La verdadera intrahistoria de Estefanía y Carolina de Mónaco: una gran tragedia, fuertes diferencias y un carácter opuesto

La complicada relación entre Estefanía y Carolina de Mónaco siempre ha generado titulares y especulaciones. Esta es la verdadera intrahistoria de las hijas de Grace Kelly

Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Actualizado a 21 de enero de 2024, 19:27

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La familia real de Mónaco siempre ha acaparado la atención, de una forma u otra. Ya fuera por ser uno de los linajes más glamurosos y elegantes, por sus historias de amor épicas o por las polémicas que los han perseguido, los Grimaldi siempre han logrado atraer las miradas. Uno de los aspectos que más ha interesado de la Casa Real monegasca es la verdadera relación entre sus miembros. En especial, el vínculo entre Estefanía y Carolina de Mónaco ha despertado un gran interés por estar marcado por las tensiones y los altibajos. Pero, ¿Qué sucedió entre las hijas de Grace Kelly y Rainiero que las llevo a distanciarse? Una tragedia, fuertes diferencias y un carácter opuesto son algunas de las claves para entender la intrahistoria de su complicada relación.

Para entender su historia hemos de remontarnos al principio de todo, cuando las hermanas eran unas adolescentes y sus padres aún vivían. Las primeras tensiones entre ellas aparecieron, según contaban los medios de la época, por el vínculo de cada una de ellas con sus padres. Se rumoreaba que Grace Kelly mimaba muchísimo a Carolina, mientras que Rainiero no podía echar nada en cara a su pequeña Estefanía. Ni siquiera cuando alguna de sus locuras rebeldes la hizo protagonizar los titulares de la época, como cuando se escapó del internado. 

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En cambio, a pesar de contar con el favor de su madre, Carolina no gozó de tanta permisividad ni cercanía como su hermana pequeña. Ella misma explicaba en una entrevista para la biografía de su hermano que hasta que no cumplió los 14 años no pudo comer en la misma mesa que sus padres. Una norma que se sumaba a muchas otras exigencias que hacía que tanto ella como Alberto sintieran que eran puestos a prueba constantemente. "Teníamos que estar siempre listos, seguir las órdenes. Éramos demasiado jóvenes. A los 12 años yo estaba exasperada, no quería tener nada que ver con eso", reveló en la mencionada entrevista.

El final de la relación de Estefanía y Carolina de Mónaco

A medida que iban creciendo y su rebeldía iba abriéndose paso, esa diferencia de trato se convirtió en enfados y tensiones viscerales. A esto se sumó que las hermanas tenían una forma de entender su papel dentro de la familia real muy diferente. Una que quedó aplacada a medida que Alberto II de Mónaco empezó a tener más visibilidad y relevancia en los eventos de los Grimaldi. Además, la prensa de la época no paraba de enfrentarlas tanto por su estilo como por su forma de actuar en los eventos oficiales.

Sin embargo, el punto de inflexión que puso punto y final a su relación fue el horrible e inesperado accidente que acabó con la vida de su madre en 1982. Si ya de por sí la perdida de una madre es un golpe terrible y doloroso, los crecientes rumores de que era Estefanía quien conducía el vehículo hicieron mella en la sociedad de Mónaco, en su familia y en su hermana, ojito derecho de Grace Kelly.

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Por si fuera poco, Carolina no solo tuvo que lidiar con la posibilidad de que su hermana fuera la culpable de la muerte de su madre, sino que tuvo que sobreponerse al dolor y la pena para ser el sostén de su padre. Así lo demuestran las imágenes del funeral de Grace Kelly, donde la princesa de Hannover se mantenía firme al lado de su progenitor. A partir de entonces, los actos de rebeldía, las juergas constantes, los caprichos y el carácter despreocupado quedaron atrás y Carolina se transformó en la figura femenina que necesitaba Mónaco. Su estilo cambió, sus aficiones se transformaron y se quedó con las responsabilidades que hasta entonces llevaba su madre.

Mientras la mayor de las hermanas hacía este tremendo esfuerzo por el bien de la familia, Estefanía se hundía en la pena y el descontrol. Y no solo eso, sino que los lazos entre padre e hija se estrechaban aún más. Una actitud y forma de afrontar la perdida que separó los caminos de ambas durante mucho tiempo. Mientras la pequeña buscaba fuera la manera de huir del gran dolor que la muerte de Grace Kelly había dejado, como su incursión en el mundo de la música, Carolina se convertía en el pilar fundamental de los Grimaldi y en el ejemplo de todo lo que esperaba el pueblo de Mónaco de la familia real. Esposa fiel con Stefano Casiraghi, madre dedicada y una de las mujeres mejor vestidas del momento (y de hoy en día).

Estefanía y Carolina de Mónaco rompen con la distancia entre ellas

Esos hábitos, surgidos a partir de la muerte de su madre, demostraron que ambas tenían dos formas de vivir totalmente opuestas y que ninguna de las dos comprendía a la otra. Para Carolina la vida que su hermana pequeña había escogido llevar era inaudito. Una locura, algo que no tenía cabida en la familia de la que provenían. Esto, sumado a su fuerte carácter, hicieron que dejara claro en más de una ocasión que no entendía a Estefanía. Por su lado, la benjamina quería huir a toda costa del control y rigidez del que hacía gala su hermana. Las exigentes reglas de la Casa Real de Mónaco no iban con ella ni con su carácter.

La tensión y distancia que marcaron sus años de juventud pareció empezar a romperse a medida que ambas crecían y se asentaban en sus respectivas vidas. Aunque nunca se han demostrado grandes gestos de cariño y afecto, sí que se han apoyado de manera velada. Por ejemplo, Carolina no dudó en acompañar a su sobrina Camille Gottlieb, hija de Estefanía, en la salida de un barco. Aunque parece un acto muy sencillo, era un gran reto para la joven, ya que Camille es la única de la familia Grimaldi que no está en la línea sucesoria. Por ello, no está acostumbrada a los protocolos y los eventos de esta clase.

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Eso sí, ha habido altibajos. Al mismo tiempo que tenía gestos de cercanía, también había otros en los que no dudaba en robar el protagonismo a su hermana. Un caso fue en la gala de Fight AIDS Mónaco de 2015, que Estefanía organiza con mucho cariño y esfuerzo. La princesa de Hannover llegó, vestida con un vestido de Lanvin en el que estaba estampada la Venus de Milo completamente desnuda. Un llamativo outfit que quitó la atención del evento que la pequeña de las hijas de Grace Kelly había organizado. Desde entonces han sido muy pocas las veces que ambas princesas se han dejado ver juntas y mucho menos han hablado de su relación. Parece obvio que su vínculo no estaba destinado a ser. Al menos no en esta vida. 

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