El domingo, 23 de marzo, el papa Francisco (88 años) abandonaba el Hospital Gemelli de Roma. Tal y como acostumbra, salía al balcón con su sotana blanca y el famoso solideo sobre su cabeza, saludando a los 3.000 fieles que se agolpaban alrededor de la estatua de Juan Pablo II, donde habían rezado durante 38 días.
El Santo Padre ha recibido, eso sí, un "alta protegida" y tendrá que continuar con su convalecencia en su residencia en Santa Marta, en la que seguirá recibiendo ciertos tratamientos tras superar la neumonía bilateral. Nadie ha dicho que el cuadro clínico haya dejado de ser complejo.
En su nueva vida en el Vaticano, será Massimiliano Strappetti quien lleve el bastón de mando en el terreno sanitario. Fue él quien "le salvó la vida", en palabras del propio pontífice, hace años con su operación de colon y es el que ha tomado las importantes decisiones a lo largo de estas semanas de suplicio.
La prensa italiana habla de él como "el asistente personal de salud" del Papa y el coordinador del equipo que le trató en el Policlínico, Sergio Alfieri, contaba que en un momento crítico, fue también quien apostó por "probarlo todo", pidiendo a los facultativos que no se rindieran.
Todo el Vaticano contiene la respiración: el papa Francisco vuelve a casa con cuidado
La entrevista que el coordinador del equipo médico que trató al papa Francisco concedió a 'Il Corriere della Sera' ha dado la vuelta al mundo. Sergio Alfieri hablaba, sin pelos en la lengua, sobre cómo fueron esas semanas en las que el mundo miraba con gran preocupación al Hospital Gemelli de Roma.
A punto de perder la vida en varias ocasiones, tuvieron que elegir entre "dejarlo ir o forzarlo y probar con todo", siendo la segunda vía la que ganó peso con el pontífice consciente, en todo momento, de cuál era su situación. "Durante días corrimos el riesgo de dañar los riñones y la médula ósea pero seguimos adelante, luego el organismo respondió a los tratamientos y la infección pulmonar mejoró", confesaba el jefe de Cirugía del Policlínico.
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"Fue terrible, realmente pensamos que no lo lograríamos", decía también después de recordar cómo se enfrentaron a una situación tan compleja como el cuadro clínico que ha acompañado al Santo Padre a lo largo de sus 38 días hospitalizado. Por ello, en su entorno y entre los fieles siguen conteniendo la respiración, ya que todavía hay que valorar con cautela la estabilidad del Papa.
¿Quién es su asistente médico? Massimiliano Strappetti, al frente de las decisiones
Tiene 54 años y no es un simple sanitario. Cuando Bergoglio salió al balcón de la segunda planta del Hospital Agostino Gemelli tuvo un gesto de máxima cercanía, con la intención de que el papa Francisco le confirmara que se encontraba en condiciones plenas para asumir el reto de volver a dirigirse a sus fieles después de tantas semanas hospitalizado.
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Hace años, cuando el pontífice tuvo que enfrentarse a una complicada cirugía de colon, Massimiliano Strappetti se convirtió para él en "el hombre que le salvó la vida" y es así como le presenta. Ha sido él quien ha tomado las principales decisiones durante estas semanas y el que optó por el riesgo para que nadie en el equipo médico se rindiera y salvaran al Santo Padre.
Su dilatada experiencia, al lado de Juan Pablo II, Benedicto XVI y en esta etapa junto al actual sucesor de San Pedro ha hecho que su papel se convierta en fundamental en el Vaticano. El Papa confía en él y sabe que puede delegar en Strappetti las decisiones médicas en momentos tan críticos como el que han atravesado.
Un "alta protegida" al papa Francisco en Santa Marta
El regreso a casa del papa Francisco tiene que ser tomado con mucha prudencia. No se trata de una vuelta a la normalidad, como si nada hubiera pasado. "El Santo Padre regresará a Santa Marta para un alta protegida", subrayaba Luigi Carbone, uno de los médicos que comparecía este domingo, 23 de marzo, en el Gemelli en rueda de prensa.
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Tanto Segio Alfieri como él sostenían que el pontífice "requerirá convalecencia". "Naturalmente, hemos evaluado las necesidades y, como todos los pacientes de 88 años que reciben el alta y han tenido neumonía, necesitará oxígeno mientras lo requiera, y el Departamento de Salud del Vaticano puede ofrecérselo en Santa Marta", concluían.
La nueva vida de Bergoglio en su residencia vaticana será distinta a la que llevaba hasta ahora. Aunque pueda ir incorporándose a los compromisos, su salud es lo primero y tendrá que mantener la fisioterapia respiratoria y las indicaciones de los facultativos del Policlínico delegadas en el equipo sanitario de la Santa Sede.
El "milagro" tras la noche del 28 de febrero
Hubo una tarde crucial que llevó a los médicos a plantearse dejar ir al papa Francisco. El 28 de febrero, justo dos semanas después de que ingresara en el Hospital Gemelli, tuvo que pedir ayuda al sufrir un broncoespasmo. "Por primera vez vi lágrimas en los ojos de algunas personas a su alrededor", recordaba Sergio Alfieri en su conversación con 'Il Corriere' italiano.
Fue entonces cuando quedó también constatado que el vicario de Cristo delegaba sus decisiones en Massimiliano Strappetti, su doctor de máxima confianza.
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Hubo una especie de "milagro", pero lo cierto es que volvió a recaer en una segunda crisis importante mientras tomaba el almuerzo, tal y como ha contado el jefe médico del Gemelli: "Estábamos saliendo del momento más duro, mientras el Papa Francisco comía tuvo una regurgitación y aspiró. Fue el segundo momento verdaderamente crítico porque en estos casos, si no se rescata con prontitud, existe el riesgo de muerte súbita".