¿Va a dejarnos la IA sin trabajo? ¿Cuál es el veredicto sobre el debate ético de la ghiblilización? ¿Puede la inteligencia artificial ayudarnos a vivir mejor? Todas estas preguntas rondan en nuestras cabezas desde que en 2022 la IA dio un salto y acabó en nuestros bolsillos. Todos podemos usarla, y eso ha despertado todo tipo de debates y polémicas. Toca preguntarse, de toda la información que recibimos, cuál es real y cuál está sesgada.
Para ello contamos con Manuela Delgado, ingeniera y divulgadora conocida por proyectos tan ingeniosos como el de El curioso sesgo de la croqueta, con el que la experta ilustra cómo nuestros prejuicios pueden influir en los modelos de IA y en nuestras percepciones de esta. Su objetivo es acercar la inteligencia artificial de manera accesible y entretenida a la sociedad, y con esa misma intención responde en exclusiva a estas preguntas para Lecturas.
Si sigues pensando que la Inteligencia Artificial no puede ayudarte o te sientes perdida en este mundo de avances digitales, tienes que leer esta entrevista. En ella, Delgado nos explica qué es realmente la Inteligencia Artificial y tumba algunos de los mitos que corren respecto a ella.
Hablemos de IA
Para empezar, creo que es muy importante resolver esta pregunta cuya respuesta creo que no todos conocemos, y acabamos pensando que estamos en una película de ciencia ficción: ¿qué es realmente la IA o cómo funciona en particular la que se está desarrollando?
Se puede decir que la IA es un campo de la informática diseñado para que las máquinas (los dispositivos conectados a internet) puedan resolver tareas simulando la Inteligencia humana. Se basa en algoritmos que pueden procesar grandes cantidades de datos, aprenden, reconocen patrones y razonan, de tal forma que puede tomar decisiones. Estas decisiones siempre tienen que estar supervisadas por una persona.
Un algoritmo es como una receta de cocina, tienes los ingredientes (datos) y los pasos a seguir para hacer el plato final. Si utilizamos buenos ingredientes, conseguiremos un buen plato. Lo mismo pasa con la IA, si se alimenta con datos de calidad, tendremos buenos resultados, si no, no habrá quien se coma el plato que se haya cocinado.
El primer algoritmo de Inteligencia artificial, como se puede ver en la película El código Enigma, se programó en la década de los años 60-70. Desde entonces, hasta la actualidad, los algoritmos han evolucionado consiguiendo procesar más volúmenes de datos y haciendo predicciones más profundas.
El gran impacto de la IA en los últimos dos años (desde que en noviembre de 2022 Open IA lanzó al mercado ChatGPT), se debe fundamentalmente a que se puso al alcance de todas las personas (con acceso a internet) una nueva capacidad de la IA, un nuevo algoritmo que es capaz de crear cosas nuevas y que entiende el lenguaje natural. Es decir, podemos hablar con la máquina y esta nos entiende tal cuál hablamos.
También es capaz de hacer mejor reconocimiento a partir de imágenes y conoce nuestros comportamientos (patrones) porque ha ido aprendiendo todos estos años atrás.
Por resumirlo, hasta ahora la IA podía completar la frase que estábamos escribiendo, proponiendo opciones para seguir escribiendo. El gran cambio es que ahora puede crear la frase sola, si tiene una indicación de cómo hacerlo. Puede, por ejemplo, escribir una carta de presentación para una oportunidad laboral. Lo hará de tal forma que parezca que lo ha escrito una persona, porque ha aprendido a hacerlo. Dependiendo del objetivo que se quiera conseguir, se utiliza un algoritmo u otro. Lo importante es comprender que con ayuda de la IA se puede hacer una predicción muy fiable, que no infalible.
¿Cómo ha impactado la aparición de la IA en el bienestar general de la población?
Ha supuesto un impacto relevante y positivo. En el campo de la medicina, por ejemplo, ha optimizado procesos que repercuten en la mejora de diagnósticos, o en la optimización de la gestión de los expedientes de los pacientes. Esto significa que nos ha adelantado mejoras e investigaciones, porque ha sido capaz de procesar datos y hacer predicciones que sin IA hubiera supuestos años y muchos recursos de los que no se dispone. Esto no quiere decir que la IA sea quien diagnostica, sino que la IA ayuda a avanzar en las investigaciones que serán siempre validadas por profesionales.
Esto ocurre en otros campos que nos permiten mejorar el día a día, como recibir en el móvil alertas que nos interesan, ya que nos ofrece un tratamiento más personalizado y eficiente.
¿Puede la IA ayudarnos a ganar bienestar en el punto de desarrollo en el que se encuentra ahora mismo?
En este sentido la IA tiene un gran potencial por explotar. Recordemos que la IA se alimenta de Datos y que actualmente, los algoritmos están súper avanzados en cuanto a lo que pueden conseguir. La cultura del dato aún no está integrada en las personas y las empresas. Es decir, cedemos datos continuamente que son oro para mejorar nuestro día a día.
Pensemos en una ciudad cualquiera. Los datos que se vierten sobre la movilidad de las personas son datos en abierto (los comparten las instituciones públicas). Son Datos anonimizados, es decir, que no se puede identificar a una persona por ese dato, pero sí se puede saber su estilo de vida.
¿Qué podemos hacer con estos datos? Imaginemos, por ejemplo, a una empresa de ascensores que quiera optimizar el consumo energético de sus instalaciones. Gracias a la IA puede cruzar los datos de consumo energético con datos de movilidad de un inmueble, optimizando así el consumo, el mantenimiento, los repuestos y mejorando el ciclo de vida del ascensor, lo cual contribuye a la sostenibilidad. Y esto, a su vez, nos beneficia como población.
En esta línea, ¿Cómo se estima que su desarrollo en los próximos años pueda mejorar nuestra calidad de vida?
Al mejorar los procesos hasta ahora ineficientes, por falta de capacidad para procesar un volumen de datos tan alto, servicios como, por ejemplo, los de movilidad de las ciudades, conseguirán ser más eficientes. Veremos tratamientos médicos más personalizados o mayor conectividad entre instituciones pública, que conllevará una mejora en los procesos administrativos y la eficiencia energética.
También jugarán un papel importante los dispositivos biométricos, como los de los Smart Watches o los que llevan incorporados los teléfonos móviles, que permitirán hacer mejor seguimiento del paciente fuera del centro hospitalario.
Socialmente, existe una gran preocupación por el uso excesivo de pantallas, en especial entre los más jóvenes. ¿Qué papel puede jugar la IA en este contexto?
No todas las pantallas significan lo mismo. A través de una pantalla se puede acceder a un mundo de conocimiento que le permite al joven o la joven saciar su curiosidad, encontrar su identidad, afirmarse como persona y encontrar el conocimiento que necesita para progresar en su formación académica. Soy madre de dos adolescentes, y por eso entiendo que esta preocupación, que yo misma tengo, está entorno al algoritmo adictivo de algunas redes sociales.
Como antes explicaba, un algoritmo es un conjunto de tareas que permiten que se consiga un objetivo. En el caso de los algoritmos adictivos de ciertas redes sociales, con público mayoritariamente adolescente como Tik Tok, están diseñados para que se mantenga al usuario el mayor tiempo posible usando la aplicación. Lo paradójico es que los jóvenes se acercan a la aplicación para conectar socialmente, algo que es vital en este periodo de sus vidas, y esta acaba haciendo justo lo contrario, reduce su vida social porque el algoritmo le provoca seguir en bucle viendo contenido.
Sin embargo, hay otras aplicaciones tremendamente creativas que les permiten desarrollar sus intereses de una forma espectacular, como todas las herramientas para hacer presentaciones, construir, aprender idiomas. El uso de ChatGPT puede ser muy inspirador y creativo si se sabe utilizar. Prohibir su uso es frenar un avance necesario.
Mi punto de vista es el de invertir en educación antes que en la prohibición. Acompañarles en su contacto con las pantallas, entender para qué las usan y qué les interesa, para poder seguir ese interés lejos del mundo online. Y, sobre todo, no culpabilizarles por su uso y escucharles activamente.
Estamos ante una generación que tiene adoptada a la IA de una forma nativa, por lo que también tienen mucho que decir. Por otro lado, no todo el peso debe caer del lado de la educación. Estos algoritmos deben estar regulados y ser éticos. Solo así se conseguirá que se haga un uso seguro de las pantallas.
Desde su aparición ya hemos visto algunas batallas éticas relacionadas con la IA, como lo sucedido con los menores que la usaron para “desnudar” a sus compañeras o el reciente boom de la ghiblilización. ¿Cuál es tu diagnóstico como profesional sobre este tipo de preocupaciones? ¿Avanzaremos hacia una IA más ética o es una deuda que tenemos como sociedad?
Las oportunidades que se abren con cada avance de esta tecnología son en muchos casos incontrolables, y sin duda, llegan más rápido que la legislación. Fue el caso de los menores que desnudaron a sus compañeras. Como decía antes, esto no es cuestión únicamente de educación en valores. El algoritmo debe ser ético y no debe permitir este tipo de cosas. Es técnicamente posible evitarlo.
En el caso de la ghiblilización, o cualquier otro tipo infracción de los derechos de autor, es diferente. Para que un modelo de IA pueda reproducir un estilo artístico, ha sido previamente entrenado para ello con los datos del artista. Entonces, ¿quién está actuando en este caso de forma poco ética o incluso ilegal?
En redes estamos escuchando mucho hablar de los riesgos medioambientales de la IA. Dicen, por ejemplo, que una pregunta a ChatGPT consume una botella de agua completa, o que el funcionamiento de la IA un día contamina lo mismo que cinco coches durante toda su vida útil. ¿Es la situación tan alarmante como nos la están pintando?
Volvemos a los datos. Si pensamos en la IA como algo físico, nos podemos imaginar naves de gran extensión en las que se almacenan ordenadores de gran volumen que deben estar siempre conectados a la red eléctrica, y que necesitan una temperatura ambiente determinada.
El consumo estimado para una respuesta de 100 de palabras a un modelo como ChatGPT o similar, es de 500 ml de agua. En energía, es el equivalente a alimentar 14 bombillas LED durante una hora. Por eso es tan relevante que se haga un buen uso de la IA.
El plano laboral la IA genera inquietudes. ¿Es cierto que vamos a perder trabajos por su culpa? ¿O podría mejorar nuestra calidad de vida al facilitar cosas como el teletrabajo o la conciliación?
Desaparecerán algunos trabajos, pero aparecerán otros. En nuestros puestos de trabajo aprenderemos a utilizar la IA para hacer tareas repetitivas y de gestión, o en las que no aportemos valor real, para tener más tiempo para hacer otras que sí necesiten de nuestro conocimiento, pensamiento crítico o creatividad.
Por ejemplo, para la búsqueda de documentos determinados, la IA es capaz de reconocer palabras, textos o imágenes que le indiquemos. Para resolver dudas de los clientes, la IA es capaz de contestar a las preguntas más frecuentes como lo haría una persona. En formación, la IA es capaz de adaptarse a la forma de aprender del alumnado u optimizar el tiempo y que este sea más efectivo. Después de una reunión, solo con el audio de la grabación puede pasar el acta correctamente estructurada, crear una presentación e incluso redactar el cuerpo del correo en el que queremos enviarla.
Si todas estas tareas están automatizadas y las delegamos en una IA se puede utilizar el tiempo en cosas que nos interesen más y sean de más valor. Tanto dentro como fuera del trabajo. Además, la IA ayuda a que, algunas tareas presenciales puedan pasar a hacerse de forma telemática. En este sentido, veremos cómo los avances en ciberseguridad permiten hacer tareas más complejas de forma telemática y segura.
Esta transición también es un tema cultural, demográfico y social. Por lo que cuando se escucha que una profesión se ha destruido en un país, hay que tener en cuenta estos factores para trasladarlo a España y valorar el impacto que eso tendría en nuestro territorio. Por ejemplo, en China, muchos servicios de hostelería se hacen enteramente robotizados mediante IA. Algo así en España es más difícil de trasladar por temas culturales.
Para concluir, si alguien que nos esté leyendo quiere acercarse a la IA con la intención de mejorar su calidad de vida, ¿qué le recomendarías hacer?
Informarse y formarse. Tomar conciencia de cómo funciona en su día a día, en cada interacción con las máquinas, móviles, aplicaciones y dispositivos conectados. Ser conscientes de qué datos se ceden, leer las políticas de privacidad, configurar las preferencias en los dispositivos. En mi artículo de National Geographic Por qué es importante que sepas de IA explico con más detalle las fortalezas que podemos encontrar en la IA. Animo a todas las personas a formar parte de la IA, a conocer qué se puede conseguir son su uso y a seguir explorando para vencer el miedo.