Antonio Ordóñez, el icono del toreo que se vio eclipsado por la fama y los escándalos de sus hijas Belén y Carmina Ordóñez

El torero de Ronda, padre de Carmen y Belén Ordóñez, y abuelo de Francisco y Cayetano Rivera, se codeó con artistas de todo el mundo. Murió de cáncer en 1998 a los 66 años

Montse Jolis

Periodista especializada en corazón y sociedad

Actualizado a 22 de enero de 2024, 13:11

Gtres
Volver

Lo que jamás pudieron hacer las astas de un morlaco, matarlo, lo hizo un cáncer hepático. La cruel enfermedad acabó con la vida de Antonio Ordóñez en 1998 cuando todavía era un hombre joven, de 66 años, que se había enfrentado a la muerte cada vez que pisaba el albero. El pasado 19 de diciembre se cumplieron veinticinco años de su fallecimiento, que dejó desoladas a sus dos hijas, Carmina y Belén, y a sus nietos Francisco, Cayetano y Julián, hijos de Carmen, y Belencita, la hija de Belén Ordóñez y la menos mediática de la familia.

Hijo de 'El Niño de la Palma' y cuñado de Luis Miguel Dominguín

Antonio Ordóñez, con su mujer, Carmen González Lucas, y sus dos hijas, Carmen y Belén.

Archivo Lecturas

Antonio Ordóñez nació en el seno de una familia muy taurina. Vino al mundo en Ronda (Málaga), hijo de Cayetano Ordóñez y Consuelo Araujo. Su padre fue un aclamado torero de la época conocido como 'El Niño de la Palma' y su madre era actriz, de modo que Antonio, el tercero de los cinco hijos que tuvo el matrimonio, creció en un ambiente taurino y artístico.

El Niño de la Palma había estrechado una gran amistad con el escritor y periodista norteamericano Ernest Hemingway, amistad que, con los años, cultivó también Antonio Ordóñez. El cineasta Orson Welles fue otro de los grandes amigos del padre de Carmina Ordónez. Las cenizas de Welles, enamorado de España y, más concretamente, de Ronda, reposan en la casa que los Ordóñez poseían en la localidad malagueña, El Recreo de San Cayetano, donde el director y protagonista de 'Ciudadano Kane' pasó largas temporadas.

El torero, en la Goyesca de Ronda.

Gtres

En un ambiente tan endogámico como el taurino, no es extraño que Antonio Ordóñez se enamorase de la hermana de su gran rival en los ruedos, Luis Miguel Dominguín. Antonio y Carmen González Lucas –apellidos reales del padre de Miguel Bosé– se casaron en 1953 y de su matrimonio nacieron dos niñas, Carmina y Belén.

Un padre autoritario y un abuelo cariñoso

Antonio Ordóñez está considerado una de las más grandes figuras del toreo del siglo XX. ¿Le hubiera gustado tener un hijo torero? Sin duda, pero fue padre de dos niñas que, eso sí, se casaron con toreros, como no podía ser de otra manera. Carmen se casó con Francisco Rivera 'Paquirri', y Belén con Juan Carlos Beca Belmonte.

Como padre, fue un hombre autoritario. Quiso que sus hijas fueran a la universidad, pero no lo logró. Tanto Carmen como Belén nacieron famosas y preferían la frívola vida de las fiestas de sociedad, lo que fue el origen de no pocos disgustos para sus padres. Tanta disciplina quiso imponer Antonio Ordóñez, que sus hijas se comprometieron siendo aún adolescentes para escapar del yugo paterno.

Carmen Ordóñez, con solo quince años, se enamoró perdidamente de uno de los toreros de moda, Paquirri, con el que se casó dos años después, cuando aún le quedaban dos meses para cumplir los 18 años. Su hermana Belén siguió sus pasos y se casó con Beca Belmonte cuando tenía 18 años.

Antonio Ordóñez, con sus nietos Francisco y Cayetano.

Gtres

Antonio Ordóñez, qué remedio, acabó aceptando las decisiones de sus hijas y, eso sí, fue un gran abuelo para sus cuatro nietos, sobre todo para los dos mayores, Fran y Cayetano. Retirado de los toros desde 1968, hizo un breve regreso en 1981. Después, Antonio Ordóñez tomó las riendas de la carrera de Fran Rivera, convirtiéndose en su apoderado. El abuelo Antonio disfrutó enseñándole a Fran el arte del toreo, consiguiendo que su nieto manejara el capote con el preciosismo que lo había hecho él mismo en su juventud.

Como todo el mundo sabe, ni a Carmen ni a Belén les fue bien en sus matrimonios y acabaron separándose de sus respectivos maridos. Carmen retomó una alocada vida de soltera y su presencia en la prensa del papel couché era habitual.

El fallecimiento de Carmen Dominguín

Un año después de su retirada definitiva de los ruedos, Antonio Ordóñez enviudó de su mujer, Carmen Dominguín. La periodista María Eugenia Yagüe la definía así: "Era de una bondad fuera de serie, generosa, alegre, educada y cortés al máximo, con mucho sentido del humor, guapísima y muy enamorada de su marido". ¿Su mayor defecto? Ella misma reconocía haber sido "muy blanda con las niñas".

La muerte de Carmen, en 1982, fue un durísimo golpe para su marido y, sobre todo, para sus dos hijas. Carmina Ordóñez siempre había dicho que empezó a tomar pastillas para dormir a raíz de la muerte de su madre. Solo tenía 27 años y ese fue el inicio de su tormentosa adicción a los medicamentos y a algunas sustancias tóxicas que, al final, acabarían costándole la vida con solo 49 años.

Antonio, con su hija Carmen y, tras ellos, su segunda esposa, Pilar Lezcano.

Gtres

Antonio hizo herederos de su fortuna a sus nietos

Tras enviudar, Antonio Ordóñez rehizo su vida al lado de Pilar Lezcano. Era tal el amor que Carmina sentía por su madre, que le costó Dios y ayuda aceptar a la nueva esposa de su padre. Con los años aprendió a tolerarla, pero su relación nunca fue cercana.

La disipada vida de Carmina, sometida a la tiranía de sus adicciones y tras haber lapidado la fortuna que heredó de su madre, fue otro de los motivos que llevó a Antonio Ordóñez a nombrar herederos a sus nietos, de modo que Carmen, a la muerte de su padre, solo cobró la legítima que por ley le correspondía.

 

Rechazar y suscribirse

Si quieres actualizar tus preferencias de consentimiento haz click en el siguiente enlace