Daniel Sancho fue condenado el jueves pasado a cadena perpetua en la peligrosa cárcel de Surat Thani en Tailandia por el asesinato, descuartizamiento y ocultación del cadáver de Edwin Arrieta. A las 24 horas de la sentencia el magistrado del mediático caso ordenó su traslado inmediato desde la prisión de Koh Samui en la que hasta ahora ha estado recluido de forma preventiva desde que confesó el crimen.
Daniel sollozó ante el juez cuando leyó la sentencia, pidiéndole por favor que no se produjera el cambio de centro penitenciario. Según informaciones que llegan desde el país oriental, se trataría de una de las peores cárceles a las que hoy en día puede ir cualquier preso. Pero, además, la mala suerte no acompaña al ex jugador de tenis puesto que hasta el día cinco de septiembre, por lo menos, no podría recibir ni una sola visita.
Un duro aislamiento del exterior: tampoco videollamadas
Tiene una lógica explicación. Tal y como ya le ocurrió en la cárcel de la isla tailandesa hace algo más de un año, tras el registro de entrada el joven tiene que pasar los obligatorios días de cuarentena por el covid. Práctica habitual en las cárceles de Tailandia, que oscila entre los 6 y 10 días. Por tanto, según apunta EFE, no será hasta este viernes, como muy pronto, cuando este podrá recibir a familiares o amigos ‘in situ’ o efectuar videollamadas.
El escenario mencionado es el mejor que podría sucederse para que el hijo de Rodolfo Sancho vea a sus padres o realice una videollamada a su abuela Noela -algo a lo que estaba acostumbrado en la tranquila cárcel de Samui- porque Daniel no está solo. Desde su entrada a esta cárcel, el joven chef se encuentra en una austera celda con otros presidiarios también en cuarentena. Es decir, si el jueves alguno diera positivo en covid, todos tendrían que seguir recluidos en el mismo espacio de aislamiento hasta que uno a uno den negativo.
Lo que quiso saber en cuanto llegó
Por lo que ha trascendido, este no ha sido el único de los problemas del asesino del médico colombiano a su llegada a este centro penitenciario al sur del país y a unos kilómetros del municipio Surat Thani. Y es que Sancho lo pasó mal en sus primeros minutos porque no podía comunicarse cómodamente con los funcionarios de la prisión debido a que prácticamente ninguno habla inglés.
Así se lo ha relatado un guardia de seguridad que ha preferido mantenerse en el anonimato a la agencia de noticias española, explicando además que para solucionar rápidamente el inconveniente el nieto de Sancho Gracia preguntó si “alguien hablaba inglés”. Solicitó un intérprete. Y poca información más tendremos a partir de ahora: los trabajadores de Surat Thani han recibido instrucciones estrictas de que no debe difundirse ninguna información sobre la situación de Daniel en el interior de la cárcel.
El significado de los colores de la ropa de los presos
Pero este no será seguramente el último traslado del autor confeso de la muerte del cirujano de 44 años. Según explica Javier Casado, director de la Fundación 34 -organización que ayuda a presos españoles en prisiones de otros países- "Sancho ha sido trasladado a una prisión provincial por su condena en primera instancia, si el Tribunal Supremo ratifica el fallo, irá a la prisión de Bang Kwang, en Bangkok, donde van todos los extranjeros con condenas largas", ha explicado en ‘20 minutos’.
Tanto es así que durante todo el tiempo que dure el recurso de la condena, Daniel estará únicamente en un módulo de preventivos hasta que se produzca el fallo final del Supremo. "Allí incluso se diferencia a los presos condenados en firme de los preventivos por el color de los monos", explica Casado en el diario de tirada gratuita.
Sobre el módulo de seguridad del que nadie habla
De momento, el centro penitenciario de Surat Thani será su ‘nueva casa’ los próximos meses. Desde el viernes se ha estado hablando de lo difícil que es la vida en la cárcel emplazada en el territorio continental del país, pero lo cierto es que el peligro no es tan preocupante. Según explica ‘Rtve.es’ la cárcel dispone de un módulo de alta seguridad y otro para presos de alto perfil, aunque las condiciones de salubridad y habitabilidad sí que siguen siendo alarmantes.
Son ya muchas las organizaciones a favor de los derechos humanos las que denuncian la masificación de una prisión en la que a los cautivos se les alimenta solo con arroz dos veces al día, y es que las cifras hablan solas. Según el propio Departamento de Correccionales de Tailandia, esta cárcel provincial está al límite del hacinamiento por los casi 5.000 reos que en ella cumplen condena. En celdas abiertas en las que pueden llegar a convivir estrechamente hasta 35 personas…