron parte de la vida amorosa de María Teresa Campos fueron el empresario Felipe Maestro, el periodista José María Hijarrubia, el empresario Santiago García y el abogado Gustavo Manilow. Con ninguno de ellos la cosa llegó a cuajar, siendo relaciones que no llegaron ni a los dos años. Con todos ellos, María Teresa prefirió mostrarse discreta, sin hacer gala de su amor, dejando pasar el tiempo para ver si la cosa cuajaba o no con la menor presión mediática posible.