Ser el relevo generacional de una familia bodeguera de prestigio con 135 años de historia es algo que, sin duda, imprime carácter. Hablamos con Marta y Adrián Martínez Bujanda acerca de la historia de Martínez Bujanda y sobre sus planes de futuro para continuar con el legado de cinco generaciones.
¿Qué se siente al tomar el relevo de una bodega con 135 años de historia?
Marta Martínez Bujanda: Tomar el relevo significa no solo preservar lo que hemos construido, sino también seguir evolucionando y adaptándonos a los tiempos actuales. Sentimos un profundo respeto por nuestra historia y aceptamos el reto de aportar nuestra visión.
Adrián Martínez Bujanda: Es un orgullo inmenso, una gran responsabilidad y una inspiración para seguir con este proyecto.
Son la quinta generación de una de las bodegas referente dentro y fuera de España. ¿Cómo afrontan esta oportunidad?
M.M.B: Es una oportunidad única y un desafío fascinante. Nos coloca en una posición privilegiada para mirar al pasado con gratitud y al futuro con ambición.
A.M.B: Somos conscientes del importante papel de nuestra familia en el mundo del vino y queremos seguir expandiendo ese legado, innovando, pero sin perder la esencia que nos ha llevado hasta aquí.
Marta Martínez Bujanda:"El vino ha sido mi pasado, presente y futuro".
¿Siempre tuvieron claro que querían dedicarse al mundo del vino?
M.M.B: Estudié Dirección de Empresas y hace más de 20 años me incorporé a la bodega como directora de Exportación. También soy la presidenta de La Ruta del Vino de Rueda. El vino ha sido mi pasado, presente y futuro.
A.M.B: Yo estudié Derecho y Ciencias Políticas. Estuve trabajando 5 años en despachos de abogados y, aunque fue una época maravillosa, me di cuenta de que lo que más me iba a realizar como persona era continuar el legado familiar.
¿Es una infancia entre viñedos tan especial como parece?
M.M.B: Sí. He crecido jugando en el patio de casa con tractores y maquinaria agrícola, escondiéndome entre barricas y corriendo entre viñedos.
A.M.B: Tengo muchísimos recuerdos. Jugar por los viñedos, ver las vendimias con la familia, oler las barricas mientras se elaboraban los vinos... Todo eso ha marcado mi infancia.
¿Hubo alguien que les transmitiera su amor por el mundo del vino?
M.M.B: Mis abuelos, vivíamos juntos en la casa familiar. Ellos fueron mis referentes y mi inspiración. Y mi madre, con la que he podido trabajar mano a mano.
A.M.B: Sin duda, mi padre Carlos y mi abuelo. Ellos me transmitieron, más allá del conocimiento técnico, la importancia del respeto por la tierra, la tradición y el hacer las cosas bien.
Adrián Martínez Bujanda:"La sostenibilidad es el camino. Queremos ser un referente por la calidad de nuestros vinos y por la forma en que los elaboramos".
Desde la fundación de la bodega en 1889 hasta hoy, ¿qué ha cambiado?
M.M.B: Desde que mi bisabuelo Joaquín emprendió esta aventura en Oyón hasta hoy, con cinco bodegas con presencia internacional, hemos evolucionado adaptándonos a los cambios del mercado sin perder nuestra identidad.
A.M.B: Hemos integrado tecnología y sostenibilidad, manteniendo siempre la esencia. Cada una de nuestras bodegas tiene su personalidad y carácter, pero todas comparten los mismos valores de calidad y respeto por la tradición.
¿Cómo ven el futuro?
M.M.B: A medio plazo, consolidar nuestra presencia en mercados clave y seguir apostando por la sostenibilidad. A largo plazo nuestro objetivo es que el legado familiar continúe.
A.M.B: La sostenibilidad es el camino. Queremos ser un referente no solo por la calidad de nuestros vinos, sino también por la forma en que los elaboramos.
Si pudieran mandar un mensaje a sus futuras generaciones, ¿qué les dirían?
M.M.B: Que entiendan que el vino no es solo un producto, sino una forma de vida.
A.M.B: Que nunca olviden de dónde venimos, que respeten el legado familiar y que sigan innovando, adaptándose a los nuevos tiempos, pero sin perder nunca de vista la esencia que ha hecho que nuestra familia sea un referente en el mundo del vino.