La médica especialista en psiquiatría Marian Rojas Estapé (40 años) comparte cada semana o, al menos, quincenalmente, vídeos de corta duración en los que explica aspectos relacionados con nuestra mente, así como herramientas para gestionar determinadas emociones y sensaciones y enfrentarnos con ello a los retos diarios. En el último de ellos, ha querido dar respuesta a losmensajes que ha recibido en relación al 'JOMO', unas siglas que vienen a hablar de ese estado en el que conectamos con nosotros mismos, disfrutamos de la soledad elegida y no nos dejamos llevar por el 'FOMO', el otro extremo, de hiperconectividad y necesidad por estar en múltiples planes.
En esa primera palabra del siglo XXI va implícito el temido aburrimiento, que para muchos es casi un concepto prohibido y que a menudo desterramos hasta que aparece de forma involuntaria en nuestras vidas. Pues bien, podemos estar equivocados si solo vemos esa connotación negativa, ya que tiene un impacto positivo en nuestro cerebro y, como todo, hay que observarlo con matices, haciéndonos preguntas y aprendiendo a gestionarlo, tal como siempre destaca nuestro psicólogo de cabecera Santi Santamaría.
La respuesta de Marian Rojas al 'FOMO' y al 'JOMO'
"El otro día recibí muchos mensajes sobre el tema del JOMO... Entiendo que es difícil ver el aburrimiento como algo bueno, pues siempre se ha asociado a la soledad, a la falta de actividad, a la carencia de emociones positivas... pero la realidad es que es una actividad maravillosa para nuestro cerebro", publicaba la psiquiatra como texto del 'reel' que ha compartido con sus seguidores este fin de semana, a lo que una de sus seguidora, también especialista en salud mental, reaccionaba aplaudiendo esta importante reflexión. "Pausar también es una forma de sanar y nos ayuda a recargarnos de todos los estímulos externos para volver a conectar con nosotros/as mismos/as", comentaba la psicóloga clínica Daniela Becerra tras ver el vídeo.
Marian Rojas destaca que "no nos gusta aburrirnos y matamos los momentos de pausa consumiendo contenido dopaminérgico constante", con lo que se refiere a esa conocida como "molécula de la felicidad", aunque la dopamina es un neurotransmisor que se libera cuando llevamos a cabo acciones o acudimos a situaciones que nos resultan placenteras. Debemos prestar atención, ya que "hemos acostumbrado a nuestro cerebro a recibir tal cantidad de información de forma constante: mensajes, notificaciones, alertas, vídeos, luz, sonido y movimiento; que los momentos en los que no hay nada, nuestro cerebro tiende a decir que esto no le gusta". Nos pide "alejarnos" de ese lugar de vacío, lo que nos llevaría a buscar automáticamente otros en los que podamos recibir todos esos impactos.
El impacto del aburrimiento en nuestro cerebro, según Marian Rojas
Hablando de impactos, precisamente la psiquiatra señala el que tiene en nuestro cerebro el aburrimiento: "El aburrimiento elegido de forma consciente es bueno para el cerebro". Hay una razón, qué duda cabe, ya que "no estamos diseñados para vivir en estado de alerta de forma constante, resolviendo, ejecutando". Ese modo de vida tiene que estar ahí, porque es lo que nos lleva, explica la también escritora, a "conectar y resolver", pero también tenemos que saber "frenar" y "parar", aunque cuando lo hagamos, pueda aparecer esa palabra que nos asusta tanto porque no queremos estar aburridos. "Esos instantes de "aburrimiento" se han convertido muchas veces en una tortura y tendemos a culpar al entorno de nuestro aburrimiento, como cuando un estudiante dice que las clases son aburridas o que una novela no le engancha y eso nos lleva a pensar que nuestra vida es aburrida, a veces por culpa de los demás", prosigue en esta importante reflexión, al hilo del libro 'Recupera tu mente; reconquista tu vida'.
"En esos momentos de parón entran preguntas, entra angustia", apunta Rojas Estapé, que acude a un ejemplo para explicar "lo que sucede en el cerebro cuando vivimos constantemente enganchados a la dopamina": "Si lo comparamos con una cuerda, por un lado tiran todos los contenidos dopaminérgicos, como puede ser la comida, las drogas, el alcohol, las emociones intensas, la televisión, la pantalla o TikTok y, en definitiva, ese sistema de recompensa variable y liderado por la dopamina". En el otro extremo, explica, nos vamos a la "regulación" de ese "exceso de dopamina", que lo hace "el dolor", por lo que, concluye, "llega un momento que ya no consumes buscando placer, sino esquivando dolor, como puede ser ansiedad, soledad, miedo y angustia", pero también ese "aburrimiento" del que venimos hablando y que conlleva "un malestar" porque "vivimos acostumbrados a ese FOMO ('Fear of missing out') y tenemos esa necesidad constante de saber cosas", lo que nos lleva a esa sensación de angustia cuando nos damos una pausa.
Tras la reflexión llega la recomendación y Marian lo hace con una primera aproximación ligera: "Momentos de ociosidad consciente, que durante unos minutos a lo largo del día no haces nada; nada es nada; Por supuesto, alejado de las pantallas y en los que miras por la ventana, meditas, agradeces o simplemente permites que se active la divagación mental, donde somos capaces de encontrar soluciones a temas complicados de nuestra vida", momentos a los que ella misma acude, "sobre todo después de la consulta". Nos apuntamos ese consejo para incorporarlo, tal como invita la doctora, "a nuestro día a día como una rutina de pausas sin culpa".