Año nuevo, vida nueva. Sobre esta tan repetida frase hecha que, de nuevo, volvemos a pronunciar hasta la saciedad de cara a este nuevo año, Arthur C. Brooks habla en su artículo publicado en ‘The Atlantic’. El célebre estudioso de la felicidad aborda este propósito universal que, en muchas ocasiones, queda solo en palabras.
El profesor de Harvard, que siempre basa sus conclusiones en avalados estudios sociales y psicológicos, hace referencia por ejemplo a un último informe del Pew Research Center. Según lo que se extrae de él, históricamente entre un tercio y la mitad de los estadounidenses -en universo nada desdeñable- optan por los siguientes propósitos de cara al próximo año: saldar deudas, comer más saludable, hacer más deporte y, como no, todo un clásico, perder unos cuantos kilos.
En junio, la gran mayoría 'perece' en el intento
Hasta aquí, ‘todo muy bonito’, pero la otra parte del estudio a la que más importancia le da el gurú de la psicología positiva, Brooks, es la siguiente; la perseverancia que los estadounidenses tienen en llevar a la práctica tales buenas intenciones. Según se desprende también de la investigación, algo más de la mitad de los estadounidenses consultados fracasan en su consecución más o menos en junio del año en cuestión.
Algo que el experto en felicidad corrobora con estadísticas todavía más contundentes. Se fija, por ejemplo, en una encuesta que ofrece conclusiones aplastantes. Brooks observa como las inscripciones en gimnasios o centros deportivos suben exponencialmente justo el día posterior a Año Nuevo. Y, como no podría sorprender a casi nadie, ya en la tercera semana de enero dichas visitas a estos ‘templos’ del deporte comienzan a disminuir de una forma significativa. Ocho meses después, la mitad de esos nuevos usuarios dejan de ir del todo.
Arthur C.Brooks descubre el origen de este fracaso tan universal
Pero, ¿por qué se da tal fracaso en masa? -algo que se puede extrapolarse seguramente a cualquier otro país del mundo-. Pues bien, según Arthur C. Brooks, “la razón por la que fracasan tan a menudo es porque los propósitos que eligen no coinciden con su verdadero objetivo de mayor felicidad”.
Basándose en otro enriquecedor estudio de John Norcross, profesor de psicología de la Universidad de Scranton, Arthur vislumbra desde qué perspectiva debemos elegir dichos propósitos para que no dejemos de perseguirlos solo varias semanas después, como 'el clásico' del gimnasio comentado.
Pon en práctica estos cuatro hábitos
Según lo que Norcross descubre en su investigación, estos serían los cuatro hábitos relacionados directamente con propósitos cumplidos exitosamente a lo largo del tiempo. Importantísimo tener muy presente el pensamiento positivo, es decir, imaginar el éxito, poner en práctica la autoliberación -reforzar la creencia de forma continuada de que uno puede cambiar- evitar las tentaciones o la vía fácil y, en último lugar, recompensarse uno mismo cada cierto tiempo. De una forma más resumida, la clave del éxito es la motivación en positivo.
Aún hay más formas de poner en concordancia los propósitos que de palabra tan fácilmente los verbalizamos pero que en la práctica tanto nos cuesta llevar a cabo de una forma habitual y regular. Arthur C. Brooks, en su ensayo publicado en ‘The Atlantic’, resalta también el trabajo del prestigioso científico conductual de Stanford BJ Foog, en su libro Tiny Habits (Pequeños hábitos).
El experto en psicología conductual expone que para elaborar nuevos hábitos “necesitamos reducir, implementar y celebrar”. Con esta premisa, traducida a un lenguaje más cotidiano, el estudioso nos quiere decir que debemos reducir los nuevos comportamientos a algo más minúsculo y fácil de manejar,” como comprometerse a comenzar haciendo dos flexiones al día si no se está en forma, pero no cien”.
Es decir, lo que Norcross propone a fin de cuentas es darle sitio a la adaptación: introducir poco a poco el nuevo propósito hasta que lo integremos en los niveles adecuados o que perseguimos. Una buena recomendación, aunque Arthur C. Brooks considera todavía más útil reflexionar directamente sobre los propósitos de cada uno antes de intentar llevarlos a cabo. Lo que él denomina como “volver a los principios básicos y preguntarse si (...) los correctos”.
¿Por qué la búsqueda de la felicidad, en todas sus formas, debe ser el propósito correcto?
Así pues, el prestigioso profesor de motivación positiva de la Universidad de Harvard explica que, si nos hacemos la pregunta que él mismo propone, observaremos que, en prácticamente todos los supuestos, lo que buscamos es la felicidad. “Nuestras resoluciones fallidas suelen ser intentos de alcanzar la felicidad de forma indirecta, como perder peso o hacer ejercicio para ser más atractivos y, esperamos, más felices”, explica en ‘The Atlantic’.
Por tanto, Brooks de nuevo nos alumbra con sus conocimientos sobre la felicidad. Según su análisis, lo que necesitamos son propósitos que nos hagan felices directamente, de forma que los beneficios superen en gran medida a los esfuerzos por conseguir tales retos. El perdón o la gratitud son dos de ellos. Comienza este 2025 por ellos. Por una vez, seguramente cumplirás aquello de ‘Año nuevo, vida nueva’.