Los últimos pasos del Vaticano con las monjas 'rebeldes' de Belorado y su mayor miedo con las clarisas

La Santa Sede ha dado un golpe en la mesa para controlar el escenario y acabar con el cisma en la Iglesia

Pablo Casal

Coordinador digital de Lecturas

Actualizado a 30 de mayo de 2024, 11:51

Europa Press
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Más de 15 días después de que se abriese el cisma en la Iglesia por el cabreo de las monjas de Belorado, la rebeldía de las clarisas ha llevado al Vaticano a tomar decisiones importantes de cara a terminar con este tema cuanto antes y tener controlado el escenario en el convento, donde siguen conviviendo con el exsacerdote Pablo de Rojas. 

La Santa Sede ha dado poder al arzobispo de Burgos para que tome las riendas de este asunto y controle el convento de la localidad burgalesa, además de prohibir al nuevo líder de la congregación permanecer en el monasterio y advertir nuevamente a las religiosas de las consecuencias de continuar con su actitud: podrían excomulgarlas pronto si siguen así. 

Mario Iceta, arzobispo de Burgos y Comisario Pontificio en Belorado

El 29 de mayo terminaba el mandato de la abadesa del convento de Belorado, Sor Isabel y tras 12 años ocupando ese cargo, no podía renovarlo nuevamente, así que habría que elegir a una sucesora, pero no está el horno para bollos y la Iglesia ha tomado una decisión que pueda aportar más soluciones a lo que está ocurriendo en Burgos. El arzobispo de la provincia es nombrado Comisario Pontificio y tiene ahora plenos poderes sobre el lugar en el que residen las monjas rebeldes y también Pablo de Rojas. 

El sustituto temporal de la abadesa asume las funciones delegadas por la Santa Sede y ha explicado a los medios de comunicación cómo lo han trasladado al convento: "Se remitió un burofax a Sor Isabel de la Trinidad comunicándole la finalización de su mandato y el nombramiento del Comisario Pontificio con efectos inmediatos". Además, se ha creado una comisión gestora para redirigir a las religiosas, porque en caso de romper definitivamente con las autoridades eclesiásticas y sus normas, serán excomulgadas, aunque de momento están siendo muy cautos en este sentido. 

Al que sí han dado una orden de estricto cumplimiento es al sacerdote que trató de ordenarse obispo en 2019 y al que la Santa Sede excomulgó, Pablo de Rojas, que continúa junto a su número 2, José Ceacero, en el monasterio junto a las clarisas y el sábado oficiaban juntos una misa dando la espalda, tal y como se hacía antes del Concilio II, siguiendo las líneas de ruptura a las que han hecho referencia en todo este tiempo, tal y como informaban en el 'Telediario' de 'Televisión Española', donde explican que los dos tendrán que salir del lugar, así como "cualquier otra persona vinculada a la 'Pía Unión de San Pablo Apostol', porque de lo contrario, se puede "adoptar una medida de fuerza", pero de momento en el Arzobispado prefieren ir "paso a paso". 

El temor de la Iglesia con las monjas clarisas 'rebeldes' de Belorado

En los últimos días también ha salido a la luz la investigación sobre un supuesto criadero de perros y el posible mayor miedo que la Iglesia tiene ante la posibilidad de que las monjas clarisas de Belorado empiecen a vender obras y deshacerse de patrimonio de valor, cuya propiedad ya no les pertenece, pero Iceta ha negado que tengan constancia de ello: "no me consta que haya habido ningún movimiento de este tipo". El arzobispo ha explicado también que se ha pedido "la colaboración de un despacho profesional para la administración de los monasterios y de sus bienes". 

"He de recordar que las hermanas merecen el máximo respeto y consideración y por eso, transcurrido un tiempo prudencial, de modo personal, se requerirá a cada una de ellas para que exprese su voluntad de continuar o no perteneciendo a la Iglesia Católica. Es preciso recordar que la renuncia expresa y pública de abandono las situaría por decisión libre y personal", ha querido trasladar el nuevo Comisario Pontificio a los medios en la rueda de prensa para informar de las novedades del caso de las denominadas monjas 'rebeldes' de Belorado. 

Tras escuchar esas palabras, las monjas se mantienen tranquilas, pero según esa explicación se puede extraer que la Santa Sede no necesitaría abrir juicio canónico para la excomunión de las religiosas, ya que si abandonan por su propio pie y así lo expresan voluntariamente, estarían asumiendo finalmente las consecuencias y serían, además, "expulsadas de la vida consagrada", tal y como detalla la agencia de noticias 'Efe'. Rodrigo Saiz, del departamento de Asuntos Jurídicos del Arzobispado de Burgos también ha acompañado al nuevo responsable del monasterio en esa comparecencia pública.

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