La princesa Charlene de Mónaco (44 años) ha vuelto, en persona, a figurar en la tradicional foto navideña con la que el principado desea felices fiestas a sus ciudadanos y seguidores. El año pasado, Charlene estaba todavía ingresada en una prestigiosa y exclusiva clínica de Suiza en la que se recuperaba de la grave enfermedad que contrajo en Sudáfrica, su país de origen. Dado su ingreso, en palacio buscaron un recurso para felicitar las fiestas, que no fue otro que un grabado en el que aparecía la familia real y un mensaje de Charlene: "Os deseo a todos unas fiestas bonitas y seguras con todo mi amor". Afortunadamente, Charlene lleva varios meses muy recuperada, por lo que puede participar en los actos más destacados del principado.
En la felicitación de este año, Charlene posa espectacular con un vestido negro sin mangas y pronunciado escote en V. Mientras el príncipe Alberto opta por un clásico traje azul, su hijo Jacques luce un traje en negro y camisa blanca. La niña, Gabrielle, ya posa como una princesa, con un vestido en color maquillaje, de falda asimétrica, con aplicaciones en pedrería, que complementa con una diadema y sandalias en dorado.
Sin duda, los rostros de Jacques y Gabrielle son los que más revelan la felicidad de volver a tener a mamá en casa –en su caso, en palacio–, después de tantos meses sin poder verla a causa de su enfermedad, y aunque Charlene ha confesado que todavía sigue convaleciente, lo cierto es que su aspecto es inmejorable.
Mónaco vive la Navidad intensamente. El pasado 14 de diciembre, el palacio monegasco abrió sus puertas al público para celebrar estas fiestas como si de un país de cuento se tratase. El patio principal está decorado con un paisaje polar, con pingüinos, renos, focas... y allí estuvo la familia real repartiendo juguetes a los niños de entre 5 y 12 años.