El Gordo 'más merecido' de España: esta es la historia de superación de uno de los premiados

Patricia Hernández cuenta en qué va a invertir los 140.000 euros que le han tocado "por compromiso". Una suerte que solo le miraba a ella, pese a que su hermana estaba a pocos metros

Enrique Espada
Enrique Espada

Periodista especializado en actualidad

Patricia Hernández celebrando El Gordo en su bar
Sandra Hernández celebrando El Gordo en su bar

El premio gordo de la lotería de Navidad ha ido a parar este año a Logroño, pero también ha caído en un club de baloncesto de Madrid. Y, gracias a estos últimos, un pequeño municipio de la provincia de Zaragoza también pudo descorchar más de una botella de champán. Es Carenas, muy próximo al turístico Monasterio de Piedra.

Porque como en la vida, con las apuestas y las loterías tampoco ‘nunca se sabe’. Por alguna razón que no ha trascendido, los responsables de dicho club deportivo optaron por adquirir en Internet 83.000 participaciones de 2 euros cada una del número ganador a la administración número 6 de Logroño, conocida como Lotería María del Carmen, de donde salió el Gordo.

¿Cómo llegó el Gordo a un pueblo de 167 habitantes?

El 72480 que, por casualidades de la vida, llegó a este pequeño municipio aragonés en el que viven menos de 200 habitantes durante todo el año. Según nos cuenta Patricia Hernández, “La madre del chico que juega en este equipo de baloncesto de Madrid es de aquí. Vienen mucho, sobre todo en verano”. Y, como no podía ser de otra manera, desde la capital madrileña llevaron a Carenas las papeletas para repartir entre amigos y familiares.

Patricia es quien quiere compartir su historia con ‘Lecturas Diario’. Porque lo suyo ha sido ‘un golpe de suerte’ en toda regla. Ella mismo nos lo cuenta: “Mi hermana y yo llevamos el único bar del pueblo. Cuando vino la madre del chaval con las papeletas yo dije que me quedaba con alguna, por compromiso principalmente, pero sin embargo mi hermana estaba en la cocina y ni se enteró”.

Recompensa a tanto esfuerzo desde que, hace dos años, su vida diese un giro radical

Así pues, 140.000 euros -que es lo que ganó por adquirir cuatro papeletas- le diferencian de su hermana por el simple hecho de estar, tan solo, unos metros más cerca de la persona que repartía, sin saberlo, el Gordo entre los vecinos del pueblo que en ese momento se encontraban dentro del ‘Bar Sala’. Como Patricia, que en ese momento estaba poniendo cañas. Como cualquier otro día a la hora del vermú".

Bar Sala en Carenas
Instagram barsalacarenas

Merecido premio para esta, conclusión a la que muchos llegaréis tras conocer su historia de superación. “Con la pandemia, como muchos, me quedé sin trabajo y no solo eso: también me separé. A l vuelta a la normalidad, mi hermana y yo nos enteramos que se jubilaba el dueño del único bar del pueblo, así que nos lanzamos a la aventura. Nos fuimos de la ciudad al pueblo”.

Su desafío: mantener la vida en un pueblo agónico

Efectivamente, ambas vivían en Zaragoza. Aunque desde pequeñas veraneaban mucho en Carenas por ser el pueblo donde nació su padre y, además, estar a solo una hora y media en coche desde la capital del Ebro, su decisión suponía un gran desafío para las dos: cambio radical de estilo de vida y, sobre todo, trabajar mucho en algo completamente nuevo para ellas. Nunca antes se habían dedicado al mundo de la hostelería.

Con mucho temor y, también, incertidumbre, casi desde el principio las cosas le han sonreído a Patricia. “Al comienzo estuve a punto de tirar la toalla”, nos dice, pero en cuestión solo de meses aquello comenzó a tener un gran éxito. Y es que además de dar servicio a los vecinos del pueblo, por Bar Salas pasan a tapear o comer muchos turistas que van o vuelven del majestuoso Monasterio de Piedra o los muchos balnearios naturales que por la zona se encuentran.

Lagos del jardín histórico del Monasterio de Piedra
Ana Láinez

Además, en lo personal, Patricia también ha rehecho su vida. Quién le iba a decir que después de estar casada durante diez años y dos hijas, con el traslado al pueblo en el que de pequeña disfrutaba mucho más que en la gran ciudad se reencontraría con un amor de adolescencia. “Cogimos las papeletas a mitad, pero hemos decidido que los 140.000 euros los vamos a invertir en comprarnos una casa a medias. Qué mejor manera de empezar a vivir juntos”.

Para terminar, la propietaria de Bar Sala nos comparte la mejor anécdota que se conoce alrededor de estas 83.000 participaciones. Una de las familias relacionadas con el equipo de baloncesto a las que le tocó vender un taco de 30 papeletas, nunca veía el momento de hacerlo porque les daba vergüenza y apuro poner en compromiso a los más allegados. Así que “se quedaron con todas, que eran 30, menos cuatro. ¡Imagínate cuantísimo dinero les ha llegado a este gente!!, concluye Patricia.