Acaban de cumplirse 40 años de la fatídica muerte de Fran de Borbón y Martínez-Bordiú. Tenía solo 11 años y era el primer hijo de los duques de Cádiz, Alfonso de Borbón y Carmen Martínez-Bordiú Franco (76 años). La vida de Carmen siempre estuvo marcada por el fatal accidente de tráfico que le arrebató a su pequeño, una muerte que jamás superó y que le hizo volcarse en su otro hijo, Luis Alfonso, que logró sobrevivir a la tragedia, y en su otra hija, Cynthia, nacida de su matrimonio con Jean-Marie Rossi.
Una triste historia de amor
Carmen era nieta del dictador Francisco Franco y, aunque ella lo niegue, albergó algún día una mínima esperanza de llegar a ser reina de España. Un deseo que, más que suyo, era de su suegra, Enmanuela Dampierre, o del propio Alfonso de Borbón, quien siempre renegó de la renuncia que su padre, el infante don Jaime –segundo hijo de Alfonso XIII–, hizo de sus derechos dinásticos por el simple hecho de ser sordomudo.
Alfonso declaró en cierta ocasión a una televisión francesa que tenía posibilidades de reinar en España. "Hay tres condiciones para esto: tener sangre real, tener treinta años de edad y ser español. Obviamente, yo cumplo dichos requisitos". Franco, sin embargo, se mantuvo firme en su decisión de designar a su primo Juan Carlos como su sucesor a título de rey.
"Fue un flechazo", afirmó el duque de Cádiz
Alfonso de Borbón tenía 35 años cuando se enamoró de Carmen Martínez-Bordiú, que en aquellos años, 1971, era una joven de apenas 20. Alfonso de Borbón era embajador español en Suecia y había conocido a Carmen en un viaje que esta realizó con sus padres al país escandinavo. "Fue un flechazo", aseguró Alfonso, quien destacó de ella que "lo que más me ha atraído es su madurez... Es una chica joven, pero muy bien formada". Los 15 años de diferencia que se llevaban entre ellos no suponía ningún obstáculo para él, pero sí para ella, que ya por entonces había dado muestras de su carácter independiente y un poco rebelde, tal y como se vería años después.
Pero como todas las jóvenes, también Carmen soñaba con casarse con un príncipe azul. Alfonso no era príncipe, ni siquiera infante, pero sí era duque de Anjou y, por tanto, depositario de los derechos reales de la corona de Francia. Una posibilidad, la de ser rey de Francia, más difícil aún que la de reinar en España, todo sea dicho.
Vestida de Balenciaga, Carmen Martínez-Bordiú le dio el "sí, quiero' a Alfonso de Borbón, convertido ya en duque de Cádiz, en marzo de 1972. La boda se celebró en la capilla del palacio de el Pardo, residencia oficial de Franco, que ejerció de padrino de su nieta, en lugar de hacerlo su padre, Cristóbal Martínez-Bordiú. Carmen, Carmencita, era la nieta favorita de Franco, así que el cirujano decidió concederle ese honor a su suegro.
Alfonso y Carmen, en sus primeros años de casados.
Unos vecinos muy, muy famosos
Los recién casados, inicialmente, vivieron en Estocolmo, hasta que se mudaron a Madrid. Se quedaron a vivir unos meses en El Pardo, mientras no les acababan las reformas de su piso del número 31 de la calle San Francisco de Sales, en Madrid. Sus vecinos del piso de arriba, ojo, eran Julio Iglesias e Isabel Preysler, por lo que Carmen e Isabel se hicieron amigas íntimas.
Los duques de Cádiz, con sus dos hijos.
Los nacimientos de Fran y Luis Alfonso
Pero volvamos al recién estrenado matrimonio de los duques de Cádiz. Muy pronto, prácticamente a los nueve meses de la boda, llegó el primer hijo, Fran, nacido el 22 de noviembre de 1972. Y tan solo un año y medio después, el 25 de abril de 1974, nació Luis Alfonso, el segundo hijo de la pareja.
Por supuesto, los niños se convirtieron en la absoluta prioridad de sus padres, pero muy pronto el matrimonio empezó a hacer aguas por todas partes. Alfonso era un hombre de disciplina militar, amante de los deportes de invierno, de carácter taciturno, le gustaba estar en casa y, con toda seguridad, bastante chapado a la antigua. Un hombre gris, en definitiva.
Carmen, con su hijo Luis Alfonso.
Carmen era todo lo contrario. Era una mujer muy joven, con ganas de salir y divertirse, ver a las amigas, ir a los toros, a la Feria de Sevilla y a cuantas fiestas la invitaran –que no eran pocas– para codearse con lo más granado de la sociedad madrileña. En otras palabras, Carmen se aburría soberanamente con Alfonso.
Así, Carmen, la nietísima, decidió un día de 1979 mandar a paseo su matrimonio y ponerse el mundo por montera. Obviamente, eso, con su abuelo en vida, nunca hubiera pasado, pero eran los años de la transición y Carmen, posiblemente por primera vez en su vida, se sintió libre de cualquier atadura.
Carmen renuncia a sus hijos y se marcha a París
La vida de los dos hijos de Alfonso y Carmen hay que contextualizarla con la azarosa vida de su madre. Tras romper su matrimonio y enamorada del anticuario francés Jean-Marie Rossi, 22 años mayor que ella, lo deja todo –incluso a sus hijos– y se marcha a vivir su pasión francesa. A Fran y Luis Alfonso, como no puede ser de otra manera, la ruptura y la distancia de su madre les resulta muy dolorosa, pero jamás dejaron de amarla.
Los niños se quedaron al cuidado de su padre, que en la separación había obtenido la custodia, y viajan a París con cierta frecuencia para visitar a su madre. Carmen nunca puso un obstáculo para que sus hijos se quedaran en Madrid con su padre, precisamente, porque nunca quiso romperles sus rutinas ni cambiarles la atmósfera en la que habían crecido. Pero fue muy duro para ellos.
Alfonso de Borbón les inculcó la pasión por el deporte, sobre todo, con los deportes de invierno, de los que era un ferviente practicante. Tanto Fran como Luis Alfonso eran muy buenos esquiadores, como su padre, y Luis Alfonso, además, jugaba al hockey sobre hielo.
Luis Alfonso nunca olvidó a su hermano. "Dios te llamó muy pronto; te sigo recordando como siempre y me haces mucha falta", escribió en sus redes.
La fecha maldita: 7 de febrero de 1984
La vida de los Borbón-Martínez Bordiú quedó hecha trizas ese 7 de febrero de 1984. Era un domingo, sobre las diez de la noche, y los periódicos diarios estaban cerrando sus últimas páginas de la edición que estaría en los quioscos al día siguiente, lunes, cuando un teletipo de la agencia Efe sonaba con fuerza como siempre que había una noticia de alcance. El duque de Cádiz había sufrido un gravísimo accidente en Navarra cuando volvía de esquiar de Astún, en el Pirineo aragonés. En el coche, conducido por Alfonso de Borbón, viajaban sus dos hijos y 'la seño', la mujer que se ocupaba de los niños.
Las primeras noticias no eran nada alentadoras. El duque de Cádiz se había saltado un stop y chocó fronto-lateralmente con un camión Pegaso. Los cuatro ocupantes del vehículo, aún con vida, fueron trasladados de urgencia al hospital de Navarra, pero Fran, que solo tenía 11 años, ingresó clínicamente muerto. Falleció a las pocas horas.
"Me haces mucha falta", escribió Luis Alfonso
Luis Alfonso, pese a tener solo 9 años cuando sucedió la tragedia, jamás olvidó a su hermano mayor. El 7 de febrero de 2020, hace cuatro años, escribió: "Querido Fran, 36 años desde que te fuiste... Dios te llamó muy pronto; te sigo recordando como siempre y me haces mucha falta".
Alfonso de Borbón y su hijo, visitando la tumba de Fran.
Con el duque de Cádiz hospitalizado, muy grave, al igual que Luis Alfonso, fue el entonces rey Juan Carlos el encargado de llamar a París y comunicarle a Carmen Martínez-Bordiú que Alfonso y los niños habían sufrido un fatal accidente. Años después, Carmen reveló que "aquella tragedia marcó mi vida". Aunque su hijo permanecía con un hilo de vida ella sabía que Fran iba a morir, como así fue. "Cosas que sabe una madre...", dijo. Durante el funeral de su hijo, Carmen se mantuvo serena y muy entera, una actitud que sorprendió a todo el mundo. "No se me cayó una lágrima con la muerte de mi hijo. Cuando un dolor es tan fuerte se te secan las lágrimas", le contó a Bertín Osborne.
La primera de otras tragedias
Nada puede haber más doloroso que la pérdida de un hijo, pero la muerte de Fran fue la primera de una racha de tragedias que marcaron, sobre todo, a Luis Alfonso.
Cuando Luis Alfonso se recuperó de las gravísimas heridas sufridas en el accidente –que lo tuvieron caminando con muletas durante varias semanas–, se fue unos días a París para estar con su madre y con las hijas de Jean-Marie Rossi, las gemelas Mariella y Mathilda, con las que congeniaba muy bien, pese a que eran unos cuatro años mayor que él. Después, regresó a Madrid con su padre.
Carmen y Luis Alfonso, en París.
En agosto del mismo año, 1984, Carmen y Jean-Marie se fueron con sus hijos a disfrutar de unas vacaciones en Bahamas. Allí, la tragedia les volvió a golpear y Luis Alfonso, de nuevo, estaba presente. Mathilda, una de las gemelas de Rossi, cayó al agua por accidente desde la lancha en la que navegaban y la hélice de la embarcación sesgó su cuerpo hasta matarla. Mathilda tenía 13 años.
La misteriosa muerte de Alfonso de Borbón
En diez meses, Carmen y Jean-Marie había perdido un hijo cada uno. Pero la vida sigue y decidieron casarse en diciembre de 1984. Meses después nacería Cynthia, su primera y única hija en común.
Podría parecer que, tras el nacimiento de Cynthia, los infortunios habían acabado y, por fin, podían vivir una existencia feliz. Pero no. Cinco años después del funesto accidente en el que murió Fran, el duque de Cádiz falleció de manera misteriosa mientras realizaba un descenso en las pistas de esquí de Beaver Creek, en Estados Unidos. Un cable que iba de punta a punta de la pista lo degolló de manera fulminante. Tenía 52 años y dejó huérfano a Luis Alfonso, que entonces tenía 14 años.
¿Accidente u homicidio?
La muerte de Alfonso de Borbón nunca fue aclarada del todo. Inicialmente, se habló de que había sido un desgraciado accidente, aunque también se barajó la posibilidad de que hubiera sido un homicidio, teoría que sustentaba la madre de Alfonso, Enmanuela Dampierre.
Carmen quiso que Luis Alfonso se fuera a vivir con ella a París, pero el adolescente quiso quedarse en Madrid y se fue a vivir con su abuela, Carmen Franco, a la que consideraba su segunda madre.
Con la muerte de Alfonso de Borbón, su hijo Luis Alfonso heredó de su padre el título de duque de Anjou y la jefatura de los legitimistas franceses, una de las ramas que reclama para sí los derechos dinásticos al inexistente trono de Francia. Carmen Martínez-Bordiú nunca acompañó a su hijo a los actos que, en honor a Luis XX, así lo llaman los legitimistas, organizan en su honor en la capital francesa.
Luis Alfonso y Margarita Vargas se casaron en 2004.
Casado y con cuatro hijos
Tras muchos años de sufrimiento, Luis Alfonso vive feliz junto a su mujer, la venezolana Margarita Vargas, y sus cuatro hijos. Luis Alfonso y Margarita se casaron en noviembre de 2004 y son padres de Eugenia, que cumplirá 17 años este 5 de marzo, los gemelos Luis y Alfonso, de 13 años, y el pequeño Enrique, que acaba de cumplir cinco años. Han vivido en Venezuela, Miami, Nueva York y, desde 2010, residen en Madrid.
Por su parte, Cynthia Rossi Martínez-Bordiú (38 años), la única hija de Carmen y única hermana de Luis Alfonso, se casó en 2015 con el urólogo Benjamin Rouget, con quien tiene dos hijos, de siete y cinco años. La familia vive en Burdeos aunque viajan a París y a Madrid con mucha frecuencia.
Carmen, con su hija y el marido de esta
Cynthia pinta desde los ocho años
Nacida el 28 de abril de 1985, Cynthia estudió Derecho y Criminología –hubo una época en que quiso ser inspector de policía–, pero ser hija de anticuario le hizo amar el arte desde muy niña. Con ocho años ya pintaba sus propios cuadros que luego vendía a las amistades de sus padres. Cuando sus padres se separaron, Cynthia tenía 10 años, y prefirió quedarse a vivir en París con su padre. Carmen regresó a vivir a España, pero alquiló un piso cerca de donde vivía su hija y prácticamente viajaba todas las semanas para estar con ella.
La hija de Carmen ejerció la abogacía en París, pero durante muy poco tiempo porque su pasión seguía siendo la pintura, de modo que decidió dedicarse a los pinceles de manera más profesional. "Gracias a mi padre y mi madre he tenido la suerte de crecer en un ambiente artístico, acostumbrada a ver exposiciones, visitar museos con ellos... No puedo imaginar una vida sin arte", declaró a una revista. Por supuesto, su madre es su más ferviente admiradora.
Cynthia y Luis Alfonso tienen una relación muy cercana. Mientras ella vivió en París, cuando Luis Alfonso viajaba a la capital francesa se quedaba a dormir en casa de su hermana en lugar de irse a un hotel.