La Iglesia católica afronta una nueva crisis, aunque esta vez no se trata de las excomulgadas clarisas de Belorado. No obstante, su caso es muy similar. Las carmelitas de Arlington (Estados Unidos) han roto con la Iglesia para unirse a la Fraternidad sacerdotal de San Pío X. La madre superiora y líder de las religiosas rebeldes de este condado ha reconocido su cisma y haber cometido adulterio.
Cuatro monjas estadounidenses se marchan de la Iglesia por decisión propia
Un nuevo grupo de monjas estadounidenses ha seguido los pasos de las mediáticas y polémicas clarisas de Belorado. Las burgalesas renunciaron a la Iglesia el pasado mes de mayo en un escrito oficial firmado por su abadesa. Poco después, se unían a la Pía Unión liderada por el falso obispo Pablo de Rojas, aunque no permanecieron mucho tiempo aquí. A finales de junio, las ya excomulgadas clarisas anunciaban su separación de la agrupación religiosa. Desde entonces, han caminado “solas” y “libres”. Eso sí, no parece que la mediática trama de las monjas de Belorado haya terminado ya que tienen algunas causas pendientes con el arzobispo de Burgos. De momento, se mantienen al margen los focos. Su caso ha sorprendido en la comunidad religiosa, aunque ya no es el único con las mismas características. Fue el pasado 14 de septiembre cuando las hermanas de Texas publicaban un comunicado en el que anunciaban su separación de la Iglesia para unirse a la Fraternidad sacerdotal de San Pío X. Es decir, una agrupación religiosa creada por el cismático obispo francés Marcel Lefebvre en 1970.
“Durante los últimos años, hemos experimentado mucha alegría y renovación espiritual al redescubrir las riquezas de la inmemorial tradición litúrgica de la Iglesia. En nuestro deseo de crecer en santidad y en una fidelidad cada vez más profunda a nuestro carisma de los Carmelitas Descalzos, y como un medio apropiado para servir mejor a Nuestra Santa Madre la Iglesia, en agosto, tras la decisión unánime del Capítulo del Monasterio y con el acuerdo de toda la comunidad, completamos los pasos finales necesarios para que nuestro Monasterio se asocie a la Sociedad de San Pío X, que de ahora en adelante asegurará nuestra vida sacramental y gobierno”, explican en su comunicado.
El último movimiento de las carmelitas de Arlington
Las carmelitas de Arlington han sido claras y aseguran que se marchan de la Iglesia porque comparten “una afinidad con la Sociedad de San Pío X”. Aun así, su decisión ha llegado después de las duras acusaciones que la lanzado el obispo Forth Worth, quien cargó hace más de un año contra Teresa Agnes Gerlach, la madre superiora del convento. Michael Olson señaló públicamente que la abadesa había consumado ciertas conductas sexuales que se posicionan en contra de las normas que erige la Iglesia católica. Una fuente anónima aseguró que la madre Teresa “cometió pecados contra el sexto mandamiento y violó su voto de castidad con un sacerdote”. De hecho, para demostrarlo, el prelado abrió una investigación en el seno de la Iglesia. El propio Olson se encargó personalmente de interrogar a cada una de las carmelitas para destapar el adulterio que esta había cometido. También confiscó varios dispositivos electrónicos donde encontró, presuntamente, archivos audiovisuales que corroboraban su versión. El 1 de junio de 2023, el obispo expulsaba a las carmelitas de la comunidad religiosa a la que han pertenecido toda la vida.
Aun así, no ha parecido importarles demasiado. La madre superiora ha reconocido poco después haber roto su voto de castidad. Además, Teresa junto a otra hermana interpusieron una demanda contra el obispo por abusar de su poder el 3 de mayo del año pasado. Las carmelitas de Arlington denunciaron a Oslo por expulsarlas de la orden sin tener, según ellas, autoridad para hacerlo. Poco después, esta decisión fue revolcada ya que solo el papa puede expulsarlas por un delito de adulterio, aunque ellas han decidido quedarse voluntariamente al margen de la Iglesia. Desde entonces, estas carmelitas estadounidenses también caminan “libres”. “Estamos muy contentos de poder compartir nuestra vida de oración y las riquezas de la liturgia tradicional de la Iglesia con los demás. Nuestra capilla está abierta para la oración privada y los fieles están invitados a unirse a nosotros para asistir a la Santa Misa diaria celebrada en latín, según el rito romano tradicional”, señalan en su comunicado.
Las carmelitas también han dejado claro que siguen orando por todos y están muy agradecidas “por el apoyo” que han recibido “especialmente durante los últimos 18 meses”. Por el momento no han dado más detalles sobre su nueva situación y, de hecho, han pedido a los medios de comunicación y periodistas independientes que se mantengan alejados de ellas. "Tenga en cuenta que las monjas no responderán a ninguna consulta ni concederán solicitudes de entrevistas. Se solicita amablemente a los medios de comunicación y se les instruye formalmente que no entren en los terrenos o edificios del convento ni intenten ponerse en contacto con las monjas, sino que respeten el silencio de su vida y vocación, especialmente en este momento", concluyen.