Lyle y Erik Menéndez, los hermanos que están en la cárcel de forma indefinida por el asesinato a tiros de sus padres en Beverly Hills (Los Ángeles) en 1989, tendrán que esperar todavía un poco más para saber si un nuevo veredicto les permite casi 40 años después del cruento suceso conseguir la libertad total.
Un insignificante retraso tras tantas décadas suplicando incansablemente por una revisión de la pena. Y es que el magistrado Michael Jesic -se está encargando ahora mismo del caso que sigue estando de plena actualidad gracias a la exitosa serie de Netflix Monstruos: la historia de Lyle y Erik- ha pospuesto la audiencia programada para el 11 de diciembre en la que se iba a leer la nueva sentencia porque, según ha dicho, necesita más tiempo para estudiar las “17 cajas” de pruebas y evidencias.
Asisten a un juicio en el que son protagonistas pero en el que solo pueden escuchar
Así pues, la ansiada y esperanzadora cita para los hermanos parricidas se retrasa a 2025, concretamente entre el 30 y el 31 de enero si no hay más cambios de última hora. Así se lo han confirmado este mismo lunes a ambos durante una vista preliminar a la que han asistido por vía telefónica pero en la que solo han podido escuchar y no contestar a diversos testimonios relacionados con el asesinato de José y Kitty Menéndez.
Joan VanderMolen, hermana de la progenitora de Lyle (56) y Erik (53), sentenció en sede judicial que "ningún niño debería tener que soportar lo que han vivido Lyle y Eric. Ningún niño debería tener que vivir... sabiendo que por la noche su padre lo iba a violar. Es hora de que vuelvan a casa". Duras declaraciones que ejemplifican muy bien lo que la gran parte de los familiares de los hermanos sentenciados a cadena perpetua piden para ambos, que es por lo menos una reducción de sus condenas.
Dura división entre los propios hermanos de Kitty Menendez, su madre
Un caso que, si ya dividió a la sociedad estadounidense a finales de los ochenta con un avivado juicio paralelo entre quienes veían a Lyle y Erik como pobres víctimas y los que consideraban que simplemente acribillaron a tiros a sus padres multimillonarios por cobrar su herencia, también supone fisuras en el entorno más próximo de los célebres hermanos estadounidenses. Entre los que consideran que siguen mereciendo cárcel está Milton Andersen, otro hermano de Kitty Menéndez, de quien se conoce su radical opinión gracias a su abogada.
"Milton Andersen sigue creyendo que las acusaciones de abuso sexual fueron inventadas y falsas, y cree que el jurado emitió el veredicto correcto y que también se impuso la sentencia correcta", ha explicado Kathleen Cady en Fox News tras la audiencia previa de este 25 de noviembre.
"Está claro que los hermanos no corren ningún riesgo de cometer ningún acto violento en el futuro"
Independientemente del sentir del círculo más íntimo a Lyle y Erick o de también una buena parte de la sociedad americana que hoy por hoy creen que ambos ya han pagado más que suficiente por los actos cometidos contra sus padres a razón de supuestos abusos físicos y psicológicos por parte de José Menéndez, quien tiene que dictar la sentencia absolutoria es la justicia americana. Mark Geragos, abogado defensor de los dos es optimista al respecto, aunque asume que el proceso no va a ser tan rápido como se preveía.
"Está claro que los hermanos no corren ningún riesgo de cometer ningún acto violento en el futuro, y las víctimas están aquí expresando, en virtud de la constitución de California, que quieren que los liberen", ha explicado a la CNN tras el acto celebrado en la corte de Van Nuys, una localidad al noroeste de Los Ángeles, California.
El caso sigue fascinando en EE.UU: se han sorteado 18 plazas para asistir a la audiencia previa de este lunes
Es más, incluso el fiscal general del mismo condado de Los Ángeles que decidió a finales de octubre reabrir el caso para emitir una nueva sentencia no ha dudado en pronunciarse sobre la resolución pese a no ostentar actualmente dicho cargo. George Gascón, que así se llama, dijo hace tan solo unas semanas en un programa de televisión según ‘El País’ que “dadas todas las circunstancias”, él consideraba que “no merecen estar en prisión hasta que mueran”.
La muestra clara de que el caso de Lyle y Erik, pese a que han pasado ya 35 años desde el sangriento suceso, sigue causando fiebre en la opinión pública es que se convocó un sorteo para asistir a la vista del lunes. Solo 16 plazas con silla y otras dos para estar de pie han sido rifadas entre los muchos asistentes que han querido ver en primera persona la antesala de un giro totalmente inesperado para el suceso de la crónica negra más icónico de la historia de Estados Unidos.