Estefanía de Mónaco se repone con la mejor de las noticias tras derrumbarse en su último acto público

Estefanía de Mónaco ha dejado atrás esa imagen de mujer rebelde y en la actualidad está a punto de multiplicar su trabajo como abuela, algo que no le puede hacer más feliz

Álex Ander

Periodista especializado en corazón y crónica social

Actualizado a 3 de agosto de 2024, 13:00

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De un tiempo a esta parte las llamadas 'gender reveal parties', que no son otra cosa que las fiestas para revelar el sexo del bebé que viene en camino, se han convertido en un negocio ciertamente rentable gracias al éxito de las redes sociales y sus influencers. Las penúltimas celebridades en apuntarse a esta moda han sido Louis Ducruet (31 años) el hijo mayor de Estefanía de Mónaco (59 años), y su esposa, Marie Chevallier.

La feliz pareja, que está esperando su segundo hijo, reunió a sus familiares y amigos íntimos en el restaurante Les Santons, ubicado en la localidad francesa de La Turbie, y tuvo su colofón en el momento en que los protagonistas cortaron la tarta y descubrieron que el bizcocho del interior había sido elaborado con colorante rosa, o lo que es lo mismo, que van a volver a tener una niña. Un bebé que será el segundo de los nietos de Estefanía de Mónaco. Sin duda, una gran noticia después de la preocupación que provocó verla llorando de manera desconsolada en su último acto público. 

Retirada de los actos públicos del Principado, Estefanía se ha alejado por completo de su pasado rebelde y en la actualidad disfruta de una vida tranquila y relajada junto a sus hijos. Además, de ese papel como abuela que está a punto de multiplicar.

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"[Mi madre] Está muy pendiente y da mucho amor a su nieta. En cuanto puede pide cuidar de Victorie. Es conmovedor ver cuánto se implica", ha confesado Louis sobre el papel de la princesa Estefanía como abuela. 

Estefanía de Mónaco, comprometida con la causa

Presidenta de la asociación Fight Aids Monaco, que lucha contra una enfermedad todavía algo estigmatizada. Estefanía está muy concienciada con la enfermedad, tanto es así que en 2003 accedió a posar casi desnuda en un reportaje publicado en la revista francesa Oh La! para presentar la asociación 'Mujeres frente al sida' que en ese momento acababa de crear con su hermano el príncipe Alberto. "Quiero motivar a que la gente se una a un movimiento que podrá aliviar el desamparo, la precariedad tanto psicológica como económica de todos estos enfermos excluidos de una sociedad que parece darles la espalda", señaló la propia princesa, que en realidad ya tenía algo de experiencia en eso de dejarse retratar ligerita de ropa. 

La naturalidad con la que de jovencita solía desprenderse de la parte superior del biquini en la Costa Azul contribuyó a que millones de consumidores de revistas del corazón se alegraran la vista durante los años ochenta. Una época en la que, además, la hermana pequeña de la princesa Carolina de Mónaco era bastante conocida por su agitada vida sentimental y su afición a vender exclusivas que solía comercializar con la agencia de prensa Sigma.

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Así fue hasta que, a principios de los noventa, la segunda hija de Grace y Raniero de Mónaco se enamoró de su escolta personal, Daniel Ducruet. Esta relación no hacía ni pizca de gracia a Raniero, que era conocedor de la reputación de vividor y pendenciero del francés pero acabó consintiendo la boda de la pareja después de que los tortolitos dieran la bienvenida a su segundo hijo en común (Pauline) en 1994. Para sorpresa de nadie, su matrimonio terminó cuando en 1996 una revista italiana publicó unas fotografías donde Ducruet salía desnudo, en la piscina de una villa y teniendo sexo con una bailarina de striptease. 

Tiempo de sosiego para Estefanía de Mónaco

Como un clavo saca otro clavo, Estefanía se consoló luego con otro guardaespaldas suyo, Jean Raymond, que en 1998 le dio a su hija Camille. Su última pareja estable conocida fue Adans Peres, un acróbata portugués, diez años más joven que ella, con el que se casó en secreto en 2003. Se divorciaron un año más tarde, y Adans no tuvo problema en explicar que el matrimonio se fue a pique porque él no fue capaz de soportar la presión mediática, ni tampoco llegó a sentirse integrado en la familia real monegasca. A partir de entonces, la princesa se cansó de ser la nota discordante de los Grimaldi y abandonó progresivamente el foco mediático.

Y desde que su hermano Alberto se casó con Charlene en 2011, se fue apartando también de la agenda oficial de la Casa Real para dedicarse de lleno al disfrute de su prole y a su labor solidaria. "No me adapto al rol de princesa, a tener que ir con un vestido maravilloso, a ese lado glamuroso de la monarquía", aseguró en una entrevista. "Eso no es para mí. Yo soy una mujer como cualquier otra, lo único que hago es aprovechar mi notoriedad para cambiar las cosas, para ayudar. Pero no para que las cosas que hago me den notoriedad”.

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