La cirugía a la que tuvo que someterse Kate Middleton (42 años) a principios de año ha acaparado y acapara cada día grandes titulares. El silencio ha sido absoluto acerca del estado de la princesa. Ni una imagen, ni una declaración, ni un comunicado. Solamente que viajó hasta Sandringham el pasado fin de semana para pasar un tiempo junto a sus hijos y su marido, el príncipe Guillermo (41 años). De hecho, 'The Daily Mail' contó que George, de 10 años, la Princesa Charlotte, de ocho, y el Príncipe Louis, de cinco, acudieron el pasado viernes por la mañana junto a sus padres a la finca real en Norfolk, donde el Rey Carlos III está hospedado actualmente.
Ese ha sido el único viaje y movimiento que ha hecho la princesa de Gales. Al menos que se haya sabido hasta ahora. Lo que sí se conoce es todos los eventos y deberes reales a los que ha tenido que faltar por su recuperación. Entre todas ellas está la de la gala de los premios Bafta el próximo domingo 18 de febrero. Una cita muy especial para la pareja porque se cumple un año desde su aparición juntos en los galardones, los Goya británicos, donde acallaron todos los rumores de crisis.
A pesar de que este año no se sabe si acudirá o no para quedarse cuidando de su mujer, el príncipe Guillermo, como su presidente de honor, casi nunca falla a este cita en la alfombra roja. Kate asistió en 2017 por primera vez a la galacelebrada en Londres. Hasta entonces no había querido acudir para, según revelan los medios británicos, no quitar el protagonismo a los premiados. Y solo había faltado durante la pandemia hasta ahora que su salud tampoco se lo permite. Sin duda una gran ausencia que marcará la noche en la que 'Oppenheimer', de Christopher Nolan, parte como favorita con 13 nominaciones.
Un año de los rumores de crisis entre Kate y Guillermo
La pasada edición de los Bafta la prensa británica apuntó a que el hijo de Carlos III habría sido infiel a Kate Middleton y queincluso pasó el Día de San Valentín con su amante, una joven que responde al nombre de Rosa Hanbury, quien fuera amiga de su mujer.
En plena polémica, los príncipes de Gales protagonizaron entonces una de sus apariciones más esperadas entre risas y confidencias. Después de dos años de ausencia, Kate y Guillermo volvieron a pasear por la alfombra roja de los Bafta con el objetivo de mostrar su apoyo incondicional al cine inglés. Pero sin duda también fue un movimiento premeditado con el que dejar claro que estaban mejor que nunca y que los rumores de crisis eran falsos.
Guillermo y Kate Middleton en los Bafta de 2023, premios en los que acallaron los rumores de infidelidad.
Lo cierto es que aquellas publicaciones de los rumores de infidelidad fueron borradas de un momento a otro. Un movimiento muy extraño. A los pocos días de haberse publicado la noticia, los medios británicos la hicieron desaparecer de todas las plataformas, algo que llevó a que el resto de la prensa se preguntara si no habría habido algún tipo de censura por parte de la familia real británica para acallar esas informaciones. Se habló de que se había aplicado la 'super-injunction', un término que hace referencia a la herramienta legal que permite a las instituciones y personas más poderosas silenciar a los medios.
Esta ley de privacidad ofrece un amparo legal a aquellas personas que no han efectuado declaraciones con respecto a su vida privada y que se ven expuestos públicamente sin su consentimiento. Una defensa que podría haber alegado el príncipe Guillermo cuando saltó el escándalo.
La cuestión es que este rumor sobre la supuesta relación entre el heredero al trono y Hanbury surge en 2018, cuando Kate estaba embarazada de su tercer hijo. Supuestamente el futuro Rey habría tenido un affaire con la joven, que habría sido amiga de Middleton. Una crisis matrimonial que supuestamente duró unos meses pero de la lograron reponerse, siguiendo con sus vidas con total normalidad. No obstante, la princesa de Gales puso una condición, no tener que volver a coincidir con la supuesta amante nunca más. Y así fue hasta el pasado 6 de mayo de 2023, que Rosa Hanbury estuvo presente en la coronación de Carlos III y uno de sus hijos, fue el paje del monarca, al que acompañaba también su primer nieto George, hijo de los príncipes de Gales.