El caso Asunta, uno de los más mediáticos e insólitos de España, cumple este año su 11º aniversario. Netflix ha aprovechado para lanzar su miniserie documental sobre la investigación policial que revela el modus operandi del crimen. A pesar del tiempo transcurrido, existen numerables incógnitas que rodean el caso, como el móvil que empujó a los padres adoptivos de Asunta Basterra a acabar con la niña y por qué nunca reconocido haber cometido el crimen. Además, Alfonso Basterra, el padre adoptivo de Asunta que cumple condena en prisión, no ha tenido acceso a permisos en más de una década.
Un caso insólito lleno de incógnitas
El caso sostiene todavía algunas incógnitas para las que no se ha hallado una respuesta alguna. En primer lugar, el móvil que llevó a los padres de la niña adoptiva a cometer el asesinato. En segundo lugar, el motivo por el que los padres adoptivos de la niña nunca se declararon culpables y ninguno de los dos confesó por qué acabaron con la vida de la pequeña. Además, no solo fue eso, ya que los padres adoptivos fueron envenenando poco a poco a la niña y tenían un plan para elaborar el asesinato de manera premeditada y violenta. Tampoco han explicado nunca la razón por la que drogaron a la menor durante un tiempo como si se tratara de un experimento.
La detención de los acusados
Los agentes policiales detuvieron en primer lugar a Rosario Porto, la madre adoptiva de Asunta, durante la cremación de la pequeña. Un día después, el juez imputó también al padre de la niña, Alfonso Basterra. Ambos fueron acusados de acabar con la vida de la pequeña Asunta Basterra y sentenciados a 18 años de prisión. Tras ingresar en la cárcel, Rosario Porto se quitó la vida en su celda el 18 de noviembre de 2020. Ahora, Alfonso Basterra, padre adoptivo de Asunta, cumple once años bajo prisión. El juez lo sentenció a 18 años de cárcel por asesinar, junto a la que fue su exmujer Rosario Porto, a la pequeña de 12 años.
La condena de Alfonso Basterra
Alfonso Basterra cumple una condena de 18 años en la prisión de Teixeiro sin admitir ni mostrar arrepentimiento por el crimen de su hija, tal y como el mismo reconoció tras haber roto las relaciones con la mayoría de los miembros de su familia. Por este motivo, tampoco ha tenido acceso a permisos penitenciarios como estipula el Artículo 154 del Reglamento Penitenciario.
Alfonso Basterra solicitó en varias ocasiones el permiso penitenciario, pero fue denegado por la Junta de Tratamiento de la prisión de Teixeiro y por el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria de Galicia. Según confirmó ‘El Correo’, fue el propio Alfonso Basterra quien realizó personalmente las peticiones. Según recoge el artículo 156 del Reglamento Penitenciario, el técnico de la prisión puede emitir “un informe desfavorable, por la peculiar trayectoria delictiva, la personalidad anómala del interno o por la existencia de variables cualitativas desfavorables”.
Además de no reconocer lo hechos del crimen y de la falta de arrepentimiento, Alfonso Basterra no ha tenido un comportamiento ejemplar en prisión. De hecho, el condenado fue trasladado hace dos años a un módulo más duro cuando los funcionarios le pillaron cediendo un objeto no permitido a un peligroso recluso ruso de la cárcel. Además, antes de este suceso, Alfonso Basterra ya había pasado por el módulo de aislamiento después de enfrentarse con otros reclusos y por mantener, presuntamente, un comportamiento pernicioso con los guardas de la prisión. Debido a sus actitudes, Alfonso Basterra también ha estado sometido al protocolo antisuicidio. Al parecer, según informó ‘El Correo’. El acusado envió hace once años a su exmujer Rosario Porto una carta en la que anunciaba que tenía la intención de acabar con su propia vida cunado saliera de prisión.