La felicidad, tal y como la entendemos, es un estado de satisfacción pleno, aunque para cada persona puede derivar de algún acontecimiento o suceso distinto. Lo que sí está claro es que se basa en el bienestar tanto físico como mental. Para alcanzar la felicidad plena muchos buscan cumplir objetivos o metas en su vida. Otros exploran en el amor u otro tipo de experiencias sensoriales. Aun así, en nuestro día a día influyen diversos factores externos que no están en nuestra mano, no podemos controlar y no dependen de nosotros. Para sobrellevar de la mejor forma posible este tipo de circunstancias o situaciones negativas, los expertos han llegado a una conclusión.
El secreto de la felicidad
El investigador, educador y escritor holandés Cecil Konijnendijk ha realizado un estudio llamado ‘The 3.30.300 Rule of Urban Forestry and Greener Cities’ para conseguir que nuestro estado de ánimo sea ideal. Cecil ha concluido que la regla del 3-30-300 es la puerta a la felicidad. El investigador defiende la necesidad de estar rodeados de naturaleza para ser, al menos, un poco más felices. Para ello, la regla del 3-30-300 se desarrolla en torno a espacios naturales que nos pueden ayudar también a paliar la degradación de la naturaleza:
- La primera de ellas defiende la necesidad de contemplar 3 árboles desde casa. No importa si es desde la ventana, una terraza o el jardín. Según ha determinado el investigador holandés, disfrutar cada día de al menos 3 árboles contribuye positivamente a nuestro estado de ánimo. Según señala el autor del estudio, la clave es estar en contacto con la naturaleza con cierta periodicidad regular.Tal y como defiende, esta tendencia de la norma es “infalible” en personas que pasan mucho tiempo en casa. Un ejemplo fue la llegada de la COVD-19 que provocó un inminente confinamiento. Al parecer, disfrutar de espacios verdes, aunque sea a través de una ventana ayuda emocionalmente y es mejor que contemplar edificaciones o zonas industriales, que tendrían el efecto contrario.
- La segunda parte de la regla 3-30-300 recoge que es necesario vivir en un barrio recubierto en un 30% de árboles para ser felices. Según el estudio del investigador holandés, esto influye favorablemente sobre nuestras emociones. De hecho, también influye positivamente sobre nuestra salud por el simple hecho de respirar aire menos contaminado y vivir en un clima más regulado. Además, un ambiente rodeado de naturaleza fomenta los vínculos entre vecinos según el investigador. Lo mismo ocurre a la hora de salir a correr o hacer otro tipo de deporte al aire libre. Tal y como han determinado varios expertos, disfrutar de este tipo de actividades fortalece nuestra salud física y mental. En consecuencia, aumentan los niveles de certinidad e inevitablemente nuestra felicidad.
- La tercera parte de la norma es tener un parque o un bosque a un máximo de 300 metros. El investigador ha determinado que, sin duda alguna, para alcanzar la felicidad tenemos disfrutar de un grane espacio natural a solo unos 5 o 10 minutos de casa. La razón que respalda su teoría es clara. Estos lugares verdes son necesarios para llevar a cabo una vida cotidiana saludable. Además, estos espacios son ideales para los más pequeños donde pueden desarrollar sus habilidades motoras de una forma sana al aire libre. Lo mismo ocurre para las familias numerosas o aquellas que tienen miembros de cuatro paras y que deben salir a pasear. Vivir cerca de la naturaleza es una necesidad de todos los miembros de una familia, sea cual sea su circunstancia. Llegados a este punto podemos concluir que las personas necesitan relacionarse en espacios naturales tanto como lo hacen las mascotas. Además, ahora es más necesario que nuca para desconectar de un mundo donde las tecnologías tiene un papel fundamental y están presentes día a día en nuestras vidas.
La importancia de los espacios verdes
El investigador holandés Cecil Konijnendijk destaca varias ciudades de España cuyas zonas residenciales ya disfrutan de zonas verdes en sus alrededores. Otros expertos respaldan la conclusión de Cecil y aseguran que vivir rodeado de zonas verdes cada vez es más importante. Según un estudio realizado en 2019 por el Instituto de Salud Global (ISGlobal) en colaboración con la Organización Mundial de la salud (OMS), tener un hogar cercano a zonas verdes aumenta la esperanza de vida. Tal y como señalan los investigadores, por cada aumento del 2% de la vegetación a 500 metros de la vivienda, se reduce un 4% el riesgo de morir de forma prematura. De hecho, los núcleos urbanos siguen dando especial relevancia a las zonas naturales como parques, ya que actúan como pulmones naturales. Además, el estudio liderado por la OMS ha determinado que un entorno natural fomenta y aviva la creatividad y capacidades de desarrollar ideas. Está claro que algo tan sencillo como disfrutar de la naturaleza de forma habitual puede llegar incluso a combatir síntomas de estrés o ansiedad según los expertos. Sin duda, es una medicina ideal para el día a día.