El alto precio que ha pagado Mary Donaldson por Federico: las renuncias de la futura Reina de Dinamarca

Antes de ser princesa, Mary era una ciudadana normal y corriente que tuvo que renunciar a muchas cosas para casarse con Federico de Dinamarca, desde su profesión oculta a su familia

Gema Amil

Redactora Jefe digital de Lecturas

Actualizado a 1 de enero de 2024, 11:48

Instagram @detdanskekongehus
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Mary Donaldson (51 años) se ha convertido en la gran protagonista de las últimas semanas. Todos los ojos están puestos en la esposa de Federico de Dinamarca después de que la revista Lecturas publicara en exclusiva las imágenes de la velada en Madrid del príncipe junto a Genoveva Casanova. Mucho se ha hablado de la situación en la que se podría encontrar la nuera de la reina Margarita, futura reina consorte de Dinamarca, y del punto en el que está su matrimonio con el heredero al trono danés. Justo este 2023 se han cumplido 20 años del anuncio de su compromiso y en mayo de 2024 Mary y Federico de Dinamarca celebrarán dos décadas desde su boda real.

Con el anuncio de la abdicación de la reina Margarita el próximo 14 de enero, todos los ojos se posan sobre el futuro rey, Federico, pero también sobre la futura reina consorte. Mary Donaldson renunció a casi todo para convertirse en princesa. Abandonó su país, a su familia, su profesión y la que había sido su vida. Firmó unas férreas capitulaciones matrimoniales y pasó a formar parte de la Familia Real danesa. Ahora, será reina y, sin duda, en uno de los momentos más convulsos de su historia.

Mary Donaldson renunció a su carrera y su profesión

Si nos centramos en las princesas y reinas europeas, como Mary Donaldson o la reina Letizia, son mujeres con un nivel alto de estudios que tienen que abandonar su profesión para ponerse al servicio de la corona de su país. En el caso de la esposa de Federico de Dinamarca, además, tuvo que cambiar de continente y es que ella es natural de Australia. Mary renunció a su profesión -ella se licenció en Comercio y Derecho en la Universidad de Tasmania y luego amplió su formación con una titulación enfocada a la publicidad y el marketing- y también se alejó de su familia y amigos de toda la vida para mudarse a Europa. Cuando conoció a su actual marido trabajaba como directora de cuentas en publicidad y era muy deportista, curiosamente amante del hockey.

Mary de Dinamarca ha renunciado a todo por amor y para entregarse en cuerpo y alma a sus funciones como princesa y futura reina, además de madre. Su agenda es muy intensa y clave, no solo dentro de Dinamarca sino también fuera. Ser una princesa o reina consorte va mucho más allá de las joyas, los vestidos o las tiaras. Profesionales, discretas, elegantes y siempre con un paso por detrás, las exigencias son muy altas.

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Alejada de su familia en Australia, casi 'invisible' en Dinamarca

Mary, como el resto de consortes plebeyas, no ha crecido dentro de la monarquía ni ha sido educada especialmente para el papel fundamental que ocupa y que además marcará su futuro (y el de sus hijos). En estos días hemos visto a la princesa Mary más tensa que nunca en sus 20 años como miembro de la familia real danesa pero, una vez más, ocupando su lugar dentro de la corona y, sobre todo, al lado de su marido, el príncipe Federico.

Mary Donaldson vive alejada de su familia, tanto es así que la relación que pudiera mantener con sus hermanos no podría ser la mejor. Rumores que nunca se han molestado en desmentir desde la Familia Real danesa (que no entra en temas personales de sus miembros). Lo cierto es que Mary no tiene prácticamente relación con su familia y los Donaldson son unos desconocidos en Dinamarca. Pocas, muy pocas, han sido las veces que han acompañado a la princesa en algún acto. Para la prensa danesa la familia de su futura reina son prácticamente "invisibles".

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Mary Donaldson trabajaba y salía con sus amigas cuando conoció al príncipe de Dinamarca en un pub durante los Juegos Olímpicos de Sidney del 2000. Disfrutaba de su vida anónima y alejada de la vida encorsetada de palacio pero su vida dio un giro radical. No lo tuvo fácil, sobre todo por la oposición de la reina Margarita y también el demoledor acuerdo que tuvo que firmar estando ya casada con Federico. Mary hacía deporte y amaba vestir de forma casual. Ella misma lo confesó en una entrevista en Financial Times: "Yo era una chica de camiseta corta y pantalones cortos, conocida por andar descalza. Desde muy temprano hubo expectativas sobre lo que vestía y si iba apropiada, eso fue bastante desalentador para mí". Ahora, todos los ojos están puestos en cada uno de sus looks y luce joyas de incalculable valor histórico, con la presión y la responsabilidad que ello conlleva.

Madre de cuatro hijos, Christian, Isabela  y los mellizos Vincent y Josephine, ha dejado atrás su 'libertad' por amor al príncipe ganándose, no sin esfuerzo, el cariño y el respeto del pueblo danés. Unas costumbres, una cultura y una vida en palacio que queda lejísimos de lo que ella había conocido desde que era una niña y hasta cerca de los 30 años. Pero, sobre todo, ha conseguido que el príncipe Federico, conocido en su país como ‘el príncipe turbo’ y protagonista de alguna que otra polémica, sentara la cabeza y formara su familia. Mary siempre está ahí, aunque eso no evita que se lleve algún que otro sobresalto con sus correspondientes disgustos.

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