Francesc Fàbregas Soler (o Cesc, como se le conoce) nació en Arenys de Mar (Barcelona) el 4 de mayo del 87. Enseguida mostró una habilidad extraordinaria para el fútbol y jugó en las categorías inferiores del C.E. Mataró y del F.C. Barcelona. Hasta que los cazatalentos del Arsenal se lo llevaron en el 2003 de La Masia, la cantera azulgrana. Con el equipo inglés consiguió dos hazañas: ser el jugador más joven que disputaba un partido con el primer equipo, a la edad de 16 años y 177 días, y ser también el anotador más joven de la historia de los ‘Gunners’.
En poco tiempo se convirtió en un jugador decisivo para el Arsenal y deseado por otros equipos. El Real Madrid anunció estar interesado en el centrocampista pero el entrenador del equipo inglés del momento, Arsène Wenger, no quería desprenderse de él.
Luis Aragonés sí que lo convocaría para la Selección Española. Fue en el 2006 cuando ‘Chiquito’, como le llamaba el seleccionador, jugó por primera vez con ‘La Roja’. Y no sería hasta el 15 de agosto del 2011 que el catalán abandonaría profesionalmente Londres, tras ocho años, para fichar con el Barça por 40 millones de euros.
Su aterrizaje en Barcelona vino acompañado de un cambio de vida muy importante, y no solo en lo que al traslado se refiere. Cesc rompió con la que fuera su novia desde los 16 años, Carla Dona García, una licenciada en Psicología que se había adaptado muy bien a la vida del futbolista en Londres, y meses más tarde empezó una relación con Daniella Semaan, una bella libanesa 12 años mayor que Cesc, divorciada del magnate libio Elie Taktout y con dos hijos fruto de este matrimonio.
Se conocieron en el 2010 en el restaurante japonés Nozomi de Londres. Aquel día, Daniella le pidió un autógrafo y parece ser que también consiguió su número de teléfono.
Pero la noticia de su noviazgo no saltó hasta el verano del 2011, cuando el centrocampista ya había roto con Carla. Durante aquellas vacaciones, pudo verse a la pareja en Yakarta (Indonesia), Bali y la Costa Azul francesa. Y desde entonces, no han escatimado en muestras de cariño, como el tatuaje que el jugador del Barça se hizo en el brazo y en el que puede leerse en árabe ‘Mi vida D para siempre’ o el recordado beso que se dio la pareja frente a las cámaras tras la victoria de ‘La Roja’ en la Eurocopa 2012.
Ni siquiera las duras declaraciones que el exmarido de Daniella hizo al diario inglés The Sun cuando se conoció el romance, han podido con la relación. Cesc tuvo que leer perlas como esta: “Tiene 25 años y es un tonto. Ella fue detrás de él y lo dejará en cuanto su dinero y su fama se terminen. Fàbregas no es David Beckham”.
Sin embargo, nada cambió, sino al contrario y, a finales del 2012, Cesc se sumó al ‘baby boom’ en el que vivía el vestidor del Barça con los hijos de Messi, Thiago, Piqué, Valdés, Pedro y Villa, anunciando que él y Daniella iban a ser papás de una niña que se llamará Lia.
Para vivir más cómodamente con Daniella, los hijos de esta, con los que se lleva muy bien, y su pequeña, Cesc decidió cambiar de casa, y acabó trasladándose al ático que Piqué, amigo de Cesc desde su época de La Masia, compartía con Shakira en la Ciudad Condal.
Según él mismo se define: “Soy muy responsable, muy disciplinado y vivo mi profesión al 100%. No, al 200%. A veces creo que demasiado, que desconecto poco… Vivo pensando en mi profesión constantemente”. No obstante, también tiene tiempo de pensar y sorprender a los suyos.
Durante sus años en Londres, contó con el apoyo incondicional de sus padres, separados desde que él tenía 13 años, y su hermana Carlota, y Cesc ha respondido a este cariño siempre que ha tenido la más mínima ocasión, como el día en que hizo realidad el sueño de su hermana: conocer a Orlando Bloom.
El 10 de abril de 2013, Cesc fue padre de su primera hija: Lia. Y en septiembre de 2014, su madre, Núria Soler, dio a luz a Claudia, hermanita del futbolista y tía de Lia. Cesc y Daniella anunciaron en enero de 2015 que su segunda 'princesita' venía en camino. En octubre de 2016, Cesc y Daniella anunciaban que estaban esperando un niño.
En 2018 la pareja se dio el 'sí, quiero' en una isla privada en Sa Feeradura, un idílico enclave al lado de la costa ibicenca.