Una psicóloga alemana revela el daño que Charlene de Mónaco está causando a sus hijos Jacques y Gabriella

Charlene de Mónaco siente pasión por sus dos hijos. Sin embargo, su pasado como deportista de élite podría afectar directamente a la crianza de Jacques y Gabriella.

Rebeca Alonso

Redactora digital de Lecturas

Actualizado a 15 de agosto de 2024, 13:46

GTRES
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No es ningún secreto que Charlene de Mónaco (46 años) siente predilección por sus hijos Jacques y Gabriella. En cada aparición pública que comparte con ellos deja a un lado su papel como princesa para sacar a relucir su faceta más maternal. Sin embargo, parece que esa entrega no estaría haciendo bien a los jóvenes príncipes. 

Desde la revista alemana 'Bunte' han contactado con una psicóloga que ha analizado algunos de los comportamientos y educación que Charlene le estaría dando a sus dos hijos por igual. En la mencionada publicación recuerdan como la mujer del príncipe Alberto quiso que los mellizos aprendieran a nadar siendo muy pequeños, una actividad que Jacques, concretamente, no recibió de buen agrado. "Jacques se puso a llorar y uno de los guardaespaldas tuvo que intervenir", apunta 'Bunte'.

Sin embargo, el carácter fuerte y metódico de la sudafricana como atleta de élite impidió que el pequeño saliera del agua. "Sabe que las lágrimas y el sudor son parte de ello. Pero al hacerlo, podría sobrepasarse y, sin querer, poner en peligro a sus hijos", asegura la psicóloga Verena Sziegoleit.

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¿Charlene de Mónaco está presionando demasiado a sus hijos?

La psicóloga alemana destaca que para los deportistas, "el bajo rendimiento significa fracaso", un mantra que Charlene tendría muy interiorizado por su pasado como nadadora olímpica y estaría trasladando a sus hijos. De ser cierto, esta presión podría surgir el efecto contrario. 

"El miedo a decepcionar a alguien, ya sean los padres o el entrenador, puede aumentar la presión del niño", explica Verena Sziegoleit tomando como ejemplo a la princesa Charlene. Y es que todo esto podría desembocar en una falta de autoestima en Jacques y Gabiella. Aunque la sudafricana solo quiere lo mejor para sus hijos, según la experta tendrá "consecuencias negativas". 

"Son precisamente estas expectativas tan elevadas, la presión para hacer todo a la perfección, las que pueden tener consecuencias nefastas (...) La perfección es una utopía", explica la psicóloga y psicoterapeuta a 'Bunte'. Verena concluye su intervención en la revista alemana enviándole un mensaje a la princesa monegasca: "Se allana el mejor camino posible para los niños si se les enseña a afrontar situaciones difíciles".

Jacques y Gabriella, dos príncipes de 10 años que 

Al margen de esta presión a nivel deportiva por ser los mejores, con solo 10 años, Jacques y Gabriella tienen que hacer frente a una vida en palacio que nada tiene que ver a la de sus compañeros de colegio. Respecto a cómo el matrimonio va haciendo partícipes a los niños de sus obligaciones institucionales han hablado en una reciente entrevista a un medio francés. 

"No hay una edad concreta para empezar. Las cosas hay que hacerlas poco a poco, sin forzar. Ahora no los queremos exponer demasiado, pero, por supuesto, cuando sean más mayores se involucrarán en más actividades", confesaba el príncipe Alberto. "Nuestros hijos encarnan el futuro del Principado y debemos hacerles entender porqué contamos con una protección constante", apuntaba Charlene haciendo referencia al equipo de seguridad que siempre va con ellos. 

Palais du Monaco

Aunque es evidente que los niños están afincados en Mónaco, Charlene no quiere que ni Jacques ni Gabriella pierdan su conexión con Sudáfrica, su país de origen. "Han estado en Sudáfrica varias veces y disfrutan mucho de esos viajes. Muchas veces me dicen que quieren volver para ver animales o visitar granjas. Para mí es muy especial poderles mostrar el entornó en el que crecí", confesaba la nadadora con orgullo de que sus hijos vean en Sudáfrica un refugio al que escapar. 

El misterioso verano de Charlene de Mónaco en Roc Agel

Charlene de Mónaco daba el pistoletazo de salida a sus vacaciones de verano tras su asistencia a la gala inaugural de los Juegos Olímpicos de París. Sin tiempo que perder, la nadadora se escapaba cuanto antes de la villa olímpica y tal y como publica la prensa francesa se habría instalado en Roc Agel, el refugio de los Grimaldi en Mont Agel, una mansión de 56 hectáreas situada en la frontera entre Francia y Mónaco.

Rainiero III y Grace Kelly se enamoraron de esta granja provenzal en 1957 y desde entonces forma parte de una de las joyas inmobiliarias de la familia, y la favorita de Charlene, que la reformó en 2015 para que estuviera completamente a su gusto. Cabe recordar que fue allí donde se instaló en 2022 para continuar con su recuperación tras su llegada de Sudáfrica. 

Allí, disfruta de la calma de la naturaleza , pasa tiempo con sus hijos y practica algunos de sus deportes favoritos como el golf, el tenis y, por supuesto, la natación. 

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