Llevamos varios meses poniendo la cuenta atrás, escuchando el 'tic, tac' de las agujas del reloj y poniendo sobre la mesa los papeles para iniciar el trámite de desalojo de las monjas rebeldes de Belorado, pero no ha sido hasta este lunes, 16 de septiembre, cuando se ha confirmado que hay petición formal y oficial. Desde que fueran excomulgadas el 21 de junio, se entendía que no solo perdían la condición de monjas y de clarisas al renunciar a la Iglesia Católica, sino que también perdían la titularidad de los bienes inmuebles, ya que los monasterios son propiedad de la orden a la que dejaban de pertenecer 'ipso facto'.
Esa lógica imperaba en el Arzobispado de Burgos, que pretendía una salida voluntaria y que todo se solucionara sin demasiado ruido antes de la segunda quincena de julio, pero el verano ha dado para mucha toalla y poca playa. Desde la entrada de los sedevacantistas Rodrigo Henrique Ribeiro Da Silva y Sergio Casas hasta las entrevistas que han concedido para hablar largo y tendido de la situación que atraviesan, estas semanas han estado agitadas y hemos conocido múltiples novedades con las religiosas como protagonistas. El mismo día que publicábamos la sorprendente canción que les ha compuesto un dúo de rock revelación, conocíamos a través de un comunicado urgente que la diócesis burgalesa ha tomado la decisión de presentar la demanda de desahucio para que se vayan del convento.
La decisión del Arzobispado de Burgos: se acabó la paciencia con las monjas de Belorado
Suenan campanas en La Bretonera y no precisamente de boda, porque el Arzobispado de Burgos enviaba ese lunes un comunicado en el que informaba sobre la tajante decisión que han tomado, presentar una demanda de desahucio, una vez se han agotado la paciencia y las oportunidades ofrecidas a las inquilinas del convento burgalés para dar marcha atrás o abandonar voluntariamente las dependencias monacales tras su excomunión. Mario Iceta y su equipo jurídico han enviado este documento en el que explican con claridad la tajante determinación con la que se inicia de manera formal y oficial el procedimiento judicial para el desalojo de las monjas rebeldes de Belorado: "Tras la investigación previa canónica, y tras agotar los recursos que les invitaban a reconsiderar su salida de la Iglesia católica, el pasado 22 de junio se declaró la excomunión y expulsión de la vida consagrada de las diez hermanas que se habían adherido al cisma. Como consecuencia, a partir de ese momento, dichas ex religiosas carecen de título legal para habitar los inmuebles pertenecientes a los monasterios que ocupaban".
Una vez más, el Comisario Pontificio deja claro que tanto el monasterio de la localidad burgalesa, como el de Derio y Orduña, son propiedad de la Orden de Santa Clara, de la que las excomulgadas dejaron de formar parte el 22 de junio tras el decreto diocesano. Además, aclaran que "en este tiempo de espera, se ha tenido conocimiento de la denegación de la inscripción en el oportuno registro del Ministerio del Interior de las asociaciones que las ex religiosas habían creado con las que pretendían transformar las entidades jurídicas canónicas de los monasterios en asociaciones civiles, algo que es jurídicamente inviable", lo que confirma la información que publicaba el 'Diario de Burgos' y que ellas desmentían con el rótulo de 'fake' en su perfil oficial de 'Instagram' bajo el nombre de 'Tehagoluz'.
La principal preocupación del Arzobispado y la Orden de Santa Clara con las monjas de Belorado
Desde que decidieran romper con el Vaticano el 13 de mayo, cuando todavía parecía que el conflicto respondía a unos intereses de venta inmobiliaria de conventos, la Iglesia activó el protocolo y una de las primeras decisiones fue la de nombrar al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, Comisario Pontificio para resolver el entuerto. Con él, se habilitaba una Comisión Gestora en la que también estaban representadas mandatarias de la Orden de Santa Clara, a la que las monjas de Belorado han pertenecido hasta su excomunión en el mes de junio. En la agrupación religiosa encargada de la gestión del cisma se han mostrado en todo momento preocupados por la situación de las monjas más mayores del monasterio, de edad avanzada y con ciertas necesidades de cuidados específicos que, quizás, no podían tener cubiertas dadas las circunstancias económicas de las cuentas monacales.
Es por ello que en el reciente comunicado urgente que han emitido, vuelven a poner de relieve esa fragilidad que, por otro lado, es posible que haya sido la principal razón para dilatar esta decisión por tanto tiempo: "La Comisión Gestora manifiesta su preocupación por el estado de salud y el cuidado de las cinco hermanas mayores que conforman la comunidad monástica, y está preparada para atender cuanto antes todas las necesidades que precisen, con la colaboración de la Federación de Clarisas Nuestra Señora de Aránzazu y de sus familiares". Recordemos que, además, en agosto pedían a la Diputación Provincial de Burgos ese informe de vulnerabilidad que elaboraba el Departamento de Bienestar Social e Igualdad y cuyas conclusiones llegaban en agosto a las manos de Iceta.
Las puertas de la Iglesia, siempre abiertas para las monjas rebeldes de Belorado
A pesar de la delicada situación, del exceso de ruido en los medios de comunicación y del evidente cabreo a un lado y otro del cisma, el Arzobispado de Burgos siempre ha manifestado su voluntad para acoger a las monjas de Belorado de nuevo en el seno de la Iglesia Católica si hay arrepentimiento o, en su caso, desisten en la decisión que tomaban cuando publicaban su manifiesto, no solo para las religiosas que abandonaron el monasterio, Sor María Amparo y la vicaria Sor Paz, sino para todas ellas y así lo vuelven a reflejar en el comunicado: "La Iglesia vuelve a manifestar su disposición a ayudar en el camino de retorno a la comunión eclesial, donde serían acogidas con delicadeza y misericordia, a imagen de la parábola del hijo pródigo".