¿Por qué hay personas que no se contagian de COVID?: un grupo de científicos descubre nuevas pistas

Un estudio liderado por investigadores de Londres ha contagiado a 16 voluntarios sanos sin antecedentes de COVID para estudiar su inmunidad y reacción al virus.

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Médico
PEXELS

Ante la reciente aparición de la variante de COVID conocida como 'Pirola' son numerosas las personas que se han contagiado de nuevo. Muchos otros, quienes siquiera habían contraído el virus, lo han hecho ahora con la nueva oleada de casos. Según el último informe del Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda Grave (siVIRA), la positividad en hospitales ha aumentado nueve puntos hasta un 33%. De hecho, los expertos señalan que 'Pirola', subvariante de Ómicron, ha provocado casi del 60% de los contagios notificados en las últimas semanas. Aun así, todavía hay personas que nunca se han contagiado de COVID en un mundo que se paralizó por completo con la llegada de esta epidemia. No conocen los síntomas del virus de primera mano ni se han expuesto a las múltiples secuelas que este provoca. Tras un exhaustivo estudio científico, un grupo de investigadores ha descubierto nuevas pistas que justifican su inmunidad.

Más pistas sobre los contagios de COVID

El COVID sigue presente en nuestras vidas. De hecho, desde hace semanas se ha registrado una ola de contagios en España que han aumentado hasta un 33%. Según el Sistema de Vigilancia de Infección Respiratoria Aguda (Sivira), la incidencia del virus en España se ha multiplicado por cuatro en apenas un mes. La preocupación por esta nueva ola de contagios ha llegado a los más vulnerables. Pacientes con enfermedades crónicas o respiratorias, las personas más mayores y aquellos que tienen otros problemas de salud están cumpliendo a rajatabla con las recomendaciones de los expertos para evitar contragirase. En el lado opuesto de la población se encuentran aquellos que, pese a no tomar ninguna medida, no se han infectado de COVID. Aunque es un fenómeno sorprendente y poco común, todavía existen personas que jamás se han contagiado. Estos individuos han vivido los últimos cuatro años, desde que estalló la pandemia de la COVID-19, con normalidad. Tampoco han sufrido los síntomas del virus ni han conocido sus secuelas, aunque, probablemente, hayan estado cerca de amigos o familiares que si se hayan contagiado.

Por ello, un grupo de investigadores del Instituto Wellcome Trust Sanger, el University College (UCL) y el Imperial College de Londres ha realizado un estudio para encontrar una respuesta que justifique científicamente este insólito hecho. Publicado en la revista 'Nature', el estudio 'Human SARS-CoV-2 challenge uncovers local and systemic response dynamics' ha tomado como muestra 16 voluntarios adultos y sanos sin antecedentes de COVID y les ha administrado el virus SARS-CoV-2 por la nariz. Después, la investigación liderada por Rik Lindeboom, Marko Nikolić y Sarah Teichmann ha estudiado las respuestas inmunes contra la infección de todos y cada uno de los pacientes contagiados. Para ello, los encargados del estudio han realizado un seguimiento sobre la sangre, el revestimiento de la nariz y la actividad de las células inmunitarias en comparación con el momento previo a contagiarse. Además, los equipos del Instituto Wellcome Sanger y de la UCL utilizaron la secuenciación unicelular para generar un conjunto de datos de más de 600.000 células individuales.

Una nueva conclusión

Según ha determinado el estudio, "siete participantes permanecieron negativos en la PCR durante el período de cuarentena, lo que indicó que estos individuos impidieron con éxito la aparición de una infección sostenida o transitoria". Es decir, sorprendentemente, estos pacientes se libraron de la enfermedad. Gracias a los datos recogidos durante la investigación de los 16 voluntarios, los científicos han descubierto respuestas inmunitarias únicas que se asocian a la resistencia contra infecciones y enfermedades virales. La reacción de los voluntarios provocó la activación de células inmunitarias especializadas de la mucosa en la sangre y una reducción de los glóbulos blancos inflamatorios que, habitualmente, destruyen los patógenos. Según el estudio publicado en 'Nature', los voluntarios que eliminaron de su cuerpo el virus no mostraron una respuesta inmune típica, sino que desarrollaron respuestas innatas mucho más sutiles que no se habían visto antes. Tampoco manifestaron los síntomas habituales que si sufre, habitualmente, el resto de los contagiados.  Según los investigadores, los altos niveles de actividad de un gen llamado HLA-DQA2 antes de la exposición ayudaron a las personas a prevenir una infección prolongada.

De estas diez personas que no desarrollaron una infección sostenida, tres mostraron una infección "transitoria" caracterizada por pruebas víricas positivas intermitentes en frotis nasales. Siete de ellos desarrollaron una infección que los investigadores denominan "abortiva", caracterizada por la ausencia de resultados positivos en las pruebas de presencia vírica. Los otros seis voluntarios que sí desarrollaron una infección firme por COVID mostraron una respuesta inmune rápida en la sangre, pero una respuesta inmune más lenta en la nariz, lo que permitió que el virus se estableciera allí. A pesar de algunas diferencias en los resultados de la infección, la investigación determinó que todos los participantes compartían similares firmas de expresión génica en cuanto a la activación temprana respuesta inmunitaria innata.

"Durante las infecciones sostenidas que conducen a COVID-19, observamos una APR nueva e inmediata en las células ciliadas en el sitio de la infección. Además, descubrimos un estado celular distinto para las células T convencionales activadas que albergan TCR específicos del SARS-CoV-2, y demostramos que esta firma se puede proyectar en datos de cohortes de pacientes para identificar respuestas de células T específicas de la enfermedad", señala el estudio. Tal y como dieron a conocer los investigadores, este estudio proporciona "una descripción completa y detallada resuelta en el tiempo del curso de la infección leve por SARS-CoV-2 o cualquier otra enfermedad infecciosa". Además, según han concluido, proporciona nuevos conocimientos "sobre las respuestas asociadas con la resistencia a una infección y enfermedad sostenidas".