En septiembre y tras las vacaciones de verano todo vuelve a la rutina. Una situación que, al menos, durante los primeros días puede suponer ciertas molestias físicas. Ya sea por la falta de ganas o por el simple hecho de reanudar tareas tan cotidianas como la vuelta trabajo o las tareas del día a día, hay quienes terminan notando dolores de estómago, colon o también dolores de cabeza. ¿Casualidad o relación de cuerpo y mente?
Marian Rojas ha explicado en ‘Cadena Cope’ como durante mucho tiempo, los médicos buscaban solo la respuesta física, el tratamiento y la posible curación en el dolor del cuerpo, sin ahondar más allá que en el propio cuerpo.
Así nos puede afectar la vuelta a la rutina
"Cuando tú estudias la carrera de medicina, te pone, imagínate, migrañas, dolor de cabeza de tipo no sé qué y tal, causas. Y entonces te van poniendo desde tumores, meningitis, etcétera y abajo, esto cuando yo estudiaba la carrera, ponía otras causas, dos puntos: psicológicas, estrés", ha explicado la médica especialista en psiquiatria.
"Cuando yo empecé a hacer prácticas en el hospital, me acuerdo que tú llegabas a los pacientes y el paciente te contaba, pues me duele esto, me duele esto, otro. Y claro, te decías, y si usted está feliz, que tiene algún problema, su vida emocional. Y entonces, claro, muchas veces te dicen bueno, ¿para qué le preguntas esto? Y empecé yo a indagar sobre todo el tema de la mente y el cuerpo", ha comentado también en ‘Fin de semana’.
“Una vez la energía desciende por debajo del 20 %, el cerebro comienza a buscar atajos que faciliten la vida, muchas veces recurriendo a opciones poco saludables. Es en este momento cuando las decisiones se orientan hacia lo más fácil y placentero, como la comida ultraprocesada o el consumo de entretenimiento superficial. “Cuando la batería está en menos del 20 %, ya no se elige brócoli, se prefiere la comida procesada o una serie completamente plana”, ha sentenciado Rojas.”
La importancia del cortisol y cómo afecta en las molestias físicas
Y es que no hace muchos años una ambiciosa investigación llevada a cabo en la Universidad de Harvard aseguraba que un 80 por ciento de las citas médicas del médico de cabecera "tienen que ver con emociones, emociones reprimidas, situaciones de estrés, y me pareció que era lo suficientemente importante este estudio como para empezar a indagar qué pasaba exactamente". Momento entonces en el que comenzaron sus estudios de cortisol.
"Nosotros nos ponemos en estado de alerta ante ciertas cosas que suceden. Y ese estado de alerta se activa cuando nuestra supervivencia está en juego. Nuestra supervivencia está en juego porque aparece un león o porque aparece un ladrón o porque mi supervivencia afectiva está en juego o que de repente mi supervivencia económica está en juego, o porque de repente me echan del trabajo, mi supervivencia social...". Es "puramente emocional, es la clave: ese cortisol se activa y yo tengo miedo".
Qué pasa cuándo el cortisol está constantemente disparado
En el momento en el que el cortisol está siempre disparado, cuando “"yo estoy constantemente en estado de supervivencia por un estado de estrés mantenido, que puede ser porque estoy lidiando contra una batalla diaria de mi día a día o por algo del pasado que tengo sin resolver o por pensamientos negativos o pensamientos intrusivos que me atormentan o porque tengo miedo al futuro por alguna cosa que puede suceder... yo me intoxico de cortisol, yo me inflamo, ahí llega la inflamación por ejemplo", ha explicado también la escritora.
Ese es, precisamente, uno de los principales síntomas físicos que prueban que se está ante un problema psicológico que debe ser debidamente tratado. Ese cortisol ‘por las nubes’ está trabajando también sobre nuestro organismo y se hace notar a través de ese síntoma o de esa molestia.
La mente está conectada a un abanico muy grande de enfermedades físicas
"Estados de estrés mantenidos pueden llevar a la inflamación. Para mí esto es muy importante que nuestros oyentes lo entiendan porque muchas veces la gente viene con estas enfermedades crónicas, enfermedades autoinmunes, que pueden tener una base genética, pero se te ha activado la enfermedad y sabemos que el estrés puede ser cómo yo gestiono mi vida, mis heridas, mis traumas, mis pensamientos negativos", ha terminado la reconocida psiquiatra.
La inflamación es una consecuencia evidente, pero existen otros como las molestias, de articulaciones, de espalda o articulaciones. La amalgama es muy grande y las opciones también. A Marian Rojas, por ejemplo, "se me inflaman las encías y me sangran", ha confesado.