Uno por uno, todos los gestos de dolor de Mary Donaldson tras ver las imágenes de Federico de Dinamarca y Genoveva Casanova

Mary Donaldson, princesa de Dinamarca, no ha podido ocultar varios gestos de dolor desde que Lecturas publicara en exclusiva las fotografías de Federico y Genoveva Casanova

Jara Bravo

Redactora digital de Lecturas

Actualizado a 16 de noviembre de 2023, 17:51

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Federico de Dinamarca (55 años) y Genoveva Casanova (47 años) se han convertido en la noticia que ha causado más revuelo mediático a nivel internacional en el último mes. Lecturas publicaba, en exclusiva, las fotografías del encuentro entre el príncipe danés y la mexicana en Madrid. A medida que la información se asentaba, las miradas empezaban a girarse hacia el entorno de los protagonistas, concretamente Mary Donaldson (51 años), esposa de Federico y madre de sus hijos. Durante las actividades posteriores a la exclusiva, Mary sabía que todos los ojos iban a estar puestos en ella y, por ello, hizo gala de una elegancia y calma que no todos podríamos mantener.

Y es que ante todo, la princesa sabía que debía ser una buena anfitriona para sus invitados royals y no ceder a los nervios o la pena. Un poco en la línea del comunicado que emitió Casa Real, en el que mantenían una equidistancia respecto a los hechos revelados. "Mantenemos una política desde hace años de no comentar ni confirmar cualquier detalle relacionado con asuntos privados. Además, nos gustaría enfatizar nuestro compromiso de respetar la privacidad de los miembros de la Familia Real, incluido el Príncipe Heredero", se podía leer en el escrito.

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No obstante, desde que las imágenes vieron la luz, a la australiana se le han escapado varios gestos de dolor que no ha podido ocultar a pesar de toda su serenidad y saber estar. Unas expresiones y movimientos que han sido reveladoras sobre su estado anímico y que dejan entrever que el futuro del matrimonio royal está en jaque.

Mary Donaldson toca constantemente su alianza de matrimonio

Superada la primera aparición tras la exclusiva, los herederos al trono danés y los reyes de España visitaron el Centro de Arquitectura de Dinamarca. Allí, Federico y Mary explicaron a Felipe VI y Letizia la misión de ese espacio y todo lo que se podía encontrar allí. Pasearon por sus salas e hicieron la foto de rigor correspondiente. No obstante, hubo un gesto que la australiana repitió constantemente durante ese acto.

Mary no paró de juntar sus manos y tocar la alianza de matrimonio. Había veces que incluso la giraba sobre su mismo dedo. Un movimiento que deja claro el nerviosismo y dolor de la princesa por la información que salió a la luz y por la presión de tener a cámaras y medios de comunicación observando cada uno de sus pasos.

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La marcada distancia entre Federico y Mary Donaldson

A pesar que tanto durante la cena del martes como en los actos del miércoles, Federico y Mary quisieron aparentar naturalidad y tranquilidad, lo cierto es que vimos un cambio radical en sus interacciones. Los días anteriores, la pareja había hecho gala de una gran complicidad institucional, con miradas cómplices y una sincronización perfecta. Algo que no continuó a posteriori de conocerse las fotos con Genoveva.

Mientras que Federico intentó hablar y acercarse a su mujer en algunas ocasiones, Mary marcó una clara distancia que no estaba allí los días previos. La australiana procuraba mirar hacia otro lado cuando su marido estaba cerca y pasaba buena parte de su tiempo en compañía de la reina Letizia, que demostró ser un apoyo en la sombra de la princesa. Incluso hubo un momento en que, tras finalizar una fotografía oficial, Donaldson se desplazó al lado de la reina española.

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Mary Donaldson se apresura a entrar en el coche

Al terminar la cena seguramente más incómoda de su vida, los royals se dirigieron a los coches oficiales para retirarse por esa noche. Era entonces cuando la pareja danesa se apresuraba hacia el suyo. No obstante, Federico paraba a medio camino para saludar a un hombre allí apostado, mientras que Donaldson, con la mirada baja y adelantándose al príncipe, se acercaba al vehículo pasando de largo al caballero.

Al darse cuenta de su despiste, retrocedía, le daba la mano y le regalaba una sonrisa. Tras este breve instante, la princesa se giraba de nuevo para acercarse al coche, transformando su expresión en una mucho más seria. Un claro gesto de la incomodidad y dolor que sentía cuando las imágenes habían visto la luz apenas unas horas antes.

'F' de su colgante, un símbolo de amor y de dolor

Durante la cena que tuvo lugar la misma noche que se publicaron las fotografías, Mary lució un colgante con una 'F'. Una letra que se refiere a la inicial del nombre de su marido. Esta elección de joya, sabiendo que todas las miradas estarían puestas en ellos, no era gratuita. Era la forma de decirle al mundo que estaba al lado de su marido,

No obstante, a medida que avanzó la noche, pudimos ver que los gestos de Mary no se correspondían con ese apoyo y amor incondicional que el collar querría transmitir. De esta manera, esa pequeña y discreta joya podría ser otro símbolo, esta vez material, del dolor que cargaría la royal.

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La desaparición de Mary Donaldson desde la semana pasada

La visita del rey Felipe VI y Letizia hizo que Mary Donaldson tuviera que hacer acto de presencia y dejar de lado sus sentimientos. La princesa no falló a ninguno de los eventos programados y actuó con toda la normalidad posible. Sin embargo, en el momento en que se despidieron de los reyes, la australiana desapareció. Mientras su marido aparecía para promocionar una cursa tradicional danesa y continuaba con su agenda de actos, Mary se alejaba de la esfera pública. Una distancia que evidencia el gran dolor y tristeza que Donaldson está experimentando y que necesitaba digerir antes de presentarse frente a gente de nuevo.

¿Y cuál ha sido el motivo que la ha llevado a reaparecer? El más importante de todos: su hijo, Christian (18 años). El joven royal debía jurar la Constitución en el Castillo de Christiansborg con motivo de su mayoría de edad. Un hecho importantísimo en su trayectoria institucional y un momento de orgullo como padres. Sabiendo el revuelo mediático que se causaría, la reina Margarita prohibió la entrada de la prensa en el acto, así que Mary podría haber eludido la cita. 

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No obstante, la esposa de Federico quiso hacer acto de presencia, tal como revelaron las imágenes subidas por la cuenta de la Casa Real. Serena, calmada e incluso algo sonriente, Mary llegaba al castillo derrochando estilo y dispuesta a dar todo su apoyo a su hijo. Una fachada difícil de mantener por los duros momentos que atraviesa su matrimonio, pero que demuestra la fuerza y resiliencia de la royal para ahuyentar el dolor con tal de estar al lado de su hijo en uno de sus días claves.

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