La Justicia portuguesa condena a la influencer Joana Mascarenhas por un "humillante" método contra los berrinches de su hija

El Tribunal de Lisboa ha condenado a Joana Mascarenhas por un delito de violencia doméstica que ella misma ha dado a conocer en sus propias redes sociales.

Alicia Alarcón
Alicia Alarcón

Redactora digital de Lecturas

Joana Mascarenhas
@Joanamascarenhas88 I Instagram

Linfluencer portuguesa Joana Mascarenhas se ha vuelto a hacer viral tras un polémico vídeo en el que explica el método que utiliza para conseguir que su hija de solo 3 años deje de llorar. Aun así, nunca se imaginó que pudiera ser juzgada por sumergir a la menor en agua fría durante sus rabietas. Ahora, la Justicia portuguesa la ha acusado de un delito de violencia doméstica y ha condenado a la influencer por ello.

Condenada a dos años y seis meses de prisión por un delito de violencia doméstica

Joana Mascarenhas nunca se imaginó que podría ser juzgada por uno de los vídeos que publicó en redes sociales durante julio de 2023. Sin embargo, ha sido condenada por ello. La joven influencer hablaba sobre un método con el que, según ella, conseguía calmar a su hija de solo 3 años que tenía muchas rabietas. Tal y como relataba en uno de sus vídeos, esta era "la forma más eficaz". Joana decidió que sumergir a la menor en agua fría como castigo para los enfados era la mejor idea, pero no fue así. "Se sentó en el suelo a llorar y a decir que no podía caminar. Lloró y gritó. Pensé que tenía dos opciones, dejarla que se hartase y que descubriese que no conseguiría nada o, si me cansaba de escucharla, meterla en la piscina. Ella odia el agua fría. Estaba todavía con el uniforme escolar y lloró otros quince minutos. No le dije nada ni la amenacé. La cogí y la sumergí en la piscina hasta el cuello", explica la portuguesa.

La influencer no ha tenido reparo alguno en explicar este método en redes sociales, mientras que algunos usuarios hablan de tortura en Internet. "Aquello la desconcentró. Con la rabieta ella intentaba ganar, pero comprendió que tal vez perdería siempre", subrayaba la mujer. Al parecer, la menor padecía de terrores nocturnos y este era uno de los motivos por los que tenía tales rabietas. No obstante, su madre desarrolló esta táctica de la que habla en varias ocasiones para calmar a la menor. “A partir de cierto momento ella ya no tenía terrores nocturnos, ya solo se despertaba y montaba rabietas porque quería que fuésemos a estar con ella o porque decía que estaba sola. Nosotros le dejamos que si despierta de noche pueda venir a nuestra cama, pero ella adquirió el hábito de pedir que la fuéramos a buscar porque tenía miedo. Día sí, día no, nosotros sabíamos que era una táctica porque ella no tiene miedo de la oscuridad y dejamos la puerta abierta para que entre. Pensé que estaba creando una reina y que teníamos que cortar aquello de raíz”, explica en uno de sus vídeos virales

Según relata ella misma, la sumergía en agua fría con la ropa de calle, sin que la menor pudiera esperárselo. "Fue un súper remedio. Le quité la ropa mojada, la envolví en una toalla, la acosté y durmió unas tres horas. Fue maravilloso, ella se relajó y se dio cuenta de que no puede tener rabietas en la piscina o en casa porque puede perder”, alardea Joana en uno de los vídeos. Tras llevar a cabo durante varias ocasiones este método, la menor "dejó de tener berrinches, porque sabe que si hay rabieta va al agua", explica su propia madre. Poco después de que su relato se hiciera viral, la Fiscalía abría contra ella una investigación. Un año después, la misma Fiscalía ha concluido que este método de castigo es "humillante", el trato hacia la menor es "indigno" y no constituye una forma adecuada de cuidado.

Por este motivo, el Tribunal Penal de Lisboa ha condenado a la portuguesa a cumplir una pena de dos años y seis meses de prisión por un delito de violencia doméstica. Además, Joana tendrá la obligación de llevar a cabo un plan de reinserción y el pago de una indemnización de 1.000 euros. La defensa de Mascarenhas ha anunciado que va a interponer un recurso de apelación tras conocer la sentencia para el que tiene un plazo de 30 días. Además, la bogada de la influencer señaló durante el juicio que el modus operandi de su clienta fue una "decisión desafortunada". La misma letrada también ha señalado que esta actuación no debería ser considerada un delito puesto que no existen daños físicos ni psicológicos sobre la niña. Aun así, los argumentos de la abogada de Joana no han sido suficientes para detener la decisión de juez. De hecho, la Fiscalía ha concluido que la mujer debía ser sancionada, aunque se traten de actos aislados.